Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La navidad y el triunfo de la pureza

Del número de diciembre de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Si Nos Detenemos a pensar que la pureza del pensamiento de la virgen María permitió la concepción de Jesús, recibimos una verdadera lección de humildad. El Evangelio según Mateo nos informa que antes de casarse con José, “se halló que había concebido del Espíritu Santo”. Mateo 1:18. Su pureza, inocencia y tierna espiritualidad, hicieron que únicamente ella fuese receptiva a esta nueva revelación de la Verdad y el Amor. De acuerdo con el Evangelio según Lucas, el ángel Gabriel, el heraldo del Amor divino, le dijo a María que a través del poder del Espíritu Santo iba a tener un hijo cuyo nombre sería Jesús y sería llamado el Hijo de Dios. Véase Lucas cap.1. María reflejaba la santidad, el amor, la bondad y el entendimiento que caracterizó la naturaleza divina de Cristo Jesús. Más adelante, una de sus enseñanzas fue: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”, Mateo 5:8. y la vida de María dio testimonio de este hecho.

En Ciencia y Salud leemos: “Jesús era hijo de una virgen. Fue designado para dar expresión a la palabra de Dios y para aparecer a los mortales en una forma de humanidad que pudieran comprender así como percibir. María lo concibió espiritualmente, pues sólo la pureza podía reflejar la Verdad y el Amor, que estaban tan evidentemente encarnados en el bueno y puro Cristo Jesús”.Ciencia y Salud, pág. 332.

Después de la aparición de Gabriel, María se quedó en la casa de su prima Elisabet, quien después de muchos años de esterilidad, estaba esperando un hijo. Ese hijo sería conocido como Juan el Bautista. Durante el primer tiempo de su embarazo, María encontró en este lugar, un refugio tranquilo, compañía espiritual y un asilo seguro.

El nacimiento de Jesús, fue anunciado por una estrella en el oriente. Véase Mateo cap. 2. Su resplandor atravesó la oscuridad que cubría el cielo de la medianoche. En su poema Christ and Christmas, la Sra. Eddy escribe:

De un círculo a otro, girando veloz
— brillante, bendita, distante —
Sobre la torva noche de caos brilló
Una solitaria, gallarda estrella.

Con tierna piedad, el Espíritu envió
Un rayo leal
Que inspirará a los vivientes,
resucitará a los muertos
Y señalará el Camino —

Con la idea del Cristo, unge Dios
— de Verdad y Vida...Christ and Christmas, pág. 53.

Esta estrella resplandece aún sobre el mundo. La noche del materialismo es tan negra como lo fue siempre, pero aquellos que sienten la conmoción que provoca la pureza y la santidad o que anhelan ser liberados de la prisión que les impone el dolor y el pecado, encuentran en las páginas de Ciencia y Salud, una nueva y completa aparición del Cristo. En Christ and Christmas dice: “La Ciencia repite lo que el Amado sabía y enseño”.Ibid. A través de la Ciencia del Cristianismo renacen en nuestra vida, la vida y las obras de Jesús. Él nos habla con poder y autoridad; sus palabras y ejemplo son supremos y salvan vidas; descubrimos el universo y la ley del Amor, que él reveló.

La pureza genuina es un reproche constante a la impureza.

El nacimiento de Jesús trajo gran esperanza a los hombres de pensamiento espiritualizado y despertó un tremendo temor en los que aún amaban sus pecados. Pero pocos, aun en nuestros días, comprenden el significado de la respuesta que Pedro dio a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.8 Jesús reveló el Principio divino que sanó al enfermo y continúa haciéndolo. Los que siguen adorando la personalidad de Jesús y anhelan su regreso, encuentran que su progreso espiritual está limitado. Pero en cuanto vislumbran algo de la verdadera naturaleza del Cristo, se sienten conmovidos con la misma intensidad que sintió María Magdalena, en el instante en que reconoció a Jesús, en el jardín, después de la resurrección. Mateo 16:16. La verdadera intensidad y fuerza del Amor divino, pueden ser comprendidos. El poder de la pureza y de la inocencia es revelado. Pero tanto hoy como entonces, esto perturba a los que tienen pensamientos carnales.

