¿Te Has Sentido alguna vez perdido, como si no supieras adónde ir? Quizás haya sido cuando comenzaste a asistir a una nueva escuela, o cuando estuviste lejos de tu mamá o tu papá, o tal vez cuando un amigo quería que hicieras algo que sabías era incorrecto. Recurrir a Dios nos da la guía que necesitamos para no sentirnos perdidos ni confundidos. Cada vez que escucho a Dios, soy guiada a hacer lo más conveniente. Me gustaría contarte de una ocasión en que aprendí que no importa dónde yo esté, Dios está allí para guiarme.
Fui a una feria ecuestre con mis padres, y estaba muy contenta de estar allí. Me encantaba todo lo que aprendía sobre los diferentes tipos de caballos y ver las exhibiciones de equitación. Cuando recorrí con mis padres el establo donde se mostraban los alimentos para caballos, me aburrí un poco, y le pedí a mi papá permiso para regresar al establo donde estaban los caballos. El me dijo que regresara en media hora.
Me alejé, feliz de andar sola; sin embargo, con tanta emoción, me perdí. Al seguir caminando, me di cuenta de que tampoco sabía cómo regresar a donde estaban mis padres. Creí que si seguía caminando, sin duda hallaría un letrero o algo que me ayudara a regresar; pero pronto me hallé en un camino polvoriento que no conocía, y comencé a preocuparme. Unas personas pasaron en una camioneta y ofrecieron llevarme; recordé que mi mamá me había dicho que nunca me subiera a un coche con personas que no conociera, así que les dije: "No, gracias" y se fueron.
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