Esta es una transcripción de la entrevista realizada por el programa radial de El Heraldo de la Christian Science a originario de Quito, Ecuador, quien en la actualidad vive en Emaús, Pennsylvania, E.U.A.
Paul: Déjeme contarle primero de mi niñez. Yo me crié en una familia con cinco hermanos y hermanas, y mi padre, de carácter fuerte, como el hombre del hogar, era el que mandaba. A veces, había situaciones donde era algo injusto y violento conmigo.
Con el paso de los años mi padre falleció, y luego conocí una mujer fantástica que hoy es mi esposa. Como a los cinco años de matrimonio, esos recuerdos de situaciones violentas que había experimentado con mi padre, volvieron a hacerse presentes en mí.
Heraldo: ¿Tuvo eso alguna repercusión en su comportamiento?
Paul: Sí, lo que pasó fue que yo comencé a actuar con violencia en el hogar. Cosas de menor importancia me disgustaban, le alzaba la voz a mi esposa, y llegó un momento en que no solamente yo me asusté, sino más importante, mi esposa comenzó a ponerse nerviosa. Al principio, fui a ver a un practicista de la Christian Science,* pero también hablé con amigos que me sugirieron que hablara con un especialista de problemas domésticos, un psicólogo.
Heraldo: Bueno, usted fue a hablar con un practicista primero porque ya había tenido resultados con la Christian Science, ¿no?
Paul: Yo había tenido fantásticos resultados con la Christian Science. En una oportunidad, por ejemplo, estando de luna de miel en las islas Galápagos, tuve mi primera curación. Me corté la mano, y el doctor había dicho que necesitaría diez puntos por lo menos. Esa noche, oramos con mi esposa y leímos la Biblia y Ciencia y Salud. Al día siguiente por la mañana mi mano se había cerrado completamente. Fue una cosa maravillosa. Pero con respecto a lo que me refería anteriormente, si bien yo estaba estudiando la Christian Science, por alguna razón pensaba que esta situación quedaba fuera.
Heraldo: ¿Pensaba que la Christian Science no podría ayudarlo en este caso?
Paul: Sí, que tal vez estaba fuera del alcance de la Christian Science. Convencido de eso, erróneamente, fui a ver a este psicólogo, y básicamente lo que él hizo fue ayudarme a revivir todas esas circunstancias violentas. Era como volver a vivir una y otra vez la experiencia con mi padre, que era todo lo contrario a lo que yo quería hacer.
Heraldo: Esa experiencia no fue muy productiva, ¿no?
Paul: Fue contraproducente, a tal punto que mi esposa decidió dejar el hogar.
Heraldo: ¿Cómo se sintió usted?
Paul: ¡Yo literalmente caí de rodillas! Tengo una casa grande y estaba tan vacía. Hasta se llevó los gatos. Lo primero que pensé (y lo digo con un poco de vergüenza) fue quemar la casa. El primer pensamiento fue un pensamiento violento. No tenía razón alguna para vivir.
Heraldo: ¿Se le ocurrió llamar a alguien?
Paul: Bueno, después de pensar en todo eso, se me ocurrió llamar nuevamente a un practicista de la Christian Science. Como mi esposa se había llevado todas las revistas de la Christian Science donde se publica el directorio telefónico de practicistas (me imagino que lo había hecho porque no pensaba que iba a recurrir a esta religión por ayuda), pedí el número a Información de Larga Distancia. Por lo general, cuando lo llamaba, atendía el contestador automático, pero esta vez él contestó. Le digo que yo no podía ni hablar, y comencé a llorar. Sentía que estaba prácticamente con la mecha en una mano y el fósforo en la otra. Pero el practicista comenzó hablándome de las verdades de Dios, de que yo soy hijo de Dios hecho a Su imagen y semejanza. También me ayudó a ver todo lo bueno que había en mi vida. Y al rato sentí como que podía bajar las manos y apagar el fósforo.
Heraldo: Entonces Dios no estaba tan lejos como parecía.
Paul: ¡No! Él no me había abandonado; yo no había reconocido que Dios había estado ahí todo el tiempo.
