El Ministerio Sanador de la Iglesia Cristiana en sus primeros días, fue delineado en gran parte, por un grupo importante denominado los Patriarcas del Período Anterior al Concilio de Nicea. Esos pioneros, que eran alrededor de treinta hombres, fueron los que guiaron a los cristianos después de la época de Jesús y los apóstoles. Se les ha dado ese nombre porque se hicieron cargo de la Iglesia desde el año 100 hasta el año 325 de nuestra era, fecha en que el emperador romano Constantino convocó este famoso Concilio. Ese período fue muy importante para la expansión del cristianismo primitivo. Fue una etapa de rápido crecimiento que se extendió a través de gran parte de la región mediterránea.
Los Patriarcas del Período Anterior al Concilio de Nicea, fueron los que se ocuparon de todos los asuntos de la Iglesia cuando el cristianismo de los judíos fue reemplazado por el cristianismo de los gentiles. Tuvieron una poderosa influencia a medida que la doctrina de la Iglesia fue evolucionando en variadas y diferentes formas. También establecieron el orden inicial de la organización de la Iglesia. Cuando surgieron facciones antagónicas, algunos de estos líderes intentaron dirigir el incipiente movimiento cristiano hacia un punto de vista más unificado de las enseñanzas de Cristo Jesús.
Los datos históricos registrados acerca de la actuación de estos consagrados fundadores de la Iglesia, son limitados y fragmentarios. Se conoce relativamente poco acerca de sus familias así como de sus orígenes. La mayoría de los que componían el grupo más antiguo, era de ascendencia griega. Después del siglo II, aparecieron otros líderes de comunidades romanas. Muchos nacieron y crecieron como paganos que luego se convirtieron al cristianismo. Muchos llegaron a ser obispos de la Iglesia. La mayoría de ellos fueron mártires del Imperio Romano.
Los eruditos del Nuevo Testamento, en general, han llegado a la conclusión de que estos patriarcas de la Iglesia no alcanzaron la altura espiritual de los discípulos de Jesús. Su época se ha denominado era subapostólica. No obstante, estos hombres poseían una educación y una inspiración muy elevadas. Muchos procedían de familias de clase alta y habían estudiado en los centros más destacados del mundo clásico. Demostraron un valor a toda prueba en la defensa de sus convicciones religiosas, frente a una sociedad que a intervalos se mostraba hostil.
El Dr. A. Cleveland Coxe, un destacado erudito británico, rindió tributo a los Patriarcas del Período Anterior al Concilio de Nicea, de la siguiente manera: "Ellos crearon la familia cristiana; dieron un nuevo y sagrado significado a las palabras esposa y madre; impartieron ideas acerca de la dignidad del hombre como hombre, que antes eran desconocidas; brindaron una atmósfera de benevolencia y amor; proporcionaron elementos de libertad que hasta entonces eran reprimidos por la ley; santificaron a la sociedad humana al proclamar la confraternidad universal del hombre redimido".The Ante-Nicene Fathers (Granel Rapids Michigan Wm. B. Eerdmans Publishing Company 1987). Vol. I pág. VIII.
La función más significativa que desempeñaron los Patriarcas anteriores al Concilio de Nicea en el ministerio sanador de la iglesia primitiva, fue documentar su crecimiento, defender sus enseñanzas y dar a conocer las curaciones que llevaron a cabo Jesús, los apóstoles y los cristianos de su época. Sin embargo, los escritos de estos Patriarcas contienen un número limitado de relatos acerca de las curaciones llevadas a cabo por la iglesia primitiva. Cuando hablan acerca de la curación, generalmente tratan de defender al cristianismo de los duros ataques de escritores paganos. Las referencias que hacen sobre la curación son generalmente de orden general y sólo en contadas ocasiones incluyen comentarios específicos sobre algún cristiano en particular. Por momentos, sus escritos parecen ser muy reservados en lo que respecta a las actividades de la iglesia, probablemente debido a la necesidad que tenían de organizarse como un movimiento clandestino.
Estos líderes primitivos fortalecieron la Iglesia divulgando descripciones gráficas de las curaciones que llevaron a cabo Jesús y los apóstoles. Sus escritos contienen explicaciones sobre algunas curaciones físicas notables que tuvieron lugar durante el siglo primero y que no se mencionan en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Tertuliano relata un caso ocurrido en el siglo II, en Éfeso, donde el Apóstol Juan, después de sufrir la tortura impuesta por los romanos de ser sumergido en un gran caldero de aceite hirviendo, fue rescatado sano y salvo. A fines del siglo III, Arnobio defendió las enseñanzas cristianas contra numerosas críticas relatando muchas curaciones realizadas por Jesús, que eran muy poco conocidas. En esas curaciones se mencionaba a individuos que habían sido liberados de "hidropesía e inflamación", de "llagas de un tamaño inmenso" y de un "cáncer obstinado y despiadado". Véase Against the Heathen, Libro I, cap. 50.
Los Patriarcas del Período Anterior al Concilio de Nicea fueron de gran ayuda para el ministerio sanador de la Iglesia, al relatar las numerosas curaciones que ocurrieron durante su propia época. En su obra más importante titulada "Contra las herejías", Ireneo cita curaciones que tuvieron lugar en el sur de Galia y que alentaron a mucha gente a unirse a la Iglesia. El escribe: "Es evidente que algunos [cristianos] expulsan demonios, de modo que los que de esta manera han sido limpiados de espíritus malignos, a menudo se vuelven creyentes (en Cristo) y se unen a la Iglesia.. . Otros, ponen las manos sobre los enfermos y los sanan. Asimismo, como ya lo he mencionado, hasta los muertos fueron resucitados y permanecieron entre nosotros durante muchos años".Against Heresies, Libro II, cap. XXXII, pág. 4.
