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La provisión no es una cuestión de suerte

Del número de junio de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace Unas Semanas recibí por correo una notificación en la cual se me informaba que era finalista de una lotería nacional. Aunque no juego a la lotería, sin pensarlo empecé a ver los papeles, sintiéndome algo tonta mientras pegaba las estampillas para el Jaguar que podía ganar como premio adicional. Yo ni siquiera quiero un Jaguar. ¿Pero por qué me sentía tonta?

Empecé a aplicar un razonamiento espiritual a esta pregunta. Yo sabía que Dios, la bondad infinita, es la fuente de todo lo que necesito, y que el hombre es en realidad la expresión de Su bondad. Y puesto que esta bondad, es enteramente espiritual, está disponible por toda la eternidad. No está sujeta a los vaivenes de la economía, ni a la suerte ni a las probabilidades estadísticas. Es el amor sin límites que tiene Dios por mí y por todos.

¿Qué ocurriría si yo pensara que esa provisión amorosa es una cuestión de suerte? ¿Qué pasa si llego a la conclusión de que no tengo suerte y de que esta lotería que recibí por correo podría cambiar mi suerte? Dios aún me está brindando Sus bendiciones espirituales. Aun ante Sus ojos me hallo perfectamente cuidada. Pero, ¿qué hago yo al recibir esas bendiciones? Estoy desconfiando de ellas, confiando en la lotería — en una improbabilidad matemática — para cambiar mi vida, en vez de abrir las puertas de mi vida a Dios "que todo renovó".Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 218.

Tenemos el derecho divino de experimentar todo lo bueno que Dios nos da. Este bien viene a nosotros en forma de ideas espirituales que nos bendicen a nosotros y a los demás.

A través de la oración humilde escuchamos los pensamientos de Dios. Estos pensamientos traspasan la confusión y responden a nuestros más profundos anhelos de percibir la Verdad. Al confiar en ellos, y actuar de acuerdo con ellos, encontramos que los senderos se abren. Las cosas empiezan a cambiar. Un cambio verdadero, de adentro hacia afuera. Recibimos el cuidado adecuado, somos guiados correctamente, y hasta corregidos por ellos.

Los senderos se abren.. .

Cuando el deseo de tener riquezas materiales cambia a la admisión consciente de la bondad y el poder de Dios, dejamos de darle importancia a las cosas que realmente no nos sostienen. Hacemos mejor uso de las cosas que tenemos. Actuamos de una manera que ayuda y sana a los que nos rodean. Y la situación humana mejora de manera natural y sorprendente. Como una flor se abre, sin ayuda de la lotería, así nuestra vida se torna hacia el sol central de nuestro ser.

La descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, demostró esto en su propia experiencia, y nosotros podemos hacerlo también. Ella nos advierte y alienta al escribir: "No podemos edificar con seguridad sobre cimientos falsos. La Verdad hace una nueva criatura en quien las cosas viejas pasan y 'todas son hechas nuevas'. Las pasiones, el egoísmo, los falsos apetitos, el odio, el temor, toda sensualidad, se someten a la espiritualidad, y la superabundancia del ser está del lado de Dios, el bien".Ciencia y Salud, pág. 201.

Superabundancia. No la lotería, nada que ver con la suerte. Sino que procede directamente del entendimiento que tenemos de Dios y de la provisión que brinda eternamente a Sus amados hijos; y esto está a nuestro alcance ahora mismo.

Con respecto a la notificación de la lotería nacional: las estampillas y todo lo demás fueron a parar al tacho de basura.

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