La pureza genuina es un reproche constante a la impureza. El egoísmo, la obstinación, la deshonestidad, la codicia, la lujuria, son anulados por la presencia y actividad de la pureza. De acuerdo con el Evangelio según Mateo, Herodes ordenó dar muerte a todos los niños de Belén menores de dos años, en un vano intento de matar a Jesús antes de que Jesús pudiese despojarlo de su corona. El sentido carnal de Herodes y su política, en busca de su propia conveniencia, no podía ni siquiera concebir un reino de desinterés, que gobernara en el corazón de la gente. Por lo tanto, arremetió ciegamente contra la inocencia, dando muerte a los niños de Belén. Pero José obedeció a “un ángel del Señor” quien le advirtió que llevara a Jesús y a María a Egipto, fuera del alcance del odio de Herodes.

Dios es un Dios individual, supremo “y ninguno más hay”.

En razón de que la pureza no comparte la naturaleza animal del mal, el pensador perverso considera que la pureza es débil y vulnerable. El instinto animal toma por asalto lo que aparenta ser indefenso. Los Herodes de hoy, en sus ansias de poder, aún continúan matando a miles de niños en las guerras o los dejan perecer de hambre cuando lo podrían evitar. Otros venden cocaína a mujeres embarazadas o les venden alcohol a quienes en estado de embriaguez golpean o descuidan a sus hijos. Otros, hipnotizados por la lujuria, abusan físicamente de los niños. La Biblia se refiere a la “maldad de los inicuos” y nosotros en la actualidad, leemos y escuchamos demasiados ejemplos gráficos de estos hechos. Y cuando nos detenemos a pensar, nos damos cuenta de que conocemos personalmente algunos de esos ejemplos. El mal continúa dando golpes a la inocencia y haciendo víctimas a los jóvenes. No puede causar sorpresa que un escritor bíblico exclame en Salmos: “Fenezca ahora la maldad de los inicuos”. Véase Juan 20:16.

Debiéramos confiar en que la Ciencia Cristiana es la fuerza mejor dotada para acabar con todo esto. Los evangelios contienen vívidos relatos de las curaciones de niños que llevó a cabo Jesús. Un rasgo importante del cristianismo primitivo, que lo distingue de la cultura romana, es el cuidado y dedicación que se prestaba a los niños. Los primitivos cristianos eran totalmente contrarios a los abortos, a los infanticidios y al abuso sexual de menores. Tal como Pablo lo menciona en una de sus cartas a los cristianos de Corinto, algunos de ellos estaban atrapados por los pecados que allí eran tan comunes, pero Cristo los liberó de los pecados que los esclavizaban, los lavó y redimió. Salmo 7:9. Para muchos griegos y romanos, la atracción que ejercía sobre ellos el cristianismo, era su monoteísmo y su moral tan firme, libre de ritualismos. La carta de Pablo revela el poder del Cristo para destruir el impulso de pecar, y de este modo poner nuevamente de manifiesto la pureza y bondad inherentes al hombre.

Muchas religiones enseñan que una fuerza tanto buena como mala ha delineado el mundo y que la humanidad vive en medio de una especie de equilibrio inestable entre ambas. Dan por sentado que el mal es una realidad, una causa, un lugar dentro de la creación. Partiendo desde este punto de vista, parecería que la inmoralidad y la violencia son inevitables y que, para decirlo de alguna manera, son parte de la realidad. El cristianismo científico trae curación y regeneración, porque la pureza de su monoteísmo hace que sea imposible semejante dualismo. Dios es un Dios individual, supremo “y ninguno más hay”. Véase 1 Cor. 6:9–11. No hay otro dios ni otra causa ni otro poder. El Principio creativo es absoluto, omnipotente y es el bien siempre presente.

