Una Noche Cuando mi hijo tenía alrededor de dieciséis meses, noté que estaba congestionado y tenía mucha fiebre. Generalmente, primero oraba por mi hijo antes de pedir ayuda a un practicista. Pero esta vez, me sentí impulsada a pedir tratamiento metafísico de inmediato, y llamé a una practicista local, que comenzó a orar por mi hijo.
Esa noche se despertó dos veces con convulsiones. Inmediatamente lo levanté y le declaré verdades en voz alta, verdades de su unidad con Dios, y sobre el profundo amor que Dios sentía por él, asegurándole que todo estaba bien. En las dos ocasiones, se tranquilizó rápidamente y volvió a dormirse. Esto se repitió por tercera vez muy temprano en la mañana, pero en vez de ponerlo de vuelta en su cama, lo llevé al piso de abajo, y le canté himnos mientras nos hamacábamos.
Yo miraba a través de la ventana y cantaba el himno No. 207 escrito por la Sra. Eddy, del Himnario de la Ciencia Cristiana:
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