Cuántas Veces nos gustaría sentir que tenemos un mayor control de las cosas en nuestra vida diaria! Puede que los padres deseen que sus hijos expresen más aplomo. Tal vez una persona joven quiera sentir más dominio en sus estudios o en los deportes. El hombre de negocios puede que quiera que haya más armonía en el trabajo. Es muy natural desear que la relación entre las cosas y la gente vaya sobre ruedas. La comprensión espiritual del concepto de control y la práctica de esta comprensión, puede ayudar mucho en este sentido.
Podríamos comenzar considerando quién es el que tiene realmente el control de las cosas. La Biblia nos da una respuesta directa cuando dice: "Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos. Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé". Isaías 45:11, 12. Dios tiene el control de Su creación. Puesto que Dios hizo todo, Dios controla todo. Puesto que el hombre y el universo son el resultado mismo de Dios, ellos son Su reflejo. Y el reflejo siempre es controlado por el original.
Cristo Jesús enseñó que Dios es Espíritu, por lo tanto, Su creación debe ser espiritual, y no material. La creación del Espíritu está compuesta de ideas espirituales, y no de cosas o seres materiales. Estas ideas expresan las cualidades de Dios, Su naturaleza pura, y son inseparables de Él. Por lo cual, Dios controla toda Su creación espiritual e infinita.
Puesto que Dios es sólo el bien, Su creación es enteramente buena, y Su control solo se puede expresar en el bien. Por lo tanto, todo lo que no es bueno es una mentira. Como el mal es una mentira, obtenemos dominio sobre el mal al comprender la verdad del ser.
Puesto que Dios es infinito, no existe situación, momento ni lugar, donde Él no tenga el control de las cosas. Como Dios es bueno, el bien tiene siempre el control. Como Dios es Todo, no existe ninguna fuerza del mal que pueda tener control alguno. Nada está fuera del gobierno armonioso de Dios.
El pensamiento humano, como no discierne estos hechos, ve la vida como material, sujeta a las circunstancias, fuera del control de Dios, e intenta manipular esas circunstancias. Pero no podemos encontrar las verdaderas soluciones a nuestros problemas partiendo de conceptos falsos. El remedio se encuentra en ceder al hecho eterno de que Dios, el bien, está por siempre controlándolo todo. En otras palabras, necesitamos afirmar, en humilde oración, la naturaleza totalmente espiritual de la creación bajo el gobierno de Dios, la Mente divina, y ceder al control divino establecido y en operación ahora y para siempre.
Para ver el gobierno perfecto de Dios reflejado en Su creación, necesitamos tener a raya constantemente nuestro sentido humano y falible de lo que debería estar ocurriendo, junto con los vanos esfuerzos por controlar la creación de Dios. Cuando reconozcamos la omnipresencia de las cualidades de Dios, sabiendo que deben ser reflejadas por el hombre, este hecho se manifestará inevitablemente en nuestra vida. Conocemos lo que ya existe y eternamente existirá, y sabremos que se debe expresar de una manera tangible y práctica. Dios nos da a todos la habilidad de pensar así, desde una perspectiva espiritual. Mary Baker Eddy en una ocasión le dijo a los miembros de su Iglesia: "Sabed, entonces, que poseéis poder soberano para pensar y actuar correctamente y que nada os puede quitar esta herencia y transgredir el Amor".Pulpit and Press, pág. 3.
¿Qué podemos hacer si la escena humana dista mucho de ser ideal? ¿Acaso debemos quedarnos sentados, no preocuparnos y dejar que Dios se haga cargo? Aunque sólo Dios puede traer curación, tenemos trabajo que hacer. ¿Qué tipo de trabajo? Cuando las circunstancias parecen discordantes y fuera de control, puede que nos sintamos impotentes y tratemos de hacer que ocurra algo a toda costa. En lugar de eso, necesitamos cultivar el sentido espiritual que Dios nos dio, mediante el cual percibimos que la creación es enteramente buena. Una manera de cultivar nuestro sentido espiritual es volver nuestro pensamiento a la verdadera naturaleza del hombre como la idea espiritual de Dios. Cuando lo hacemos, al mismo tiempo apartamos nuestro pensamiento de la materialidad, fuera de la creencia de que el hombre es una estructrura física gobernada por leyes físicas. Entonces el sentido espiritual y no el sentido material tiene control sobre la consciencia, y nosotros cedemos al control de Dios.
