Para Cody no pareció ser éste uno de sus mejores días, aunque lo había aguardado ansiosamente. Su maestra en la escuela había permitido a la clase organizar su propia fiesta. Tenían que decidir quién debía traer galletitas y qué refrescos iban a tomar. Organizar fiestas era una de las actividades favoritas de Cody, pero como se resfrió tuvo que faltar a la escuela y no pudo participar en los preparativos de la fiesta.
Su madre hizo arreglos para que él se quedara en lo de su abuela mientras ella estaba en el trabajo. Generalmente a Cody le gustaba ir a la casa de su abuela, pero no podía dejar de pensar en la fiesta. Al llegar, su abuela le dio un gran abrazo y le aseguró que puesto que ése era el día que hizo Dios, tenía que ser bueno; por lo tanto "nos gozaremos y alegraremos en Él". Salmo 118:24. Cody no sabía lo que quería decir "gozaremos". Su abuela le explicó que significaba estar contento, lleno de alegría. Ciertamente, él no veía nada por lo que estar contento, pues perderse los preparativos de la fiesta de la clase no era divertido.
— Yo sé algo por lo que podemos estar contentos —, dijo la abuela —. Sintámonos contentos porque tú eres el hijo espiritual y perfecto de Dios, ahora mismo, y no puedes prestar oído ni hacer caso a pensamientos que sugieren que estás enfermo o triste, porque el bien o la bondad de Dios es lo único que existe.
Cuando Cody iba de visita a la casa de su abuela, a veces asistía a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. En la clase de la Escuela Dominical se hablaba acerca de cómo amar a Dios y a los demás y como ser bueno tal como Jesús enseñó a sus discípulos. También se hablaba de la necesidad de tener presente solo lo bueno y esperar sólo el bien. ¿Acaso no es esto lo que Jesús hacía? Jesús sabía que Dios es bueno y llena todo el espacio, por lo tanto el bien es lo natural. Él no permitió que nadie lo separara de Dios, el Espíritu.
Cuando la abuela preguntó a Cody si le gustaba la Escuela Dominical, él contestó: — Supongo que sí.
—¿Has aprendido algo nuevo?—, le preguntó.
Que Dios es Amor y el mal no es nada —, Cody contestó.
—¿Qué significa esto para ti?—, preguntó la abuela.
Él contestó: — El Amor está en todas partes, por lo tanto no hay lugar para el mal.
Cody trató de jugar con sus autitos en el piso. Le encantaban sus micro-mini autos, que tenían un auto pequeño dentro de uno más grande. Luego, se recostó en el sofá. Escuchó a su abuela leer un artículo del Christian Science Sentinel sobre una niña que sanó al negarse a escuchar el error. La abuela comentó que la niña debió haber cerrado la puerta a pensamientos que la hacían creer que estaba enferma, no permitiéndoles la entrada. Cody estuvo de acuerdo con su abuela.
En Ciencia y Salud Mary Baker Eddy dice: "Estad de portero a la puerta del pensamiento".Ciencia y Salud, pág. 392. Un portero es un guardián que vigila un portón o puerta. Cuando nos ponemos de porteros "a la puerta del pensamiento", reconocemos y damos entrada sólo a los buenos pensamientos que provienen de Dios.
La abuela le preguntó: —¿Estás cerrando la puerta a los pensamientos que dicen que estás enfermo, y estás alerta — y creyendo — sólo en lo que es bueno y verdadero acerca de ti como hijo de Dios?— Cody no dijo nada, pero la abuela se dio cuenta de que él estaba pensando en esto. Cody se puso a jugar con sus autitos otra vez.
La abuela estaba preparando el almuerzo en la cocina cuando le oyó decir con tono autoritario. "Cállate, tú no sabes nada. ¡Eres un mentiroso! ¡Yo no te creo, y tú no eres bueno!" Su abuela pensó que él imaginaba que le hablaba a la gente con sus autos, pero no le pareció muy claro, así que le preguntó: — ¿Mi amor, con quién estás hablando? — Abuela, tan sólo le estoy diciendo al error que no me puede hacer toser, porque sólo creo en lo que Dios dice, y Dios dice que yo sólo puedo estar bien —. La abuela abrazó a Cody y dijo: — Cuando conocemos a Dios y confiamos en Él, no creemos en el mal ni en pensamientos que dicen que estamos enfermos. Sabemos que Dios nos hizo buenos y perfectos, ¿no es verdad?
Él y su abuela continuaron como guardianes del pensamiento el resto de la tarde. Cuando su mamá vino a buscarlo esa noche, Cody apenas tosía.
A la mañana siguiente, Cody ya no tosía más, y fue a la escuela y disfrutó de la fiesta. El resfrío había desaparecido. Tanto él como su madre y su abuela agradecieron a Dios por Su amor y por Su bondad.
Esto realmente sucedió
Cody Willie