¿Qué Significa Trabajar para la iglesia? Esta pregunta nunca me había preocupado, hasta hace unos años cuando, por primera vez, comencé a aprender lo que significa ser miembro de la iglesia. La actividad de la iglesia implica tratar de resolver las verdades espirituales de una forma que elimina nuestro desconocimiento de la Verdad, nos ayuda a entender mejor a Dios, y revela nuestra relación con los miembros de la iglesia, como hermanos y hermanas.
El crecimiento espiritual que alcanzamos cuando servimos devotamente a la iglesia nos da la habilidad para enfrentar mejor los desafíos y las limitaciones. Podríamos decir que Dios nos apoya por medio de nuestra afiliación a la iglesia. Este entendimiento del potencial que tiene la iglesia es muy reconfortante.
Yo había sido miembro de La Iglesia Madre y de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, por unos veinte años. Pero francamente, mi actividad en la iglesia era poco más que superficial. Entonces me hice miembro de una iglesia cercana a mi casa y muy pronto fui nombrada secretaria de esta filial. Yo estaba muy contenta de servir como nuevo miembro y como secretaria, pero nunca imaginé que el hecho de servir en la iglesia cambiaría tanto mi vida.
En aquel tiempo, mantenía una relación con un hombre que yo pensaba sería mi compañero para toda la vida. No estábamos legalmente casados, pero nos considerábamos casados de acuerdo con la ley común. La razón para este arreglo era mi resistencia al matrimonio legal. No estaba completamente segura porqué me resistía, pero así era.
Pienso que yo no había estado lista para el matrimonio porque esperaba que un hombre me trajera felicidad.
Un amigo, que también concurría a mi nueva iglesia filial, me hizo notar que esta situación no estaba de acuerdo con los Estatutos del Manual de La Iglesia Madre. Específicamente, Mary Baker Eddy escribe: “Nadie que pretenda haber adoptado espiritualmente un hijo o hija, esposo o esposa, podrá ser miembro de esta Iglesia. Debe haber adopción legal y matrimonio legal que puedan ser confirmados de acuerdo con las leyes de nuestro país”.Manual, Art. VIII, Sec. 20. Ella también escribe: “Si un Científico Cristiano contrae matrimonio, la ceremonia la ha de desempeñar un ministro legalmente autorizado”.Manual, Art. IX, Sec. 1.
Obviamente, yo no estaba siguiendo estas recomendaciones y me resistía a seguir el consejo de mi amigo. Comenté el asunto con el Primer Lector de nuestra iglesia y acordé pedirle a una practicista de la Ciencia Cristiana ayuda en relación con la situación. Al principio hasta me resistí a esta idea, pero el amor y la rectitud expresados por el Primer Lector me alentó.
A medida que la practicista oraba y compartía ideas conmigo, comencé a percibir la importancia de apegarme a los preceptos del Manual. Ella me ayudó a entender que fueron escritos por amor a mí y para la protección de cada miembro de la iglesia. No me di cuenta inmediatamente cómo estas Reglas estaban protegiéndome específicamente, pero de algún modo sentí que así era. Con el tiempo, a medida que obedecí el Manual con más sinceridad, vi sus disposiciones como la ley espiritual de la bondad de Dios que se manifiesta humanamente. Pronto fue obvio para mí que la persona con quien estaba viviendo no apoyaría totalmente mi desarrollo espiritual como Científica Cristiana. Comencé a ver que la protección que me brindaban esas disposiciones del Manual me permitían hacer frente a mi antigua resistencia al matrimonio y a darme cuenta de que yo no estaba lista para el matrimonio. Como resultado, recurrí a Dios para alcanzar una comprensión más profunda de mi relación con Él.