Cuando fue tentado por Satanás, Jesús rechazó cada tentación del diablo con decisión. Isa. 45:5. Se negó a reconocer que el mal pudiera tener ningún poder; se negó a compartir el gobierno con el mal; se negó a reconocer que el mal pudiera desempeñar algún papel en la creación de Dios. Con esta misma fidelidad incondicional para con Dios, Jesús sanó a los enfermos, a los pecadores y a los moribundos. Puesto que el mal no tiene ningún punto de contacto con Dios, no puede aparecer en el reflejo de Dios, o sea, el hombre. Jesús reveló un mundo donde Dios gobierna en forma suprema y demostró que ésa era la única realidad. Si vamos a revertir las tendencias inmorales de nuestra época, debemos comprender y adherirnos a este punto de partida científico: un Dios infinito que es el bien; un Cristo siempre activo y el hombre a semejanza de Dios.

La base de todo progreso y curación espiritual, es la pureza, y la unicidad de Dios y el hombre es la esencia de la pureza. La Sra. Eddy delineó con estas palabras, la sustancia de la vida cristiana: “Vivir de tal manera que la consciencia humana se mantenga en constante relación con lo divino, lo espiritual y lo eterno, es individualizar el poder infinito; y esto es Ciencia Cristiana”. Véase Mateo 4:1–11. Cristo Jesús y sus discípulos y la Iglesia Cristiana primitiva, demostraron que es posible “individualizar el poder infinito”. Hoy en día, los Científicos Cristianos continúan transitando por este camino y esforzándose por mostrar que esa pureza espiritual, o sea el estar conscientes de la unidad del hombre con Dios y vivir esa unidad, sana al enfermo y destruye el pecado y la muerte.

Cuanto más conscientes estemos de Dios, menos conscientes estaremos de los impulsos de la bajeza. Cuanto más completa sea nuestra percepción de que el hombre es la amada idea de Dios, tanto más desaparecerá el sentido mortal de vida e historia. La mente mortal divide a la población en víctimas y victimarios. La Ciencia divina revela al hombre — la verdadera identidad de cada uno de nosotros — sumergido en amor y radiante en santidad. Esta visión espiritual separa la cizaña del trigo, lo irreal de lo real. El pecado y sus supuestos efectos, desaparecen a la luz de la Verdad.

Para mucha gente, las fiestas navideñas ayudan a revivir recuerdos. Si nos esforzamos por recordar nuestra “constante relación con lo divino”, nuestros recuerdos serán sagrados y nuestra práctica de la curación cristiana recibirá un nuevo impulso. El Cristo será más real y amado para nosotros. Descubriremos más que nunca que poseemos la pureza de pensamiento y carácter otorgada por Dios que permite percibir la aparición más plena del Cristo. Los recuerdos negativos desaparecerán con la convicción de las palabras expresadas por Jesús: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.The First Church of Christ, Scientist and Miscellany, pág. 160. Para nosotros, la Navidad conmemorará la actividad del Cristo en el mundo actual.

Las fiestas navideñas no conmemoran a Herodes ni la vulnerabilidad de la humanidad al pecado. La Navidad celebra el Cristo, el amor eterno de Dios y la destrucción de la enfermedad y el pecado por medio de la Verdad. Señala la resurrección, momento en que la impotencia del mal y la supremacía de la Verdad, fueron demostradas en forma inequívoca. Jesús proclamó: “Yo soy la resurrección y la vida”. Mateo 7:23. Esto fue lo que los ángeles anticiparon en su mensaje a los pastores que cuidaban sus rebaños en la primer Navidad: “Os ha nacido hoy,...un Salvador, que es Cristo el Señor”. Juan 11:25. Los ángeles de Dios repiten hoy este mensaje al mundo y todos aquellos que lo escuchan y responden, descubrirán que el Cristo actúa en sus vidas con más poder sanador que nunca. Los puros de corazón se regocijarán al percibir estos puntos de vista más claros acerca de Dios.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / diciembre de 1997

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.