La oración no es una cuerda
donde amarrar los pedidos
de nuestra propia voluntad.
La oración es aprender a escuchar
y ceder a la voluntad perfecta de Dios
que bendice a toda la humanidad.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!