La oración no es una cuerda
donde amarrar los pedidos
de nuestra propia voluntad.
La oración es aprender a escuchar
y ceder a la voluntad perfecta de Dios
que bendice a toda la humanidad.
Del número de julio de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
La oración no es una cuerda
donde amarrar los pedidos
de nuestra propia voluntad.
La oración es aprender a escuchar
y ceder a la voluntad perfecta de Dios
que bendice a toda la humanidad.