Hace Algún Tiempo un compañero de trabajo hizo un comentario que me llamó la atención. Después de contar una experiencia difícil, lamentándose dijo: "Debiera haber utilizado mi sexto sentido".
Esto me hizo pensar que el pensamiento mortal tiende a creer que el hombre es material y que los cinco sentidos físicos constituyen y gobiernan la existencia del hombre. Sin embargo, la Christian Science explica que la materia es inerte y carece de inteligencia; por tanto la información que dan estos llamados sentidos es errónea desde la premisa hasta la conclusión. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mary Baker Eddy hace notar que la fe que la humanidad tiene en el testimonio de estos sentidos es la responsable de todo el pecado y la enfermedad que atan a la humanidad. Ella escribe: "Los sentidos corporales son el único origen del mal o error. La Ciencia Cristiana demuestra que son falsos, porque la materia no tiene sensación, y ninguna estructura orgánica puede darle oído y vista, ni hacer de ella el medio de la Mente".Ciencia y Salud, pág. 489.
Cuando mi colega expresó su decepción por no haber utilizado su "sexto sentido", estaba vislumbrando el poder que tiene y la confianza que se puede tener en la intuición espiritual. La verdad es que el sentido espiritual de ninguna manera es un sexto sentido, es el primer y único sentido del hombre.
Las Escrituras nos dicen que Dios, el Espíritu, hizo al hombre a Su imagen y semejanza. Entonces, puesto que Él creó al hombre espiritualmente, los únicos sentidos del hombre deben ser espirituales, no materiales. La Sra. Eddy escribe: "Según la Ciencia Cristiana, los únicos sentidos reales del hombre son espirituales y emanan de la Mente divina".Ibid., pág. 284.
Todos somos capaces de percibir espiritualmente
El sentido material de las cosas, que no merece confianza alguna, se ilustra en la Biblia cuando Lot elije la tierra de Sodoma y Gomorra como un buen lugar donde vivir. Leemos en Génesis: "Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová... Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma". Gén. 13:10, 12. Las apariencias engañaron a Lot, y no pudo discernir con sus ojos la maldad y el pecado que habia en aquella tierra. La ciudad que él escogió para vivir, al poco tiempo fue destruida por "azufre y fuego". Gén. 19:24.
El bien que describen los sentidos corporales no merece confianza alguna, y el mal que anuncian es una mentira. Los sentidos corporales alegan que el hombre puede volverse ciego, sordo, enfermo, discapacitado o demente. Cuando utilizamos el sentido espiritual, vemos que podemos escapar de la esclavitud de estas creencias materiales. Cristo Jesús lo demostró una y otra vez en su obra sanadora. Él nunca aceptó el testimonio de los cinco sentidos corporales como algo real y definitivo, sino que siempre se apoyaba únicamente en el discernimiento espiritual. Las Escrituras dicen del Cristo, el hombre ideal: "No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra". Isa. 11:3, 4.
Una prueba notable de que el testimonio de los sentidos materiales no es definitivo, la vemos cuando Jesús resucitó a Lázaro. Véase Juan, cap. 11. Cuando llegó a la tumba de Lázaro, y su hermana Marta dijo: "Señor, hiede ya, porque es de cuatro días", Jesús contestó con estas palabras: "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?", Jesús en esencia negó lo que los sentidos materiales sugerían respecto a la descomposición. Mediante la percepción espiritual, él vio el verdadero ser de Lázaro, hecho a imagen y semejanza de Dios, perfecto e imperecedero. Él sabía que la idea del Espíritu no está sujeta ni a la descomposición ni al olvido en la tumba. Luego, "alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, te doy gracias por haberme oído... Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir".
Mirar a nuestro mundo desde arriba: un deseo de muchos
Llegamos a ser verdaderos discípulos de Jesús conforme comenzamos a negar y a abandonar diariamente el falso testimonio de los sentidos materiales. De hecho, la armonía y la paz que podemos experimentar a cada momento, dependen de nuestra capacidad para confiar en nuestro único sentido verdadero, y ver la creación tal como Dios la hizo. La percepción espiritual es innata en el hombre y sólo está consciente del orden divino, la perfección, la belleza, la armonía y la santidad de la creación de Dios. La nada del pecado, la enfermedad, la carencia, el odio y la avaricia, será demostrada cuando, mediante esta percepción espiritual, discernamos la totalidad de Dios.