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Confluencia

Del número de junio de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Entrevista hecha , Redactor Jefe de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, al de la Congregación Beth Yeshurun, de

Enrique: Al prepararme para esta entrevista conseguí un compendio del Talmud y una cosa saltó primero a la vista cuando lo abrí; fue en el capítulo de los "Proverbios y Dichos de los Rabinos". Allí leí que la Biblia nos fue dada para establecer la paz. ¿Qué puedes comentar sobre esto?

Rabino Yattah: Es un pasaje muy famoso y es importante meditar sobre el significado profundo de esta frase. Sabemos que la Tora, e incluso cualquier texto religioso, puede ser utilizado en formas tortuosas, por así decirlo, que llevan precisamente al destino opuesto de lo que el texto originalmente tiene como su propia intención. Entonces, ésta es una afirmación de los rabinos del peligro de llevar a la Tora a interpretaciones diferentes de la de sus fines originales. Es un llamado de atención para estar siempre en guardia, seguros de que estamos interpretando correctamente la Tora. Y, ¿cómo podemos estar seguros de que la estamos interpretando correctamente? Si nuestras acciones, motivadas por la Tora, llevan a la paz. Si vemos que llevan al conflicto, a la guerra, a la tensión, allí te das cuenta de que no la estás interpretando correctamente. Me acuerdo que el Rabino Maimónides dijo una vez que es incluso posible matar y tratar de justificar o racionalizar esta acción a través de principios religiosos basados en el texto sagrado.

Enrique: Cuando comenzamos nuestras charlas previas me contaste que teníamos que tener en cuenta la perspectiva del Talmud al leer el Antiguo Testamento.. .

Rabino Yattah: Exacto, porque el judaísmo no es tanto la religión del Antiguo Testamento como la religión del Talmud. El Antiguo Testamento es la base fundamental del judaísmo y del cristianismo. Pero la diferencia entre ambos no es que el judaísmo es la religión del Antiguo Testamento y el cristianismo la del Nuevo Testamento. La diferencia es que, mientras que el cristianismo interpreta al Antiguo Testamento desde la perspectiva del Nuevo Testamento — a través de la lente del Nuevo Testamento — el judaísmo interpreta al Antiguo Testamento a través de la lente del Talmud.

Enrique: El Talmud es contemporáneo al Nuevo Testamento, ¿no?

Rabino Yattah: Exacto, y el género literario del Talmud es radicalmente diferente al del Nuevo Testamento. Además, el Nuevo Testamento es muy corto y el Talmud es larguísimo; una versión moderna típica del Talmud tiene 20 volúmenes que son muy altos, grandes y gruesos, y con letras bien pequeñas.

Enrique: Hablemos un poco de la historia bíblica. Me habías hablado de que el contexto histórico es importante, pero que los mensajes religiosos son independientes del contexto histórico.. .

Rabino Yattah: Eso es fundamental también. Cuando uno va a estudiar la Biblia, uno no lo hace para descubrir cuáles fueron los hechos que ocurrieron en el pasado. Esto pertenece a la academia histórica. Aunque la historia es parte fundamental de la religión bíblica monoteísta judía y cristiana, en realidad la historia no es lo más fundamental; los valores y la percepción de los hechos es lo que hace a la fe religiosa. O sea que mi fe está basada en cómo yo leo los hechos desde una perspectiva teológica específica, y no en los hechos que yo afirmo que ocurrieron o no ocurrieron en el pasado. La Biblia no es un documento científico-histórico, es un documento religioso.

Enrique: Entonces esto nos dice mucho acerca de cómo debemos preparar nuestro corazón para poder sacar más provecho de las enseñanzas bíblicas, porque todas estas enseñanzas han sido escritas por gente inspirada, ¿no es cierto?

Rabino Yattah: Así es, o sea el objetivo nuestro es ponernos en un estado espiritual específico que nos va a permitir comprender el mensaje bíblico.

Enrique: Es decir que tenemos que tener un cierto nivel de inspiración para poder leer algo que ha sido escrito con inspiración.

Rabino Yattah: Por supuesto. También, el propósito de la lectura bíblica es al mismo tiempo tratar de evocar ese espíritu. Si nosotros nos ponemos en contacto, a través de la lectura del texto bíblico, con lo que escribieron nuestros antepasados cuando estaban inspirados, eso nos ayuda a tratar de evocar ese estado espiritual en el cual ellos pudieron percibir las cosas que percibieron en su época.

