Hace Tiempo solía tener mis perros en la azotea y tenía que subir por una escalera de escalones clavados para darles de comer. Un día mientras subía, se rompió uno de los escalones y me caí perdiendo el conocimiento. Al resbalar atiné a ponerme en manos de Dios.
Cuando reaccioné media hora después, me era difícil respirar porque sentía como algo clavado en las costillas. Esto me hizo pensar que algunas de ellas se habían roto. Todo esto sucedió cuando hacía apenas unos días que había conocido la Christian Science.
Mi familia, preocupada por mi situación, quiso llevarme al hospital, pero yo, haciéndoles señas, dije que no. Entonces mi hijo, que conocía a una practicista de la Christian Science, fue por ella.
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