Ya Era Tiempo de que escribiera este testimonio. He tenido tantas pruebas de la omnipotencia y omnipresencia de Dios en mi vida, que me da mucho gusto compartir algunas de estas experiencias.
Todo comenzó con que mi madre no había podido tener hijos. Ella dijo en sus oraciones que si llegara a tener un hijo, esperaba que él viviera una vida sirviendo a Dios. ¡Y llegué yo! Ella reconoció a Dios como el verdadero Padre del hombre.
Cuando yo era muy joven, fui sanado mediante la Christian Science, de meningitis espinal y también de un grave accidente, cuando caí de una barda. Más adelante, jugando futbol en la escuela, me torcí seriamente una pierna. Recordé que un amigo había estado ausente de la escuela varias semanas por una lesión similar, y tuve mucho miedo. La Escuela Dominical de la Christian Science me había enseñado a vencer el temor comprendiendo el poder puro de Dios como infinito Amor. Me senté fuera de la cancha regocijándome en el conocimiento de la omnipotencia de Dios. Las palabras de un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana, vinieron a mi pensamiento: "Brazos del eterno Amor/ guardan a Su creación" (N˚ 53). Sané en minutos y pude terminar el partido.
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