Hubo Muchas Ocasiones en la vida de Jesús en las que él se retiró solo a orar. A veces después de orar, llamaba a sus discípulos aparte para enseñarles.
Uno de sus primeros seguidores reunió las enseñanzas más importantes de Jesús. El escritor del Evangelio según Mateo cuenta cuando Jesús se sentó en la colina y habló a sus seguidores en forma de sermón. Hoy en día, lo llamamos el Sermón del Monte. Véase Mateo caps. 5–7. Algunas de las ideas del sermón también se pueden encontrar en el Sermón del Llano en el Evangelio según Lucas. Véase Lucas 6:17–49. Es probable que Jesús haya dado charlas como ésta muchas veces. El Evangelio según Mateo cuenta de otros cuatro discursos largos. Véase Mateo caps. 10, 13, 18, 24–25.
En el Sermón del Monte, Jesús habla con mucha sabiduría y poder, mucho más que Moisés o los eruditos judíos. Él habla como el Hijo de Dios, y muestra a sus discípulos una forma de vida totalmente nueva.
Las Bienaventuranzas
El sermón comienza cuando Jesús enseña a sus discípulos las Bienaventuranzas, una lista de consejos que los bendeciría y los haría felices. Es como si Jesús estuviera pidiendo a sus seguidores que sean parte de un pueblo nuevo. Y en las Bienaventuranzas, les cuenta cómo es este pueblo y lo que encontrarán.
Jesús dice que todos son bendecidos. Quienes busquen la Palabra de Dios con todo su corazón la encontrarán. Quienes estén tristes encontrarán felicidad. Quienes sean buenos, puros y pacíficos encontrarán más bondad aún; y, lo que es más importante, verán a Dios. Dice que eso es posible ahora.
El reino de los cielos
Jesús enseñó a sus discípulos que como hijos de Dios todos estamos incluidos en el reino de los cielos. Para Jesús, el reino de los cielos no era un lugar, sino una manera de pensar y actuar. Esto incluye la obediencia a los Diez Mandamientos de Moisés. Pero entraña algo más. Es la comprensión espiritual de las leyes de Dios.
El cumplimiento de la ley
Algunas personas que escucharon a Jesús cometieron el error de pensar que él quería destruir las enseñanzas de Moisés y reemplazarlas con sus propias enseñanzas. Pero Jesús dijo a sus seguidores que él no había venido a destruir la ley de Moisés, sino a "cumplirla", para ampliarla y hacerla más especial y clara.
Al hablar de los Diez Mandamientos, Jesús dijo que no solo está mal matar a alguien, sino que también está mal estar enojado o sentir odio. Enseñó a sus seguidores que sus pensamientos eran tan importantes como sus acciones.
La ley del amor
Las palabras de Jesús, como se encuentran en los Evangelios según Mateo y Lucas, demuestran que lo importante es lo que está en el corazón. Él sabía que si el mal está en el corazón de alguien, se manifestará en malas acciones. Dijo que las leyes de Dios exigen que amemos en todo momento, pase lo que pase. La gente hasta debería orar y amar a sus enemigos. ¿Por qué? Porque sus enemigos son también hijos de Dios. Amar la manera en que Dios ama es ser perfecto.
Las advertencias
El autor del Evangelio según Lucas relata la historia del sermón de Jesús un poco diferente. Habla acerca de lo que se llama "¡Ay de vosotros!" Estas son advertencias. Advierten acerca del amor al dinero. También nos advierten de que no debemos ser egoístas. Jesús enseñó a sus discípulos que, aun si son castigados por aquellos que no comprenden las leyes de Dios, no les podrán hacer daño porque Dios siempre cuida de ellos.
Ejemplo de oración
Jesús oraba a menudo y enseñó a sus seguidores a orar. Comenzó explicándoles lo que la oración no es. Él estaba en contra de orar simplemente para que la gente te vea. Y advirtió contra el hecho de pretender que se cree en Dios, cuando en realidad no se actúa como si se creyera, con buenos pensamientos y hechos.
Un día, sus discípulos le preguntaron cómo orar. Entonces les dio un ejemplo de lo que es la oración. Hoy llamamos a ese ejemplo, el Padre Nuestro.
El Padre Nuestro nos alienta a pensar que Dios es nuestro verdadero Padre, que está siempre presente y es todopoderoso. Y puesto que es nuestro Padre, le podemos pedir todo lo que es espiritual y bueno. Nos enseña a pedir a Dios que nos perdone cuando hacemos cosas malas, y que nos muestre cómo perdonar a los demás cuando se comportan de manera indebida. Pero también le pide a Dios que nos impida tener pensamientos malvados y hacer cosas que no manifiesten amor. El Padre Nuestro termina declarando que el poder de Dios es supremo sobre todas las cosas, para siempre.
Después de mostrar cómo orar, Jesús dijo que era muy importante orar en silencio y servir a un solo Dios. Ser leal. Ser sincero. Dijo a sus seguidores que Dios cuidaría de ellos si ellos creían en Él. Dios les dará alimento y vestimenta, y evitará que se sientan preocupados.
Las leyes de la misericordia
Jesús sabía que no siempre es fácil hacer lo que quiere Dios. Puede que ésta sea la razón por la cual dio a sus discípulos lo que se llaman "las leyes de la misericordia". El aspecto principal de estas leyes es la idea de que debemos ayudarnos los unos a los otros. Debemos destruir los pensamientos que no son bondadosos. Y dijo que la manera de destruirlos es perdonando a los demás. Nos dio una regla para mostrarnos cómo hacerlo: "la Regla de Oro". Dice: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". Mateo 7:12.
Parábola de las dos casas
El Sermón del Monte y el Sermón del Llano terminan con la parábola de las dos casas. Esta historia indica que quienes siguen a Jesús, no simplemente con palabras sino con hechos, son como casas que han sido construidas sobre un fundamento firme. Aunque llueva sobre esas casas, o las casas estén en una inundación, o soplen fuertes vientos, no caerán, porque tienen buenos fundamentos. Pero aquellos que escuchan las enseñanzas de Jesús y deciden no seguirlas, son como casas construidas sobre la arena. Cuando llegan los momentos de grandes desafíos, esta gente lucha y cae.
Cuando Jesús terminó su discurso, mucha gente vino a él en busca de ayuda, y él los sanó. Así fue como probó lo que decía acerca de Dios y que cada uno de nosotros está bendecido.
Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,
y la ciencia fuere grata a tu alma,
la discreción te guardará;
te preservará la inteligencia.
Así andarás por el camino de los buenos,
y seguirás las veredas de los justos;
porque los rectos habitarán la tierra,
y los perfectos permanecerán en ella.
proverbios 2:10, 11, 20, 21