¿Qué nos lleva a la práctica? El deseo de traer curación a nuestra comunidad. El dedicarse por completo a la práctica de la curación espiritual resulta de un profundo deseo de ayudar a los demás. En esta entrevista,
dedicada practicista de la Christian Science, relata cómo conoció esta religión y luego entró de lleno en la práctica de la curación cristiana.Conocí la Christian Science, o mejor dicho, me fue presentada hace unos quince años a través de una conferencia de esta religión. Mi hermana tenía un problema de salud, y me preocupaba mucho porque la condición que le habían diagnosticado era bastante delicada. Un día que me encontré con una compañera de trabajo y me preguntó qué me pasaba, me puse a llorar tan desesperadamente que me dijo: "No te preocupes. Yo antes era muy temerosa, pero el estudio de la Christian Science me ha servido para perder el temor. Pienso que también te puede ayudar. Mira, pronto va a haber una conferencia, ¿por qué no vienes conmigo?" Nunca había oído hablar de la Christian Science, pero pensé que me iba a ayudar y que debía concurrir. De modo que decidimos ir juntas.
La conferencia se titulaba "Liberación por medio del Cristo". Mientras escuchaba, sentí como si la conferenciante supiera lo que estaba experimentando. Me gustó tanto la conferencia que me acerqué a hablar con ella al terminar. Luego, las personas que organizaban la conferencia me dieron un Heraldo, y después me prestaron un ejemplar del libro de texto, Ciencia y Salud.
Puse el Heraldo cerca de mi hermana en caso de que quisiera leerlo. Y yo, por otro lado, iba leyendo el libro de texto. Al comienzo, casi no lo entendí, pero seguí adelante. Mi deseo era que la verdad espiritual que yo sentía también la sintiera mi hermana y mi familia. Pronto mi hermana y yo nos hicimos estudiantes de la Ciencia del Cristo, y cuando me enteré de la Lección Bíblica Semanal que se publica en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science, compré un ejemplar del libro de texto y comencé a leer estas Lecciones Bíblicas.
Poco a poco toda mi familia — mis hermanos, papá, mamá, abuelita, todos— también empezaron a estudiar esta Ciencia. Fue algo maravilloso ver a todos estudiar esta religión de su propia voluntad.
Después, ese mismo año hubo otra conferencia. Ya ahí concurrió gran parte de mi familia. Mi hermana también tuvo oportunidad de conectarse con el esposo de la conferenciante que era practicista de la Christian Science, y se sanó de la enfermedad que le habían diagnosticado. Y de ahí en adelante se liberó por completo de ese problema.
Recuerdo que antes de conocer la Ciencia del Cristo, se me presentó una tumoración en una pierna, y el médico que me estaba viendo me dijo que tenía que extirparlo, pero tenía que crecer más para hacerlo. Luego me dio medicamentos, pero aun con eso yo no vi resultado alguno.
Cuando conocí la Christian Science y estuve estudiando la Lección Bíblica cerca de un año, me di cuenta de que el tumor había desaparecido totalmente. Entendí que no era parte de mi identidad verdadera como hija espiritual de Dios. Me había olvidado por completo del tumor, y tiempo después cuando me acordé, ya no había más nada. Se había disuelto por completo.
Al cabo de un tiempo sentí un inmenso deseo de llegar a ser practicista. En esa época no había ninguno en mi ciudad. Acudía a los practicistas escribiendo por carta o llamando por teléfono a otros países. Sentí esta necesidad tan grande y humilde de dedicarme por completo a esta tarea amorosa y buena de la curación cristiana.
Un artículo en el Heraldo me ayudó bastante. Traía una experiencia de una estudiante que por muchos años había estado recibiendo muchos beneficios de la Christian Science, pero no se preocupó por ser miembro activo de la filial de la Iglesia de Cristo, Científico, a la que concurría. Entonces tuvo una experiencia bastante alarmante que le exigió crecer espiritualmente. Algo que se le hizo claro fue que había estado recibiendo tantos beneficios de la iglesia y se los había quedado todos para ella. Había llegado la hora de comenzar a dar. Esto la llevó a afiliarse a La Iglesia Madre. Ese artículo me hizo recapacitar. Relacioné esa experiencia con mi propia situación. Yo quería retribuir lo que había recibido.
De ahí en adelante, se abrió el camino para que pudiera afiliarme a La Iglesia Madre y luego tomar instrucción en clase, lo que fue una gran bendición.
En un momento determinado tuve el deseo de salir y dejar de pensar en mí misma, y de servir de alguna manera en la Sala de Lectura, para que pudiera estar abierta de mañana y de tarde. De modo que empecé a atenderla. Esta actividad en la Sala de Lectura junto con la oración por la comunidad con el tiempo me llevó a la práctica. Sentía grandes deseos de dar así como yo había recibido.
Comencé a prepararme para listarme en The Christian Science Journal y El Heraldo de la Christian Science. Si bien quería ayudar a los demás, no me sentía segura de mi capacidad para sanar. Un día me dije: "No importa. Total, no soy yo la que sana sino que es Dios el que sana".
Había efectuado varias curaciones después de la instrucción en clase. Varias personas me habían pedido ayuda y se habían sanado. De modo que envié la documentación a La Iglesia Madre sin ningún temor.
Conversé con la gente encargada en La Iglesia Madre y me dijeron que necesitaban una prueba más de curación. Así como encontré la Christian Science por medio de una conferencia (y bendigo a Dios mucho por esto), fue otra conferencia que tuvimos en esa época la que ahora me ayudó. Hablé con el conferenciante acerca de este deseo de estar en la práctica y lo que me dijo me ayudó bastante. Ese mismo día después de la conferencia, me estaba deleitando en el hecho de que, como hijos espirituales de Dios, todos estamos llenos de gozo, de felicidad, de salud, de todo lo bueno que Dios tiene para Su creación. Y justo sonó el teléfono con el llamado de una persona que necesitaba ayuda por medio de la oración. De inmediato me puse a orar. Más tarde me enteré de que se había sanado casi instantáneamente. Estaba muy feliz por esto y lo dio como testimonio el miércoles siguiente en la reunión de testimonios de nuestra iglesia. También envió esta curación a las publicaciones periódicas de la Christian Science, y fue este mismo testimonio que completó los requisitos de La Iglesia Madre para que yo me hiciera practicista listada en el Journal.