Hace Casi Cincuenta Años, cuando era estudiante de medicina, el Dr. William Reed tuvo la primera percepción de lo que se transformaría en el trabajo de su vida. En el laboratorio de anatomía humana, al estudiar el cuerpo humano, el joven episcopal comenzó a reflexionar acerca de las palabras del Salmista: "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?" (Salmo 8:4). ¿Era el hombre acaso tan solo una especie de máquina formada por mente y cuerpo? Más tarde, cuando ya era cirujano, el Dr. Reed se convenció de que la enfermedad era a menudo el resultado de ciertos factores que estaban en el pensamiento del paciente, y que esos casos se consideraban medicamente "incurables" porque el aspecto espiritual del paciente no se estaba teniendo en cuenta. Él comenzó a orar con sus pacientes, y a ver resultados.
En 1962, fundó la Christian Medical Foundation (Fundación Cristiana de Medicina) en Tampa, Florida, E.U.A. (con una filial en Canadá), cuyo propósito, dice el Dr. Reed, es: "informar a la profesión médica acerca de la verdad acerca del campo inexplorado de la curación espiritual". Hoy en día hay cerca de cinco mil médicos asociados a la Fundación — así como otros cinco mil enfermeros, miembros del clero y laicos, que están interesados en establecer la oración cristiana como parte integral de la atención médica.
Aunque continúa trabajando como cirujano, el trabajo que ha realizado el Dr. Reed a lo largo de las décadas, incluye formar parte activa de grupos de curación cristiana, dar conferencias alrededor del mundo sobre la importancia de la oración en la medicina, y la publicación de varios libros (entre ellos, Surgery of the Soul: Healing the Whole Person — Spirit, Mind and Body). Surgery of the Soul (Tampa, FL: Christian Medical Foundation International, Inc., 1995). Él también es poeta y músico.
En la siguiente entrevista con el Sentinel, el Dr. Reed explica algunos de los aspectos que él considera vitales respecto de la salud. Los puntos de vista personales, teológicos y médicos expresados en esta entrevista son los del Dr. Reed. No obstante, los puntos de coincidencia con un número creciente de pensadores espirituales, demuestra la universalidad de la Verdad que, casi a fines del siglo, está empujando hacia diversos rincones del pensamiento, uniendo gradualmente a aquellos que están buscando una dimensión de curación más profunda. El Heraldo considera que ésta es una tendencia importante que merece darse a conocer.
Dr. Reed, ¿podría explicar usted la nueva escuela de pensamiento médico que ha originado llamada "Medicina Para la persona en su totalidad o terapia-psico-somática"? Y ¿qué lo guió hacia este tipo de tratamiento?
La medicina tradicional trata al hombre tan solo como mente y cuerpo (psicosomático). La medicina logo-psicosomática trata al hombre como espíritu, mente y cuerpo. La palabra Logos significa Palabra de Dios o Espíritu Santo.
Nuestro concepto es que en la medicina, la cirugía y la psiquiatría, necesitamos considerar el aspecto espiritual del ser humano. Yo no veo lo espiritual como algo que simplemente se origina en el cerebro. Yo lo veo como una nueva vida que se manifiesta cuando todo el individuo se orienta hacia Dios, hacia el Cristo.
Hace muchos años que soy médico, de modo que veo que hay una bondad inherente en la gente, pero me doy cuenta de que la mayoría tiene una naturaleza espiritual bastante diluida. Como lo veo yo, lo que realmente necesitan es ir a Jesús, ir hacia el Espíritu Santo para poder ser transformados. El paciente medio tiene potencial espiritual, pero nunca lo ha transformado en un aspecto fundamental de su vida. Por lo tanto, está sujeto a todas las cosas emocionales y traumáticas que la acompañan. Y no tiene la fortaleza ni el poder que emana de la espiritualidad, para superar los ataques que parecen ocurrir. La persona que está divorciada, por ejemplo, que pierde a su hijo, o que tiene un accidente, si el médico trata de resolver estos problemas tan solo a nivel de la mente y el cuerpo, se ignoran tremendos aspectos de la curación.
A mí me encanta practicar la medicina y la cirugía, pero considero que ha sido triste el hecho de que no hayamos puesto al Señor más a disposición del enfermo y del moribundo. Hemos tendido a considerar que el médico y el enfermero ven todo tendido el punto de vista psicosomático, y pienso que esto ha creado una profesión más dura en lugar de una compasiva y empática.
Cuando practico la cirugía no descuido la parte espiritual de mi paciente. Usted no puede anestesiar al espíritu. El aspecto espiritual del paciente está siempre despierto, y sabe lo que está sucediendo. Por lo tanto, yo comienzo mis operaciones orando. No tenemos mucha música estridente ni historias o charlas cómicas acerca de los juegos de pelota en la sala de operaciones. Tenemos reverencia. La sala de operaciones, en nuestro pensamiento, es un lugar tan sagrado como una capilla.
