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La oración que ayuda a aligerar nuestras cargas

Del número de julio de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El júbilo acompaña por lo general a la curación que se alcanza por medios espirituales, por medio de una comprensión más elevada de la Deidad y de Su amor que todo to rodea. que en , se desempeña como maestro de ballet y coreógrafo, fue invitado a participar en uno de los programas radiales de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Ésta es una transcripción resumida de la charla que grabó con él.

Enrique: Néstor, tú has estudiado la Ciencia Cristiana prácticamente toda tu vida. ¿Por qué no compartes con nosotros alguna experiencia en la que hayas recurrido a Dios para sanarte?

Néstor: Con muchísimo gusto. Te puedo contar qué es la oración para mí, y cómo me ha ayudado a dejar atrás y superar las cargas que uno a veces parece tener en la vida.

Primeramente, me he dado cuenta de que en realidad todos podemos orar, que no es prerrogativa de algunas personas especializadas. No me refiero a una oración en la que repetimos frases trilladas u oraciones aprendidas de memoria, y que uno piensa que al decirlas continuamente tienen más efecto y pueden llegar a Dios. Yo no oro pensando que tengo que subir hasta donde Dios está, moviéndome lentamente de la materia hasta llegar a Él, sino por el contrario, comienzo con Dios, y con todos Sus atributos, como la Sra. Eddy escribe en su libro Ciencia y Salud: "Las tres grandes verdades del Espíritu: la omnipotencia, la omnipresencia y la omnisciencia — el Espíritu poseyendo todo el poder, llenando todo el espacio, constituyendo toda la Ciencia — contradicen por siempre la creencia de que la materia pueda ser real. Esas verdades eternas revelan la existencia primordial como la realidad radiante de la creación de Dios, en la cual todo lo que Él ha hecho es declarado bueno por Su sabiduría". Ciencia y Salud, pág. 109-110.

Me esfuerzo comprender la naturaleza perfecta de Dios, quien ha creado perfectos a Su reflejo, el hombre y el universo. De esa manera se va manifestando Dios en mi pensamiento. Es así también como uno comprende que no depende de factores o leyes materiales puesto que las leyes de Dios nos gobiernan, nos rigen. De este modo, me pongo conscientemente bajo el dominio, o acción, de las leyes espirituales, y no de las leyes materiales.

Enrique: Por lo tanto, no es cuestión de ocuparse un momento ahora, otro momento después. Esto es algo que forma parte de nuestra consciencia y se vuelve parte de nuestra vida, ¿no es así?

Néstor: Es un estudio y un trabajo diario. Por eso se llama Ciencia, porque tenemos que estudiarla y trabajar continuamente para comprender mejor a Dios y nuestra relación con El, para que estas ideas formen parte de nuestra manera de pensar y así estar espiritualmente entrenados. Yo, primeramente como bailarín y ahora como maestro de ballet, me he entrenado siempre regularmente para poder llevar a cabo el trabajo que requiere mi profesión. Del mismo modo es necesario entrenarse espiritualmente.

Enrique: ¡Qué importante es esto! Y este concepto incluye la disciplina, ¿no es así? Lo mismo ocurre con la Ciencia Cristiana; en este estudio hay que tener disciplina.

Néstor: Exactamente, es un estudio cotidiano que hacen los que estudian la Ciencia Cristiana al leer la Biblia, junto con Ciencia y Salud que nos enseña a entender mejor la Biblia, y también a razonar para conocer mejor a Dios. Es un trabajo diario de elevación espiritual que solo nos puede traer bendiciones.

Enrique: Así es, bendiciones que se manifiestan como curaciones, bienestar, provisión. ¿Hay alguna curación que te venga al pensamiento, que quisieras compartir con nosotros?

Néstor: Hay una curación que ocurrió hace unos años, y que tuvo un gran impacto espiritual en mí por lo rápida que fue. Yo tenía una irritación en la ingle de tal grado que era casi como un eczema crónico. En mi trabajo como maestro de ballet, con las ropas tan estrechas que utilizamos, era evidentemente una molestia enorme. Yo oraba con mucha constancia para tratar de comprender que Dios no ha creado la enfermedad, y que por lo tanto no es parte de la realidad. Pasaba el tiempo y no lograba que el problema desapareciera, pero a pesar de todo, un día con mi señora decidimos hacer un viaje a una región subtropical donde hacía un calor enorme. En el momento que llegamos había tormenta, y temperaturas que llegaban a los 40 grados. Todo eso hacía que la irritación se sintiera mucho más. Pero, como hablábamos recién acerca del entrenamiento, todas las mañanas estudiábamos la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y orábamos para estar preparados para hacer frente por medios espirituales a toda eventualidad.

Una mañana, cuando estábamos a punto de salir, mi señora me pidió que esperara un momentito porque necesitaba encontrar en las valijas unos papeles para llevar con nosotros. En ese momento, la irritación empeoró de una manera muy difícil de soportar. Pero esa misma mañana, yo había leído en la Lección Bíblica una cita de Hechos de los Apóstoles, donde Pablo dice a los atenienses hablando de Dios: "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos".2 Y en ese momento fue como una luz que se abrió en mi pensamiento, me di cuenta de que yo vivo en Dios, que me muevo en Dios, que soy en Dios y que tengo mi ser en Dios, y no en un cuerpo material. Que yo estaba completamente rodeado de Dios, y que no había lugar donde esa irritación pudiera estar. Y me di cuenta de que esa irritación era simplemente una sugestión extraña a mí, que me trataba de hipnotizar y convencer de que era verdad, y al darme cuenta de eso la irritación desapareció completa e instantáneamente. Yo sentí una alegría interior tan grande que cuando salimos ni siquiera pude contarle a mi señora lo que había ocurrido. Tal era el agradecimiento por esa curación tan rápida, que era como caminar en las nubes. Más tarde por supuesto se lo conté, y ambos estuvimos profundamente agradecidos.

Enrique: Y no te volvió a molestar más.

Néstor: Nunca más, desapareció por completo, a pesar de que continuó el mismo clima de mucho calor.

Enrique: ¡Qué hermosa curación! ¡Qué prueba tan palpable de que Dios está de nuestro lado y está dispuesto a apoyarnos para que dejemos atrás toda carga, todo temor, todo problema que quizás nos ha venido aquejando desde hace tiempo, y sigamos mirando hacia adelante, sigamos progresando y creciendo espiritualmente, ¿no es cierto?

Néstor: Exactamente, para mí fue una demostración de lo que Jesús dijo a sus discípulos: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Hechos 17:28. Cuando percibí la Verdad, o Dios, me libré por completo de la enfermedad.

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