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La atención a la salud universal: un enfoque espiritual

Del número de julio de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Se La Deja Libre, la mente humana puede centrarse demasiado en sí misma. Puede resistirse a cuidar o interesarse por alguien más. Se puede burlar de quienes brindan cuidados como el bondadoso y reverente pastor Abel, en el libro del Génesis en la Biblia. Hasta puede decir, en las palabras de Caín, quien asesinó a su hermano Abel: "¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?" Gén. 4:9.

Sin embargo, hay un punto de vista completamente diferente acerca de cuidar de los demás en el primer capítulo del Génesis, que habla de la bondad de toda la creación y cómo todas las ideas de Dios se relacionan unas con otras. La Sra. Eddy describe este cuidado en su comentario sobre el Génesis. "Los ricos en espíritu ayudan a los pobres en una gran hermandad, teniendo todos el mismo Principio, o Padre"; ella escribe: "y bendito es el hombre que ve la necesidad de su hermano y la satisface, buscando el bien propio en el ajeno".Ciencia y Salud, pág. 518.

El Antiguo Testamento relata la historia de muchos de los primeros israelitas quienes, en mayores o menores formas, representan esta clase de cuidado compasivo e impulsado por Dios. Por ejemplo, Noé por escuchar a Dios, salva a su familia y a numerosas criaturas, evitando que mueran en una inundación que hace desaparecer al resto de la civilización.

Y más tarde, los hijos de Noé, Sem y Jafet, cuidan de su padre en una forma muy especial. Cuando Noé se emborracha involuntariamente — y yace dentro de su tienda desnudo e inconsciente — ellos lo cubren cuidadosamente con una bata. Después que Noé se despierta, siente tanta gratitud que bendice a Sem y a Jafet y profetiza que Dios les dará a cada uno de ellos una gran herencia de tierra.

Los cuidados que Sem y Jafet brindaron a su padre no fue simplemente una cuestión de tristeza, sino la expresión tangible del cuidado que Dios brindaba a Noé. Su fe en Dios impulsó ese cuidado. Como la Sra. Eddy señala, Jafet representa "un símbolo de la paz espiritual que emana del entendimiento de que Dios es el Principio divino de toda la existencia, y que el hombre es Su idea, el hijo de Su solicitud".Ciencia y Salud, pág. 589.

Lo maravilloso es que, al cuidar de su padre, preservando tiernamente su dignidad, Sem y Jafet son bendecidos y atendidos. Ellos encuentran su "bien propio en el ajeno".

A medida que pasaron los siglos en la historia israelita, evolucionó un concepto de cuidado progresivamente más elevado. Con el tiempo, este concepto incluyó sanar a los enfermos. Eliseo, por ejemplo, sanó a un hombre de lepra y resucitó a un muchacho.

Pero no fue sino hasta la venida de Jesús que la curación espiritual se convirtió en una forma más naturalmente aceptada de cuidar a la gente. El Maestro sanó a innumerables personas de ceguera, sordera, incapacidad para hablar, locura, parálisis, lepra, epilepsia y hemorragia. Y resucitó a algunos de la muerte misma. De esta manera, estableció de una vez y para siempre la credibilidad de la curación cristiana como una forma de cuidar de la salud. Y Jesús habilitó a sus seguidores para sanar a través de su fe en Dios, el entendimiento de Sus leyes, y su amor.

Lo que Jesús tenía en mente, por supuesto, no eran los apegos cambiantes y emocionales que algunas veces llamamos amor. Era un afecto espiritual y puro, el amor por Dios y por cada uno de los hijos de Su familia universal. Para ayudar y sanar a otra gente, dijo Jesús, tienes que amar y hacerte responsable de mostrar cuidado genuino por el bienestar de tu "vecino." Y no es suficiente cuidar sólo a tu familia o a tus compatriotas, hombres y mujeres. Tienes que amar a tus enemigos, también. Tienes que amar sea o no cómodo hacerlo.