Como cristianos, la cosa más grandiosa que podemos hacer es orar y pedir que el poder milagroso de Jesús produzca la curación. Por ejemplo, una paciente mía de Orlando, tenía cáncer de ovario recurrente. Oré por ella hace más de veinte años, y Dios la sanó. Ella sigue muy bien de salud. El Señor lo derritió. Yo no sé a donde fue. Ni me importa. Desapareció.
Usted ha reflexionado mucho a lo largo de los años acerca de la relación de la mente con la curación. ¿Qué ha encontrado?
Este es el pensamiento que tengo presente en mi mente. Romanos 8:6 dice que la mente carnal — que es el psicosoma, la naturaleza del hombre sin el Espíritu Santo — está muerta, pero la mente espiritual es vida y paz. De modo que, en esencia, tenemos que liberarnos de la mente carnal y desarrollar la mente espiritual. La mente sin el espíritu es una posesión peligrosa. Vemos esto con los recientes asesinatos de niños en Escocia; ésa fue la acción final de la mente carnal. La respuesta no es aprobar en el congreso un montón de leyes en contra de las armas; es permitir que nuestra sociedad se vuelva espiritual.
¿Por qué dice usted que el Cristo es esencial para la curación espiritual?
Jesús dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). El Cristo es el medio por el cual llegamos a comprender que somos más que simplemente un cuerpo. Somos el espíritu eterno.
Existe una comprensión superior que se manifiesta en el ser humano cuando el Cristo entra en nuestra vida, y vamos desde el potencial espiritual a la verdadera espiritualidad, o como yo lo digo, de la e minúscula a la E mayúscula. En 1 Juan leemos: "Y aún no se ha manisfestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (3:2).
Cristo Jesús se identificaba a sí mismo. Él dijo que existía "antes que el mundo fuese" (Juan 17:5). El capítulo 1 de Juan dice: "Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros" y "Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo" (versículos 14 y 9). Por lo tanto, yo veo que Jesús es el camino para llegar a Dios, el Padre, y el camino para alcanzar espiritualidad. Él es la catálisis divina, el Verbo viviente, que llega a mi corazón y a mi mente y unge mi espíritu para que sea como él. Nuestro potencial es ser como Jesús, que su naturaleza sea nuestra naturaleza. Esto no me va a transformar en algo menos que una persona, sino que va a magnificar cada aspecto bueno de mi ser. Puede permitirme ser un poeta o un músico, y tener pensamientos más elevados.
Permítame darle un ejemplo. Fui a visitar a una amiga a su casa no mucho antes de que muriera de cáncer. Pienso que su madre y otros que estaban allí presentes, no estaban muy contentos de que yo fuera porque no querían que le dijera nada religioso. Me senté al borde de la cama. Comprendí que Dios la podía sanar. A mí no me importa todo lo que dicen los pronósticos. Creo que Lucas 1:37 está en lo cierto cuando dice: "Porque nada hay imposible para Dios". Le dije: "¿Dónde está tu violín?" Ella dijo: "No lo he tocado en mucho tiempo". Ella estaba muy agitada; había tenido muy poca paz. Le pedí a la enfermera que fuera a buscar el violín, lo afiné y toqué "Amazing Grace" para ella. Y luego lo canté para ella. Luego sentí un enorme cariño por ella y la abracé. Le dije: "¿Por qué no le pides al Cristo que llegue a tu vida ahora mismo?" Y ella oró. Y yo vi que un gran manto de paz, como una gran ola del amor de Dios, la rodeaba. Más tarde, la saqué la saqué al aire fresco y al sol. Era la primera vez que se había traído lo espiritual allí.
Verá usted, éste era el ministerio directo que ella necesitaba, pero había todas esas obstrucciones. La gente que la rodeaba no quería que se le diera ninguna esperanza. En tales ocasiones hay mucho pesimismo que proviene de los médicos, los enfermeros, la familia y los amigos. Posteriormente, cuando ella se sintió nuevamente muy agitada, la llevaron al hospital donde simplemente le dieron muchos medicamentos para dejarla inconsciente.
Yo creo que la cura absoluta del SIDA, el herpes, el cáncer y otras enfermedades, se encuentra en el desarrollo de la espiritualidad y la esperanza del Cristo en la vida de la gente.
¿Cómo considera usted la causa de la enfermedad?
No voy a ser tan sólo teórico al respecto. Voy a regresar a algo que aprendí de mi padre cuando yo era niño. Durante la Primera Guerra Mundial, él ayudó a un grupo de médicos en el área de patología trabajando con soldados que habían muerto de gripe. Se dio cuenta de que aquellos que tenían miedo de enfermarse de gripe y morir, por lo general eso era lo que les ocurría. Él me dijo: “Yo sabía que Dios cuidaría de mí, por lo tanto, no tenía miedo”.