Enrique: Me gustaría repasar ahora algunos de estos proverbios de los rabinos. Hay uno que dice que "la hospitalidad es una virtud tan grande como la de estudiar la ley". ¿Qué nos puedes decir sobre esto? La hospitalidad aquí no se refiere solamente a un hecho social, ¿no?

Rabino Yattah: Claro. Cuando uno habla de hospitalidad en el sentido religioso no está realmente hablando de ser un buen anfitrión: invitar a los amigos y saber poner la mesa, que estén todos los cuchillos y los tenedores y los vasitos impecables, y que cuando abras la puerta digas las cosas correctas. La hospitalidad en un sentido religioso indica la apertura de la casa de uno, o vida de uno, para que entre la persona que es extraña a nosotros, la persona que no conocemos. Porque es muy fácil que yo invite a un amigo a mi casa y que lo haga sentir bien: ya nos sentíamos bien anteriormente. Lo que la hospitalidad implica es una apertura espiritual del corazón del ser humano hacia otro ser humano por el mero hecho de que la otra persona es un ser humano. Y hay un elemento de riesgo y también de precaución que uno tiene que tener al tratar con una persona que uno no conoce, pero también hay un elemento de fe.

Enrique: También hablaste de ver la imagen de Dios en el otro.

Rabino Yattah: Claro, aunque a veces es difícil, porque si bien todos estamos creados a imagen y semejanza de Dios, no todos vivimos en consonancia con esa verdad. Y entonces uno es llamado, no a la falta de precaución o a la inocencia que no tiene sabiduría, sino que uno es llamado a darle una oportunidad al ser humano, una oportunidad para que sea bueno, y a no sospechar de entrada que, porque es un ser humano, sus propósitos son negativos.

Enrique: A no prejuzgar.

Rabino Yattah: A no prejuzgar y darle esa primera oportunidad, e incluso darle una segunda también. Hay gente que me dice que le da una oportunidad a la persona, pero que si viola esa confianza primaria que ellos tienen, ya nunca más van a recobrar la confianza en esa persona. Bueno, tenemos que tener un poco de compasión y así, de alguna manera, estás estimulando a que la otra persona también te responda de esa manera.

Enrique: Hay otro dicho del Talmud que habla de la actitud del individuo. Dice: "Es mejor sobrellevar una falsa acusación en silencio que al hablar exponer al culpable a la vergüenza pública". ¿Qué te parece?

Rabino Yattah: En el Talmud y en la literatura rabínica, humillar a otra persona en público es una transgresión cardinal. Incluso los rabinos dicen que es como matar a la persona. No humillar a otra persona es un principio fundamental, aunque la otra persona sea responsable de algún hecho no correcto. Y además, tolerar en silencio la acusación de otra persona es un síntoma de un desarrollo espiritual muy grande y muy profundo. Es decir, que a uno no lo sacan de quicio las palabras de otro ser humano, porque uno está fuerte en su propia convicción de quién es y de cómo Dios lo ve a uno, por así decirlo. Uno puede comprender que la persona se humilla a sí misma cuando lo trata de humillar a uno.

Enrique: Y ésta es una última pregunta sobre los dichos del Talmud. Y a mi entender esto nos dice mucho acerca de los estereotipos que a veces creamos de los demás, sean individuos, sean grupos de personas, razas, etc. Dice: "Entiende al hombre por sus propias obras y palabras, la impresión de los demás conduce al juicio erróneo.. . "

Rabino Yattah: Fundamental. Sabemos qué susceptible es la gente a las opiniones de los demás. Incluso, medimos a los demás por lo que los otros dicen y por su imagen social, ¿no es cierto? Si a la persona le va bien en la sociedad y tiene mucho dinero y es respetada por la sociedad, ya de por sí la tratamos como alguien grande. Lo más importante es la impresión que esa persona nos da.

Enrique: También dice mucho de la forma en que somos criados. De acuerdo con el grupo que nos rodea, aprendemos o se nos impone una visión determinada de otros grupos. Y después, cuando crecemos y experimentamos por nosotros mismos el trato con gente de otros grupos, que quizás desde niños se nos ha dicho que tienen tal o cual forma de ser, nos damos cuenta de que no es tan así la cosa.. .

Rabino Yattah: No se puede juzgar a una persona por el grupo étnico o racial, o la religión a la que pertenece, a menos que uno tenga una diferencia ideológica profunda con alguien, como sería el caso de gente que se asocia abiertamente para promover odio hacia ciertos grupos raciales o religiosos. En ese caso sí se puede deducir algo de la persona por el grupo a que pertenece. Pero cuando estamos hablando por ejemplo de religiones, no ocurre lo mismo, y tampoco ocurre lo mismo cuando es una cuestión de grupos étnicos. Los grupos étnicos, raciales y religiosos no determinan el carácter de una persona.

