Casi al final de este trecho que caminamos en el 97 hay un gran portón que pasaremos para seguir adelante. Para abrirlo necesitamos la llave de la Navidad. Y su significado, que obra en lo más profundo de nuestro corazón, contiene esta llave: que el Cristo ha venido para renovar nuestra vida y entendimiento.
Para muchos ya no quedan dudas del efecto renovador del Cristo. Como verá en este número, el Cristo le mostró a alguien que se sanó de una infección en las manos cuánto amor Dios tiene por ella. A otra persona, con gran temor por el parto inminente de su hijo, el Cristo le mostró que Dios es una Madre que le abraza constantemente. Y a alguien que se dañó la espalda, y los discos de la columna vertebral le quedaron comprimidos, el Cristo le mostró que existe en realidad una sola Mente, o Dios, y esta verdad espiritual lo sanó.
Un artículo que tenemos gran gusto de presentarle y que no podría ser más apropiado para esta época es “El significado de la Navidad”, escrito por Mary Baker Eddy a comienzos de siglo y donde nos muestra la realidad subyacente de este acontecimiento, que brilla para el bien de todos pues viene de Dios.
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