¿Has pensado alguna vez que una acción tuya puede cambiar, para mejor, la vida de una persona y traerle bendiciones infinitas?
Hace Algunos Años, no me imaginaba que el amor al prójimo se pudiera expresar compartiendo un libro. No hablo de cualquier libro, sino de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Cuando tenía doce años, un maestro de la Escuela Dominical me regaló este libro y una Biblia. Recuerdo que lo leía todas las noches y no quería dejar de hacerlo. Descubrir y entender la Biblia a través de la lectura de Ciencia y Salud, me trajo paz y sanó a un miembro de mi familia, cuyo diagnóstico médico decía que era improbable que se restableciera. Hoy, ya han pasado veinte años, al ver cómo esa persona sanó totalmente en poquísimos meses, no dejo de estar inmensamente agradecida por haber adquirido esos libros.
El Heraldo de junio de 1996 publicó la "Misión y Propósito de La Iglesia Madre". Entre los "objetivos prioritarios" del momento, el primero fue "tener Ciencia y Salud más al alcance de la mano". Desde entonces, pienso constantemente en cómo cada uno de nosotros puede contribuir al logro de ese objetivo. Creo que debido a que mi aprecio por el libro ha aumentado, han surgido oportunidades para que yo naturalmente regale este libro o preste los míos. Una de mis amigas, que estaba pasando por una situación muy difícil en su trabajo, cayó en una profunda depresión. Consultó a un psicoanalista que le dijo que serían necesarios varios meses de tratamiento para que se recuperara. No dudé en darle el libro y decirle que innumerables veces yo misma había recibido aliento y esperanza al leerlo. Pocas semanas después, vino a conversar conmigo y me contó con mucha alegría: "Esos sentimientos depresivos han desaparecido". Con una linda sonrisa, me dijo que la lectura le mostraba una luz, le daba un aspecto positivo a la vida.
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