Tal Vez usted tuvo una entrevista para trabajo y creyó que todo había salido bien. No obstante, no obtuvo el empleo. Y quizás la empresa ni siquiera tuvo la cortesía de avisarle, por carta o telefónicamente, que contrató a otro empleado en su lugar. El hecho de no ser notificado cuando ocupan el puesto, es una de las cosas más molestas que podemos enfrentar al buscar empleo. En cierta ocasión, un periódico de una ciudad grande publicó, en su columna de consejos para obtener trabajo, una carta haciendo objeciones a esta práctica. Como resultado, recibió aún más cartas expresando el mismo descontento.
¿Qué podemos hacer si al ser entrevistados para un empleo sentimos que nos han tratado como ciudadanos de segunda categoría? Podríamos presentar una queja, pero eso probablemente solo empeoraría la situación. Mejor que quejarnos es recurrir a la oración que nos ayuda a percibir que, tanto nosotros como el probable empleador, somos ideas espirituales de Dios, que reflejamos Su bondad, Su justicia y Su misericordia.
Cuando uno busca muy útil saber que la única Mente, Dios, gobierna a todas las partes interesadas. Dios no está en guerra con Sus ideas, Sus hijos y Sus ideas no están en guerra unas con otras. Dios es el único creador, es omnipotente y lo circunda todo. No conoce ideas sin empleo o ideas mal empleadas. Tampoco tiene ideas de segunda clase. El hombre de Su creación, no es el hijo del rechazo ni del infortunio, sino que está siempre empleado al servicio de su Hacedor.
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