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De la perdición a la liberación moral

Del número de mayo de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Journal


Cristo Jesús no sólo enseñó que el hombre es el hijo de Dios; sino que demostró que ese entendimiento lleva a la salvación.

Las cualidades espirituales como la inteligencia, la pureza, el regocijo y el amor nos identifican como hijos inmortales de Dios, el Espíritu. En la medida en que veamos el bien, se manifestará la afirmación de la filiación espiritual del hombre. Cualquier persona que alcance una comprensión más clara de la naturaleza divina del hombre, tendrá poder para traer a su experiencia la evidencia de esa naturaleza donde pareciera estar ausente. Al identificarnos con nuestro Padre divino, como Su expresión, descubrimos en forma natural que nuestros pensamientos y nuestras acciones expresan con mayor claridad nuestro verdadero ser. Y encontramos que nada puede anular esta creciente demostración de nuestra sagrada relación con Dios.

El entendimiento de la individualidad verdadera y divina del hombre anula todo sentido falso acerca de él. Ese falso sentido pretende ocultar la realidad divina de la creación. Por ejemplo, conocí un joven cuyos padres habían abusado severamente de él, desde que era muy pequeño. Se fue de su hogar cuando era un jovencito y hasta llegó a vivir en la calle. Se volvió adicto a las drogas y al alcohol. Además, para sostener el vicio, cayó en una vida de homosexualismo y robo. A pesar de ello, desde que era niño había tratado de encontrar consuelo espiritual y había investigado muchas religiones, en las cuales sólo encontró alivio temporal.

Pero un día tocó fondo y recurrió a Dios de todo corazón. Esa noche conoció a una persona que le dio a conocer la Christian Science, y él pronto empezó a estudiarla. Por medio del estudio y la oración comenzó a darse cuenta de que a pesar de lo que había vivido, Dios nunca había dejado de amarlo. Empezó a comprender que como hijo amado de Dios no podía perder su valor innato, su pureza y la posibilidad de llevar una vida normal. Continuó estudiando la Christian Science y comenzó a ir a los servicios de una iglesia. Con su esfuerzo y la ayuda de un practicista de la Christian Science obtuvo un mejor sentido de su verdadera identidad como el hijo amado de Dios.

Si deseamos sanar a otros, o a nosotros mismos, por medios espirituales, debemos aceptar la identidad del hombre como idea espiritual de Dios, que no ha sido tocada ni afectada por las creencias que lo definen como una criatura material, atrapada por leyes materiales destructivas. Conforme aumentó su entendimiento de su verdadera identidad, el joven perdió el deseo de usar drogas, bebidas alcohólicas y tabaco.

Él también ansiaba liberarse del estilo de vida homosexual. Por medio de la oración constante y sincera, y con el apoyo del practicista, empezó a sentirse liberado del deseo de tener relaciones homosexuales. A pesar de que a menudo se considera que el homosexualismo es de origen genético, psicológico o fisiológico, la Christian Science ofrece, a través de los escritos de la Sra. Eddy, esta redentora declaración acerca del hombre: "El hombre noció libre: no es ni esclavo de los sentidos ni un tonto que se deja llevar por los llamados placeres y dolores de la materia autoconsciente. El hombre es la imagen y semejanza de Dios; todo lo que es posible para Dios, es posible para el hombre como reflejo de Dios".Escritos Misceláneos, pág. 183.

Con el tiempo, el joven decidió que era mejor pasar la vida solo que tener una relación inmoral. Al poco tiempo conoció a una muchacha que era Científica Cristiana y se casó con ella. Él le habló a ella honestamente de su pasado, y ella, por medio de su oración y su intuición espiritual, se dio cuenta de que él había sanado. A través de los años su matrimonio ha sido sólido, lleno de regocijo y normal en todo aspecto. Hoy ese joven es un ciudadano ejemplar y un empleado responsable.

En los escritos de la Sra. Eddy encontramos esta afirmación: "La renuncia a todo lo que constituye el llamado hombre material, y el reconocimiento y realización de su identidad espiritual como hijo de Dios, es la Ciencia que abre las compuertas mismas del cielo; de donde fluye el bien por todos los cauces del ser, limpiando a los mortales de toda impureza, destruyendo todo sufrimiento, y demostrando la imagen y semejanza verdaderas".Ibid., pág. 185.

No hay poder, presencia, inteligencia ni situación capaz de erradicar la identidad eterna y divina del hombre como el amado hijo de Dios. Este hecho incontrovertible da fuerza a la práctica de la curación espiritual, y el hombre emerge de toda situación como el preciado hijo del bien siempre presente, Dios.

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