Este mes cientos de millones nos reunimos para ver ganar al seleccionado de nuestro país. "Ganar", porque el equipo nuestro es para todos siempre ganador, cualquiera sea el resultado. Por sólo haber tratado de calificar para participar en la Copa del Mundo, ya es ganador. ¿Cuándo no hemos recibido con honores al seleccionado que regresa al país? Todos sabemos que han dado lo mejor de sí y que han trabajado arduamente.
Este fútbol querido es un poco como un espejo. Cada partido es como ver pasar nuestros sueños y deseos frente a nosotros: las cosas por las que luchamos a diario, las que estamos por emprender y aquellas por las que nos sentimos orgullosos. Y todo esto lo vemos en medio de un despliegue de imaginación, destreza y persistencia, tal como lo queremos ver en nuestra propia vida.
Persistencia, sobre todo. ¡Qué noble se ve nuestro equipo cuando se niega a darse por vencido en un partido en el que le quedan tan solo diez jugadores en la cancha!
Persistencia, no darse por vencido, mirar siempre hacia la meta, ¿no es esto parte de nuestra vida? Bueno, también es parte de nuestra espiritualidad y del papel que ésta tiene en la curación.
Nuestros colaboradores en este número muestran cómo han persistido por medios espirituales para hallar armonía en sus relaciones, para encontrar empleo y para sanar.
Con esto, una vez más queremos hacerle presente en este número, que las enseñanzas de la Biblia traen espiritualidad a nuestra vida, para que todos podamos disfrutar del progreso y la salud que Dios nos otorga libremente.
Afectuosamente,