Pienso que yo no había estado lista para el matrimonio porque esperaba que un hombre me trajera felicidad. El motivo era incorrecto. Es por eso que no sentía verdadera alegría cuando pensaba en la idea de un matrimonio legal. Al recurrir a Dios, pedí ver el motivo correcto para el matrimonio. Pronto comprendí que el matrimonio, en su más alto sentido, mejora continuamente la manera como vemos nuestra relación con Dios. Cuando sentimos un amor genuino y espiritual por nuestro cónyuge, reflejamos el amor de Dios por el hombre.
Confiar en una alegría que proviene de una fuente material y personal, sólo puede darnos una satisfacción temporal; pero cuando vemos a Dios como quien realmente otorga el bien, tenemos satisfacción eterna. Vemos que el bien que parece venir de nuestro cónyuge, viene del hombre como reflejo de Dios.
Además, comencé a ver que tener principios al obedecer las Reglas imparciales del Manual, era un requisito para servir a la Iglesia de todo corazón y con honestidad, según la definición espiritual de iglesia que da la Sra. Eddy: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él”.Ciencia y Salud, pág. 583. Después de haberme dado cuenta de esto y de haber dado pasos para demostrarlo, comencé a presenciar en mi propia vida los resultados prometidos que la Sra. Eddy dice que se producen al obedecer los Estatutos del Manual: una mayor espiritualidad y una capacidad vigorizada “para sanar al enfermo, consolar a los que lloran, y despertar al pecador”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 230.
Mi vida tuvo una transformación notable. En menos de cinco semanas terminé la relación con este hombre, y comencé una vida nueva, segura, consciente de que estaba en los brazos de Dios. Estaba aprendiendo a confiar en Dios a cada momento, sin preguntarme ni preocuparme por el mañana o el día siguiente. Encontré un nuevo lugar donde vivir en menos de veinticuatro horas después de esta decisión, y pude quedarme con miembros de la iglesia hasta que mi nueva casa estuvo lista.
Al poner mi confianza en la ley espiritual, yo estaba confiando en el orden perfecto del Principio, de Dios, que nunca se equivoca, y que está en control del hombre y del universo. La devoción a la ley espiritual es ceder constantemente a Su gobierno. Se demuestra en nuestra vida por medio de la actividad correcta, actividad emprendida con el propósito de servir a Dios.
Puedo ver ahora que yo estaba buscando mi necesidad innata de desarrollar la actividad “correcta” cuando acepté el trabajo de secretaria de la iglesia. Y mis queridos compañeros de la iglesia habían visto mi necesidad de ser obediente al Principio antes de haberla visto yo, y me habían amado incondicionalmente sin condenación ni juicio. No puedo imaginarme dónde estaría yo ahora si ellos me hubiesen juzgado y condenado debido a mis acciones. El amor de Dios, expresado a través de ellos, me sostuvo pacientemente en Su abrazo, esperando mi comprensión de la Verdad... y mi curación.
Cuando miro atrás, al par de años desde que me afilié a esta iglesia, me doy cuenta de cuánto ha cambiado mi vida, con novedades y alegrías. Una alegría que se siente real; la verdadera alegría que se siente al seguir la voluntad de Dios.
Esta novedad es claramente el resultado de la actividad de la Iglesia en relación con su misión humana. La definición de Iglesia en Ciencia y Salud continúa: “La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y eleva a la raza humana, despierta al entendimiento dormido de las creencias materiales para que comprenda las ideas espirituales y demuestre la Ciencia divina, y así echa fuera a los demonios, o el error, y sana a los enfermos”.Ciencia y Salud, pág. 583.
A veces la gente se pregunta: ¿Por qué participar en el trabajo de la iglesia? Para mí, la respuesta es clara. ¿Cómo podría yo no querer trabajar para la iglesia? ¿Cómo podría yo no desear la ascensión diaria que se produce constantemente al abrazar la esencia verdadera de la Iglesia?
El llanto Dios hará cesar;
habrá gozo en la mañana.
Las penas con la luz se irán;
habrá gozo en la mañana.
Si la noche trae pesar,
habrá gozo en la mañana.
Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 425