¿Cómo se relaciona esto con el control del cuerpo material? En una ocasión me caí esquiando y me rompí el brazo. Mientras oraba para sanar, dejé que el Amor divino, la única Mente, inundara mi conciencia con la convicción de la omnipresencia de Dios. Yo sabía que, dado que soy el reflejo de la Mente, soy completo y no me puedo fragmentar. Este conocimiento espiritual de la ley de Dios, hizo que la Palabra de Dios se manifestara en la situación que estaba enfrentando. La palabra de Dios es todopoderosa, no sólo en el reino de lo espiritual, el único reino que realmente existe, sino en el tal llamado reino humano.
Como resultado de ejercer el sentido espiritual —esa convicción de la omnipresencia de Dios— los huesos del brazo volvieron a su lugar. Sentí, sin ningún dolor, cómo se producía ese movimiento. En treinta y seis horas pude usar el brazo y mover los dedos nuevamente. La curación ha sido permanente, prueba clara del control perfecto que Dios ejerce en el hombre. La Sra. Eddy afirma' "La Ciencia Cristiana es siempre el cirujano más hábil, pero la cirugía es el ramo de su método curativo que será el último en ser reconocido"Ciencia y Salud, pág. 402..
Por lo tanto, Dios controla armoniosamente el cuerpo. Podemos confiar el control de todo aspecto de nuestro ser a Dios. Para nosotros, tratar de controlar el cuerpo mediante la voluntad personal sería partir de una premisa falsa, actuar partiendo de la creencia de que el hombre es material, está separado de Dios, y sujeto a condiciones más allá de Su jurisdicción.
El siguiente pasaje de Ciencia y Salud, el libro de texto de la Christian Science explica la ley del control omnipresente y omnipotente de Dios: "Estad conscientes por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales —que no están en la materia ni proceden de ella— y el cuerpo no proferirá entonces ninguna queja. Si estáis sufriendo a causa de una creencia en la enfermedad, os encontraréis bien repentinamente".Ibid., pág. 14.
Tuve una experiencia que ilustra aún más, el gobierno perfecto de Dios. Hace muchos años noté que se me había formado una mancha gris de varios centímetros en el cuerpo. No pensé mucho en eso hasta que varios días después me di cuenta de que la mancha se había oscurecido. Ahora era negra.
Entonces comencé a orar. Rehusé tener miedo, sabiendo que Dios, el bien, estaba conmigo allí y siempre. Por lo que había leído sobre curaciones en la Biblia y en Ciencia y Salud, y de las curaciones que yo mismo había tenido, sabía que aunque parecía ser un problema en la materia, era en realidad una manifestación del pensamiento ignorante, temeroso o pecaminoso. Era necesario que llenara mi conciencia con el sentimiento y convicción de la omnipresencia de Dios. En oración podía recurrir a Dios, la Mente divina, en busca de un pensamiento sanador específico. Al ceder a la Mente divina y su guía pura, podría detectar los pensamiento impuros y verlos al mismo tiempo como irreales, sin base en la Verdad.
Ni bien comencé a orar, percibí que bajo esta situación discordante se hallaba la creencia de que las células podían estar fuera de control, actuando por su cuenta, fuera del control omnipotente y armonioso de Dios. Tomé unos minutos para pensar en los hechos espirituales que negarían estas sugestiones malévolas. Sabía que mi identidad es en realidad espiritual. La Biblia nos dice que el hombre es la imagen de Dios y que Dios es Espíritu. Ciencia y Salud expresa este mensaje de la Biblia cuando declara: "El hombre es idea, la imagen del Amor; no es físico. Es la compuesta idea de Dios, e incluye todas las ideas correctas..."ibid., pág. 475.
Comprendí que al ser el reflejo de Dios, estaba bajo Su control. Pro lo tanto, Dios me controlaba, y no las células, o sea la materia. Puesto que las células nunca habían tenido ningún control, no podían estar fuera de control.
A partir de ese momento, cada vez que veía la mancha oscura, dejaba de hacer lo que estaba haciendo y por unos segundos recordaba qué era lo que me estaba realmente controlando. En una semana, la mancha comenzó a aclararse hasta que muy pronto había desaparecido. La curación ha sido permanente.
!Qué herencia más maravillosa tenemos por ser el reflejo de Dios, el bien, siempre controlados armoniosamente por nuestro Creador!