La parábola de Jesús acerca del "buen samaritano" Véase Lucas 10:30–35. deja muy en claro que los verdaderos cristianos son universalistas, e incluye a toda la humanidad. Se encuentran en todas partes (el samaritano era un extranjero, posiblemente hasta un enemigo). Y los verdaderos cristianos están dispuestos a ofrecer ayuda práctica a todo aquel que la necesite, en cualquier forma que la necesite.

En el relato del buen samaritano, dos llamados hombres de Dios — un sacerdote y un levita — ignoran la situación difícil de un hombre que está tirado en el camino, porque había sido robado y golpeado. Sólo el viajero samaritano se preocupa lo suficiente como para interrumpir su recorrido y ayudar al hombre lastimado, vendando sus heridas y pagando a un posadero para que lo atienda.

Algunos eruditos dicen que el samaritano es un ejemplo de Cristo. Y ciertamente el samaritano ilustra la naturaleza del Cristo en el pensamiento y la acción. La Ciencia Cristiana enseña que el Cristo, la manifestación de Dios de la Verdad divina, es un agente de curación universal, que penetra directamente al centro de toda situación que clama por ayuda. En este sentido, el Cristo — el cual siempre está trayendo a la consciencia humana la comprensión de que el hombre es tan espiritual y perfecto como Dios — proporciona al mundo lo que podrías llamar atención a la salud universal.

Es este agente sanador del Cristo, y la forma en que opera en la experiencia humana, que la Ciencia Cristiana explica con tanta claridad. Es por eso que el estudio de esta Ciencia ayuda a las personas a ayudar a otros. Les muestra cómo pueden vivir sus propias vidas de tal manera que siempre estén honrando al Espíritu infinito, Dios, y deshonrando a los supuestos contrarios del Espíritu, el mal, la materialidad, la enfermedad, la mortalidad. Les muestra cómo ser fieles al Espíritu, cómo la única causa y creador, el único poder, produce la curación específica de la enfermedad y el pecado. Siendo fieles en esta forma, están mejorando inconmensurablemente la salud mental, moral y física de la humanidad.

La Sra. Eddy explica esto acerca de la Ciencia Cristiana: "Su genio consiste en pensar bien y obrar bien, en la armonía física y moral; y el secreto de su éxito reside en que satisface la necesidad universal de mejor salud y mejores hombres".Escritos Misceláneos, pág. 365.

¿Y acaso no es la satisfacción de esta demanda "de mejor salud y mejores hombres" — y de atención más completa a las necesidades espirituales de las personas — la clase de enfoque de atención a la salud que tantos anhelan hoy? El ex Secretario de Salud de los Estados Unidos, C. Everett Koop, por ejemplo, recientemente dijo a la comunidad médica que "el paciente es más que los dolores y sufrimientos que él o ella les trae. Tal vez usted vaya a ver al médico porque le duele el codo, pero puede que tenga problemas de tipo económico, emocional, psicológico o espiritual". El Dr. Koop continuó hablando acerca de los beneficios de los médicos que ayudan a los pacientes a "resolver la cuestión espiritual, para que el paciente regrese a casa y diga, 'ya no tengo problemas en el codo'". Michael Ryan, "We Need To Teach Doctors To Care", Parade Magazine, 3 de julio de 1994.

El Dr. Koop — así como muchos otros médicos — ha aportado una perspectiva espiritual al tema de la atención a la salud. Los redactores de esta revista están de acuerdo en que la perspectiva espiritual es esencial si la gente ha de descubrir una forma realmente práctica de proporcionar atención a la salud universal. Pero también sentimos que quienes están encargados de la atención a la salud en el mundo, únicamente podrán "resolver la cuestión espiritual" con la ayuda de Dios, porque Él es el Padre y la Madre de todas las personas, la fuente de toda la salud y de todo el bien. Él es el cuidador universal, quien nos enseña a todos a cuidar y sanar.

Reimpreso con el permiso de Michael Ryan y Parade, Copyright © 1994.

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