Un Día Mi Esposo llegó a casa y dijo: "Me parece que encontré una religión en la que se efectúan curaciones como las que vos querés". Le pregunté: "¿Y. ahora qué?" Me contestó: "Hay un grupo que se reúne los domingos".
En aquel tiempo mi marido y yo estábamos pensando en separarnos.
El domingo siguiente decidí ir a visitar a este grupo de Científicos Cristianos y me quedé durante todo el servicio religioso. Cuando terminó, me enteré de que hacía un año que estaban orando para que alguien que supiera algo de música pudiera venir al grupo a tocar los himnos. Sentí que éste era el lugar preparado para mí debido a que había sentido el deseo de tocar música para glorificar a Dios.
Continué yendo, porque sentí que ése era el lugar que yo anhelaba. Había querido encontrar la forma de sanar la enfermedad y el sufrimiento humano, sin que esto involucrara tocar a los pacientes. Esto se debía a que había estudiado medicina años atrás, y luego del primer año le pedí a Dios una respuesta acerca de si yo debía seguir o no con mis estudios. Empecé a tener la certeza de que la solución de los problemas de la enfermedad y del sufrimiento no estaba en la medicina, y dejé la escuela de medicina. Esto me impulsó a continuar con la investigación espiritual que satisfaría mis deseos. Una voz interior me estaba diciendo: "¡Si sólo pudiera dar consuelo al enfermo y aliviar su sufrimiento!"
En aquel tiempo mi marido y yo estábamos pensando en separarnos. Sentí una gran confusión y decidí pedir ayuda a una practicista de la Ciencia Cristiana. Al poco tiempo tuve un ataque de neuralgia, que fue sumamente doloroso. Tuve que decidir si me atendía con la medicina o aplicaba mi nuevo sistema de curación. Decidí confiar en la Ciencia Cristiana y empezar a orar. La Sra. Eddy dice: "Bien comprendido, en lugar de poseer un cuerpo material y sensible, el hombre tiene un cuerpo insensible; y Dios, el Alma del hombre y de toda la existencia, siendo perpetuo en Su propia individualidad, armonía e inmortalidad, imparte y perpetúa esas cualidades en el hombre — por medio de la Mente, no de la materia" (Ciencia y Salud, pág. 280). Esta cita me aclaró la diferencia entre la consciencia espiritual que emana de Dios, y la creencia de que pueda haber sensación en la materia. Esto fue como una luz que alboreaba, y en ese momento el dolor empezó a disminuir hasta que desapareció. Fue una gran alegría tener la oportunidad de sanar de acuerdo con los anhelos que había tenido en mi época de estudiante de medicina.
Estoy muy agradecida por muchas otras curaciones que han ocurrido en formas maravillosas. Estoy agradecida por el amor de Dios que se reflejó en nuestro matrimonio, el cual se ha fortalecido.
Río Negro, Argentina
