El Himno354 del Himnario de la Ciencia Cristiana declara: " "Divina voluntad,/ impulsas mi obrar;/ de Dios, la gloria y el poder,/ que alientan mi labor.
Estas palabras me resultan muy útiles cuando trabajo en las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana. Saber que Dios dirige y apoya nuestra labor, nos permite esperar que ocurran cosas buenas. En una época yo era bibliotecaria de una Sala de Lectura conjunta en una gran ciudad. Veía cada día como una oportunidad de compartir con el público el mensaje sanador que revela la Biblia y explica Ciencia y Salud. Una de las cosas más importantes de nuestro trabajo era dar a conocer Ciencia y Salud a cada nuevo visitante. Considerábamos que cada persona tenía el derecho de conocer este libro. En nuestras oraciones nos esforzábamos por cerrar nuestras puertas mentales al error — inactividad, apatía, falta de disposición para compartir lo que tenemos con los demás — y abrirlas con amplitud para que hubiera regeneración, curación y expectativa de bien.
Un ejemplo que ilustra el pensamiento expectante que tenían tanto el personal de la Sala de Lectura como la comunidad, tuvo lugar durante la semana que invitamos al público a entrar y ver la Sala de Lectura. Un hombre se asomó por la puerta y preguntó si vendíamos libros de geometría. La ayudante le respondió: "No, pero si a usted le gustan las matemáticas, le debe gustar la ley, y tenemos un libro que se basa en la ley". Invitó al hombre a entrar. Era de la isla Dominica, trabajaba de camarero en un barco, y estaba de visita en la ciudad ese día. No sabía nada de la Ciencia Cristiana. La ayudante le dijo que la Ciencia Cristiana, como las matemáticas, está basada en una ley superior que se aplica a todos. También le dijo que, al estar en el mar, él debía de obtener un sentido de que existe un poder más grande que él mismo, en el trabajo. Le mostró el índice de Ciencia y Salud, y le contó un poco acerca de la vida de la Sra. Eddy. El hombre compró un ejemplar y se marchó ansioso de leer su nuevo libro.
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