Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La fiesta del Mundial

Del número de junio de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Este Mes Se Disputa en Francia la XVI Copa del Mundo. Treinta y dos equipos de fútbol de Europa, Asia, África y las Américas compiten por el título, actualmente en poder de Brasil.

A través de la historia, las competencias deportivas han servido para fortalecer los vínculos de hermandad entre las naciones. Entre esas competencias, el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos acaparan cada 4 años el interés universal.

Los Campeonatos del Mundo son testigos de encuentros inolvidables, con equipos brillantemente dotados individual y colectivamente. La forma en que los entrenadores plantean los partidos con el objetivo de lograr la victoria, es casi siempre generosa y abierta. La violencia que caracterizó al fútbol durante muchos años ha ido disminuyendo gradualmente en la medida en que el espíritu del "juego limpio" prevalece y las cámaras de televisión se encargan de mostrar hasta los más mínimos detalles de cada jugada. El alto grado de profesionalismo exhibido por los árbitros que dirigen los encuentros, contribuye a que la justicia impere en la cancha.

Hoy día todos podemos llegar a ver que el deporte en general y el fútbol en particular son disciplinas que nos permiten expresar y desarrollar las cualidades con las cuales Dios ha dotado al hombre, tales como inteligencia, fortaleza, destreza y talento. Mary Baker Eddy, escribe: "Dios expresa en el hombre la idea infinita, que se desarrolla eternamente, que se amplía y eleva más y más desde una base ilimitada". Ciencia y Salud, pág. 258. Esa idea infinita puede expresarse en el fútbol en una jugada bien concebida, en un pase magistralmente colocado, en la arrojada intervención de un guardameta, en un inteligente planteamiento táctico que sirve para ganar un juego, en la fuerza espiritual necesaria para cambiar la estrategia en los partidos y decidir resultados.

Al abrazar a la humanidad en nuestra oración, podemos ver que el Campeonato del Mundo, por encima de la rivalidad circunstancial de una competencia deportiva, nos brinda la oportunidad de contemplar la gloria de la acción de la Mente, Dios. Esa maravilla del gobierno divino se expresa en cada detalle de la organización, en la belleza arquitectónica de los estadios, en la sana confraternidad entre los aficionados, en el espectáculo multicolor de las hinchadas. Podemos incluir en nuestro amor a todos cuantos participan de este evento: dirigentes, jugadores, entrenadores, árbitros e hinchas. Y podemos mirar más allá del cuadro mortal del hombre, sujeto a lesiones y trastornos físicos, hacia la realidad espiritual del hombre creado para ser testigo y expresión inmortal del ser de Dios.

La Sra. Eddy escribe: "Las artes profiláctica y terapéutica (es decir, la preventiva y la curativa) pertenecen decisivamente a la Ciencia Cristiana, como se vería fácilmente, si se comprendiese la psicología, o Ciencia del Espíritu, Dios".Ibid., pág. 369. Tuve la oportunidad de probar la verdad de esa declaración más de una vez. Si bien no me he dedicado al deporte en forma profesional, desde niño me ha gustado tomar parte en actividades deportivas. La Christian Science me ha ayudado a prevenir lesiones y a sanar rápidamente de ellas cuando se produjeron. Recuerdo una vez en que, mientras jugaba al fútbol, al buscar una pelota que venía de lo alto, caí con todo el peso del cuerpo sobre uno de mis brazos. Enseguida me levanté y continué jugando como si nada hubiera pasado. Pero al levantarme al día siguiente por la mañana, me dolía mucho el brazo y no podía moverlo sin sentir una gran molestia. De inmediato solicité a un practicista de la Christian Science que me apoyara con su oración. Me aseguró que, como hijo de Dios, yo no estaba expuesto a lesiones y accidentes y que, por lo tanto, no tenía porqué sufrir sus consecuencias ni pasar por un período de recuperación más o menos largo. Razoné que como en realidad en Dios "vivimos, y nos movemos y somos", Hechos 17:28. jamás me había movido mal ni había caído de Su cuidado.

Inteligencia, fortaleza, destreza y talento, cualidades de origen espiritual que se ponen en juego en todo evento deportivo

Estas verdades me impulsaron a vestirme e ir a trabajar aquella misma mañana, aunque tenía que llevar el brazo recogido contra el pecho. Mi trabajo diario incluía en aquella época el escribir a máquina. Al llegar, tan sólo podía utilizar uno de los brazos y por lo tanto comencé a escribir a máquina con una sola mano. En el transcurso de la mañana el dolor fue disminuyendo gradualmente y hacia el mediodía ya podía mover los dedos de la otra mano. Al otro día comencé a escribir con ambas manos. Y en dos días estaba completamente sano.

Ya sea que practiquemos algún deporte o seamos simples aficionados, podemos sentirnos seguros en toda clase de actividad, circunstancia y lugar, sabiendo que Dios, que es el Amor divino, cuida, ama y bendice a toda Su creación, en la que estamos todos incluidos. Por lo tanto, el Amor extiende Su protección contra toda lesión, accidente o discordia, a todos Sus hijos. Al presenciar un emocionante partido de fútbol en el estadio o en la televisión, podremos saber que Dios incluye en Su cuidado a todos los protagonistas. De esta forma contribuiremos a que este Mundial y todos los acontecimientos deportivos, sean la expresión de "en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres". Lucas 2:14.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / junio de 1998

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.