En una breve declaración dirigida a un oficial romano local, Tertuliano solicita que se deje sin efecto la persecución, basándose en las numerosas curaciones que los cristianos habían llevado a cabo entre los romanos. Uno de los romanos sanado por los cristianos fue el padre del emperador Antonino. Tertuliano afirmó: "El secretario de uno de ellos (de un oficial romano) que estaba expuesto a ser derribado por un espíritu maligno, fue liberado del sufrimiento, al igual que un familiar de otro y el pequeño hijo de un tercero. ¡Cuántos hombres destacados (sin mencionar a los comunes) han sido liberados del mal y sanados de enfermedades! El mismo Severo, padre del emperador Antonino, pensaba con afecto en los cristianos, pues se puso en comunicación con el cristiano Proculus también llamado Torpación, administrador de Euhodias, y en agradecimiento por haber sido sanado por medio del ungimiento, lo hizo vivir en el palacio hasta el día de su muerte".To Scapula, cap. IV, pág. 107.
Los Patriarcas del Período Anterior al Concilio de Nicea, además de la recopilación de las curaciones que realizó Jesús y las que llevaron a cabo los apóstoles y la Iglesia primitiva, contribuyeron al éxito de la curación cristiana con sus investigaciones metafísicas de la naturaleza de Dios, del hombre, de la salud y de la materia. Esos temas incluidos en sus escritos, explican el fundamento de la curación cristiana. A pesar de algunas diferencias teológicas bastante significativas, el pensamiento tan firme que mantuvieron estos líderes de la Iglesia, constituye un aspecto fundamental para la destrucción de la enfermedad y de la muerte. Con energía y claridad, explicaron en detalle las maravillas que se pueden lograr cuando se comprende que el hombre es la imagen y semejanza de Dios.
En uno de sus escritos titulado "Contra Marción", Tertuliano explica que la creación de Dios es buena e incluye al hombre a Su semejanza. Él afirma: "¿Quién, sino Su propia imagen y semejanza, era lo suficientemente digno de morar entre las obras de Dios? Esa imagen fue forjada por una bondad aun más activa que la habitual, no por medio de una expresión imperiosa, sino por una mano amistosa y precedida por una gentil afirmación: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza".Against Marcion, cap. IV, pág. 300.
En el siglo tercero, otro líder de la Iglesia llamado Orígenes, quien escribió mucho, afirmó a menudo y con bastante comprensión, que la relación entre el Padre y el Hijo y la verdad del hombre a imagen de Dios, es un aspecto fundamental de la curación espiritual. En un breve ensayo titulado "Origen De Principiis", declara: "El Apóstol Pablo dice que el Hijo unigénito es la imagen del Dios invisible, y 'el primogénito de toda creación'. Y cuando les escribe a los Hebreos dice que él es 'el resplandor de Su gloria y la imagen misma de Su persona'... Ahora bien, esta imagen contiene la unidad de la naturaleza y la sustancia que pertenece al Padre y al Hijo. Pues si el Hijo hace de la misma manera todas aquellas cosas que hace el Padre, del mismo modo, por hacer el Hijo todas las cosas igual que el Padre, es la imagen del Padre que toma forma en el Hijo que ha nacido de Él, como un acto de Su voluntad que procede de la mente".Origen De Principiis, Libro I, cap. II, págs. 247-248.
El papel que los Patriarcas del Período Anterior al Concilio de Nicea desempeñaron en el ministerio sanador del cristianismo primitivo, tiene una conexión especial con el restablecimiento de la curación cristiana de épocas recientes. Estos intrépidos líderes de la Iglesia, están más cerca espiritualmente del renacimiento de la curación que se produce en los siglos XIX y XX, que de la expansión del período secular medieval que surgió después del cristianismo primitivo. Constituyen un nexo vital entre las proezas sin precedentes que en materia de curación realizaron Jesús y sus apóstoles y los ministerios sanadores de algunas denominaciones cristianas de la época actual. En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy declara lo siguiente: "Los martires son los eslabones humanos que enlazan una etapa con otra en la historia de la religión. Son los luminares de la tierra, que sirven para depurar y enrarecer la atmósfera del sentido material e infundir a la humanidad ideales más puros".Ciencia y Salud, pág. 37.
Se podría afirmar que el ministerio sanador de la Iglesia primitiva, guarda también una asociación directa con el movimiento de la Ciencia Cristiana actual. Los cristianos de esa histórica era, alcanzaron una comprensión de las leyes de Dios que les permitió sanar al enfermo, expulsar demonios y resucitar a los muertos. Sus extraordinarias obras se basaban en la totalidad de Dios y Su dominio sobre la materia. Ellos sanaban solamente a través de la fe, la oración y la comprensión espiritual. En Ciencia y Salud la Sra.Eddy declara: "Los mártires cristianos fueron profetas de la Ciencia Cristiana. Gracias al poder enaltecedor y consagrante de la Verdad divina, lograron una victoria sobre los sentidos corporales, una victoria que sólo la Ciencia puede explicar".Ibid,. pág. 388.