Enrique: Pero aun así, habrás notado que el comportamiento del individuo cuando está en grupo es diferente de cuando está solo. Muchas veces cambia totalmente. Y uno se da cuenta de que muchas de las convicciones que aparentemente tiene una persona dentro del entorno del grupo, en la atmósfera del grupo, no son tan profundas.

Rabino Yattah: El individuo puede trascender a su propio grupo, y puede ir más allá a veces de las percepciones sociales. Esa es la grandeza y la dignidad del ser humano como individuo, que la sociedad no puede atrapar nuestro espíritu. Y podemos elevarnos a veces, en determinados aspectos, más allá del espíritu de la sociedad. Esa es la grandeza de los profetas antiguos; los profetas veían más lejos de lo que la sociedad podía ver.

Enrique: Cuando hablamos previamente mencionaste tres pilares de la religión judía: el estudio de la ley, la adoración a Dios, y la práctica de las buenas obras. Y dijiste que uno debe estudiar la Tora, o sea, lo que se conoce también como los primeros libros de la Biblia, por amor al estudio, sin ningún motivo ulterior. Esto dice mucho acerca de cuáles deben ser nuestros móviles, ¿no?

Rabino Yattah: Claro. Éste es un principio fundamental en el judaísmo. Maimónides, en el siglo XII, dice que cuando una persona es un niño, es muy normal que para estudiar tenga que tener un incentivo. No ve el valor del estudio por el estudio mismo, por la sabiduría misma, por el conocimiento mismo. Lo único que le importa es si le vas a dar un chocolate o un caramelo. Cuando el chico crece las golosinas ya no le satisfacen tanto, quiere algo más para estudiar. Quiere, por ejemplo, que le compres un par de zapatos, o ropa, o un juego mucho más "piola" [de onda]. Y cuando llega a ser un adolescente lo estimulás con otro tipo de cosas de un nivel más alto. Cuando una persona, por ejemplo, llega a la edad adulta, también necesita incentivos para estudiar; por ejemplo, un mejor trabajo, un mejor sueldo, o incluso, si llega a un nivel más alto, no le interesa tanto el dinero pero sí le interesa el honor y la posición que vaya a tener en la sociedad. Todas estas cosas son motivos ulteriores para el estudio. Maimónides dice que la persona que es realmente sabia se da cuenta de que el valor del estudio no está en todos los beneficios que le trae a la persona, sino que está en el simple valor y placer de conocer la verdad porque es la verdad. Ahora, ése es un principio fundamental, pero notá que te dije que hay tres pilares: el estudio, la adoración a Dios, y la práctica de buenas acciones. El objetivo del mandamiento de estudiar es también conocer la voluntad de Dios: explorar para ver qué es lo que Dios quiere de mí y cuál es mi obligación ética como ser humano. Eso nos lleva a los otros dos pilares del judaísmo, ya que a través del estudio me doy cuenta de cómo funciona la ética y cuáles son mis responsabilidades como ser humano. Una persona que no estudia, que no ahonda en el espíritu, no conoce las sutilezas de las obligaciones que tenemos a nivel ético y por ende va a transgredir la ley y los principios éticos sin inclusive darse cuenta de que los está transgrediendo. A medida que uno va creciendo, va aprendiendo y se va dando cuenta donde uno falló en el pasado y qué cosas uno hizo mal.

Enrique: Cuando hablas de la de la adoración a Dios, ¿esto es en el aspecto íntimo primordialmente?

Rabino Yattah: La adoración a Dios está íntimamente relacionada con la ética. Ésta es la gran contribución de los antiguos profetas de la Biblia, quienes dijeron que uno no puede adorar a Dios auténtica y honestamente si sus acciones no reflejan también una creencia en un Dios que lo observa y conoce a uno. O sea, uno tiene que practicar el bien para tener el privilegio de poder entrar al santuario de Dios para adorarlo. Si una persona no practica en la vida concreta los principios éticos, eso refleja una falta de creencia en Dios y, por ende, una hipocresía al entrar en la casa de Dios.

Enrique: Pero primordialmente se está engañando a sí misma.

Rabino Yattah: Por supuesto. No se puede engañar a Dios. Eso es fundamental en el monoteísmo. Nos podemos engañar a nosotros mismos,— eso es una cosa que la sabemos todos — tal vez podemos engañar a otros, pero sí es imposible engañar a Dios.

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