En Comparación Con problemas tan serios como el crimen o el desempleo, el preocuparse por el exceso de peso parece algo insignificante, hasta que una mañana descubrimos su figura contemplándonos desde el espejo. Entonces, este problema puede convertirse en una carga que destruye nuestra alegría.
Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, hace una declaración interesante en Escritos Misceláneos. Hablando acerca de la traslación, o sea la espiritualización progresiva de la identidad y naturaleza individual, ella escribe: “Esta traslación no es obra de un momento; requiere tiempo y eternidad. Significa más que la mera desaparición ante el sentido humano; tiene que incluir también el aspecto transformado del hombre y su forma más divina, visibles para aquellos que lo contemplan en este mundo”.Esc. Mis., pág. 68. Para quien desea tener un buen estado físico, esta declaración es un rayo de verdadera esperanza. Aquí no se trata de la estructura ósea sino de la naturaleza y contenido de nuestro pensamiento. Por encima de todo, esta transformación es parte natural y fundamental del desarrollo espiritual. Este progreso espiritual pertenece al hombre en su totalidad y no simplemente a su apariencia exterior.
Hace alrededor de diez años rebajé mucho de peso por medio de la oración. Cuando la comprensión de mi unidad con Dios llenó mi pensamiento, esa comprensión, literal y muy visiblemente, me formó de nuevo. Pero hace dos años, me di cuenta de que había comenzado a comer en exceso. Pensé que sería fácil de superar, pero no fue así. La curación por la cual había estado tan agradecida parecía estar deshaciéndose junto con mi traje de lana favorito, de modo que oré sinceramente a Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!