Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Una introducción a la Biblia

Un hombre de fe

Segunda parte

Del número de mayo de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Después De cruzar el Mar Rojo, Moisés y su gente estuvieron muy agradecidos porque Dios los había salvado de los egipcios. María, su hermana, animó con un pandero a las otras mujeres para que cantaran y bailaran.

Pero los hijos de Israel necesitaban la fe de Moisés como nunca antes. Estaban muy lejos de llegar a Canaán, la tierra prometida, y enfrentarían muchas situaciones que pondrían a prueba su fe en el poder de Dios. Moisés los ayudó a confiar en Dios; a no tener miedo, a encontrar la ayuda de Dios allí mismo donde se encontraban.

Muy pronto tuvieron sed, y el agua que encontraron era amarga y no se podía beber. Entonces le hicieron pasar un muy mal momento a Moisés, lamentándose de que estaban en el desierto sin agua buena para beber. Como siempre había hecho, Moisés recurrió a Dios, y Dios le dijo que echara la madera de un árbol al agua. Esto purificó el agua y la hizo buena para beber. Le dijo a los hijos de Israel que si obedecían a Dios, Él los protegería. Pronto, encontraron un lugar donde había muchos manantiales de agua buena.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1998

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.