Saber Que Dios es el Amor divino puede ser vital cuando una desgracia nos priva de paz. En el momento de más apremiante necesidad nos vemos forzados a recurrir a un poder más allá de nosotros mismos. Ese puede ser el momento preciso en que descubrimos que la percepción espiritual — percepción que viene directamente de Dios — nos puede ayudar a superar las pruebas difíciles, por muy dolorosas que sean.
Hoy en día la gente busca a Dios y encuentra misericordia y liberación. No hace mucho, un hombre que había sido demandado injustamente, fue convocado a comparecer ante la corte. Este hombre recordó la forma despiadada en que el fiscal lo había interrogado. Temía otra experiencia como ésa. Se dio cuenta de que necesitaba orar. Como Científico Cristiano, aceptó esta prueba como una oportunidad de demostrar la liberación que nos brinda el Amor divino. Ya había constatado que por medio de la oración se podía liberar de los problemas físicos; se había sanado de una infección crónica, de dolores de cabeza y de verrugas en una mano. Él sabía que el amor de Dios podía resolver esa difícil situación.
Sabía que necesitaba liberarse del temor. Sabía también que esa liberación llegaba al comprender los hechos espirituales: que Dios es el Espíritu ilimitado, el único poder verdadero; que El es la única Mente, la inteligencia benévola que bendice a quien la busca y obedece. Recordó que Dios está constantemente presente y que es Amor, y que el Amor destruye el temor humano. Conforme se fue acercando la fecha de la comparecencia ante la corte, decidió confiar en el Amor divino siendo más paciente y prestándole más atención a las necesidades de los demás.
Conforme oraba comenzó a ver que, en realidad, la injusticia es imposible, porque cualquier forma de mal es una equivocación, no es parte de Dios ni de Su creación. Dios no crea ni conoce nada que no sea bueno. La comprensión de esta verdad básica y espiritual destruyó su temor. Se dio cuenta de que tenía derecho a ser liberado de la injusticia, tal y como había sido liberado de la enfermedad. Comprendió que la supremacía de Dios y su propia unidad con Él le permitían comprobar las palabras del Salmista: "Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras". Salmo 145:18.
Seguro de que Dios lo liberaría, se sintió muy tranquilo. El día de su comparecencia ante la corte, el juez condujo la sesión de una manera profesional. En forma meticulosa obtuvo de los abogados los hechos. No hubo una dolorosa inquisición, y el hombre fue exonerado. La decisión del juez fue justa.
Cuando estaba frente a Poncio Pilato, Cristo Jesús le dijo: "Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba". Juan 19:11. Jesús estaba seguro del poder que tenía Dios para liberar a la humanidad del sufrimiento. Para él Dios era Todo. Él era Amor. Podía confiar en Dios completamente para liberarse del mal: de la enfermedad, el pesar, la confusión mental, la pobreza y el pecado.
Es importante destacar que cuando un individuo ve en su vida pruebas de que Dios nos libera del mal, todos somos beneficiados. Cualquiera que comprenda que el mal no tiene poder en ningún lugar ni en ningún momento, contribuirá en mayor o menor grado al bienestar de los demás. Este entendimiento puede inclusive contribuir a que la justicia internacional sea eficaz, y puede reducir la corrupción en las cortes.
Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, probó que el Amor divino ciertamente nos libera del mal. De hecho, su libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras incluye esta declaración: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana".Ciencia y Salud, pág. 494. Entender este hecho es entender el poder del Cristo, que nos restaura y nos redime.