Dios es Amor y el perfecto amor echa fuera el temor (véase 1 Juan 4:18). De modo que cuanto más tengamos de Dios dentro nuestro, menos temor tendremos y menos enfermedad. Siempre pensaba en eso cuando trabajaba en el hospital de una universidad en 1941, tratando de terminar mis estudios. Yo trabajaba en el ala de tuberculosis, y se me ocurrió que esto podría ser peligroso. Entonces apliqué lo que mi padre me había enseñado, de permitir que el Señor nos cuide y que Él nos protegerá. Y Él lo hará. El temor a estar expuesto no me molestaba, tampoco me molestó años después cuando fui cirujano residente.
A demás del temor, ¿qué otra cosa encontró usted que está detrás de la enfermedad?
Considero que nos volvemos susceptibles a la infección y al trauma basados en nuestro sistema de creencia. Si usted siente odio o resentimiento hacia alguien, puede tomar todas las medicinas que quiere pero no va a impedirle tener algún tipo de estrés como resultado de ese sentimiento. Mientras que cuando uno tiene la paz de Dios en el corazón, ocurre lo contrario. Si usted confía en Dios, parece ser que los organismos no lo afectan de una manera negativa.
¿Para qué operar un cáncer si está todo extendido? Tenemos como meta los resultados finales y nunca llegamos a los factores causativos. Yo le digo a la gente que tiene depresión: “Vaya y ponga todo su enojo en el altar de Dios y déjelo allí, y váyase renovado en Jesús, y después de un año de haberlo hecho, el enojo disminuirá y su depresión desaparecerá".
Podríamos escribir las cosas que estamos viviendo y ponerle un signo + o un signo — al lado. Si uno permite que todos esos negativos lo moleste y no está sucediendo nada del lado anabólico, uno va a desarrollar una enfermedad. La susceptibilidad es más que una cuestión de no tomar vitaminas. Depende de la disposición de su ser. El optimismo es una cosa maravillosa. La alegría y el amor, este tipo de cosas [son necesarias]. El estar enamorado todos los días de su vida es maravillosamente anabólico.
¿Usted sabe que hay gente que cuando se entera de que creo en la oración me preguntan si soy Científico Cristiano? Y eso sería bastante imposible porque soy médico. Pero cuando leo ciertos artículos sobre la Ciencia Cristiana, siento que esas ideas son correctas y que es algo que debemos investigar. Yo diría que los escritos de Mary Baker Eddy están dentro del área de lo positivo, de lo que eleva. Son útiles. Y del mismo modo que hago con cualquier libro de texto que leo, saco lo que yo considero que es útil para mí.
En sus escritos, usted habla bastante acerca de la transformación espiritual que sana la enfermedad. De sus observaciones, ¿cómo se produce esa renovación?
Usted no puede pensar cómo entrar en el reino de Dios. No creo que la espiritualidad pueda ser el producto de la mente no ungida. Tenemos que pedir que la espiritualidad venga a nuestra vida, tenemos que pedirle al Cristo que venga a nuestro corazón. Pablo dice: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (Rom. 12:2). Eso significa ser transformado por la completa renovación de su naturaleza mental. A veces es un largo proceso de nacimiento. Estamos dejando el mundo y toda su sensualidad y violencia, y entrando en el reino de Dios. Encontramos que está aquí mismo, está dentro de nosotros.
La diferencia entre el hombre y las formas más bajas de vida es que somos creados a imagen de Dios, y el hombre es espíritu así como mente y cuerpo. Las Escrituras dicen: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24).
Yo no creo que uno llega a Dios cantando en alabanza alguna cosa monosilábica. Eso es estrictamente a nivel mental. Y aquellas cosas que hacemos que son estrictamente a nivel mental sin la protección del Espíritu Santo, pueden permitir la entrada de fuerzas potencialmente oscuras, llámelas como las llame. La Biblia las llama "espíritus malignos". La confusión se puede producir a través de la autohipnosis, que para mí es una especie de extirpación mental, como la anestesia. Extirpar significa destruir o cancelar. Verá usted, si yo voy a meditar, voy a meditar sobre algo centrado en Cristo, como "Dios es Espíritu". ¿Qué significa eso? Y puede que me siente y escriba lo que me venga al pensamiento. Dios quiere comunicarse con nosotros.
La segunda parte de esta entrevista aparecerá en el Heraldo del próximo mes. El Dr. Reed compartirá con nosotros varias curaciones espirituales, hablará acerca de diversas organizaciones que están envueltas en la curación cristiana, y nos dirá qué piensa acerca de la dirección que está tomando este movimiento.