Esta cita de Ciencia y Salud fue de mucha ayuda: "En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia. Su origen no está, como el de los mortales, en el instinto bruto, ni pasa él por condiciones materiales antes de alcanzar la inteligencia".Ciencia y Salud, pág. 63.
Esto me ayudó a ver que parte del problema era que el hombre que yo conocía, estaba basado en lo que yo sabía de mi padre. Siempre sentí que no fue un padre ideal, que fue un padre un poco injusto. Pero la gran curación para mí fue que llegué a darme cuenta de que mi verdadero padre es Dios, y que si esto es verdad, entonces necesitaba actuar de otra manera.
Heraldo: Dios es el Padre de todos nosotros.
Paul: Exacto, y lo que pasa, creo, es que muchas veces tomamos como ejemplo al ser humano, sin darnos cuenta de que Dios es el Padre perfecto de todos.
Bueno, poco después decidí ir a un sanatorio de la Christian Science. Allí uno puede estudiar, descansar, enfocar el pensamiento en lo que es importante, que es principalmente nuestra relación con Dios. Yo necesitaba estar más claro, más consciente de esa relación.
Heraldo: Y esa relación con Dios se hace más clara a medida que oramos.
Paul: Absolutamente. Porque estaba a punto de suicidarme, y la oración fue lo que me salvó. En ese momento que había estado de rodillas en mi hogar, supe que no había nadie en este mundo que pudiera ayudarme, que la ayuda tenía que venir de algo más elevado, más grande, y ese algo era Dios que me podía ayudar en ese instante.
Heraldo: ¿Qué resultados empezó a ver?
Paul: Bueno, no fue instantáneo. Ésta fue una de las épocas más difíciles y oscuras de mi vida, pasé muchas noches sin dormir. Pero el final fue brillante por la regeneración que trajo y hoy puedo ver todo esto con gratitud.
Después de regresar del sanatorio pude tener a Dios más presente en mi vida. Luego, aproximadamente una semana después de regresar (ya hacía un mes que mi esposa se había ido), ella me llamó por teléfono. Después me enteré de que también había tenido una curación durante ese tiempo. Se había quemado la mano y la curación había sido instantánea. Al orar le vino el mensaje que debía regresar a casa.
Cuando volvió después de unos meses, lo primero que hicimos fue mirar el pasado con gratitud, dejando de lado todo lo que no fue útil y vivir en cambio lo que aprendimos de Dios. La Christian Science me había enseñado que no es tanto de la relación que tengo con mi esposa, sino de la relación que ella y yo tenemos con Dios, que recibimos todo lo que necesitamos.
Heraldo: Y eso nos muestra un estado de plenitud, ¿no es así?
Paul: ¡Absolutamente! Antes, yo me sentía un poquito incompleto, tal vez, y mi esposa era la que me completaba.
Heraldo: ¡Qué bendición debe haber traído esto al matrimonio! Porque vio que no era cuestión de encontrar la solución en el matrimonio, sino en el cambio de su pensamiento.
Paul: Y la bendición más grande es que hoy tenemos una relación increíble. Es una relación tierna, gentil, abierta, y nuestra comunicación está llena de compasión.
Heraldo: Es más, principalmente lo ha fortalecido a usted en Dios, en saber que Él está realmente al lado suyo, rodeándolo.
Paul: Hoy sé que Dios está dispuesto a ayudarme en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier situación.
Partes de una entrevista con Joyce Marín, esposa de Paul (Sentinel, 27-4-98).
Hacía cinco años que estábamos casados, y le expliqué a Paul que ésa no era la manera correcta de comportarse dentro de un matrimonio, y que si seguía así, yo lo iba a dejar. Claro que en esto no hay fórmulas. La situación de cada persona es diferente, pero yo sentí que debía irme. Entonces me fui a casa de mi familia por unos meses...
Según la psicología, este tipo de problemas es un trauma que a veces se puede superar, pero siempre deja cicatrices. La idea de sanar sin que queden cicatrices es la esperanza que ofrece la Christian Science; es decir, que Paul podía superar una niñez problemática, identificar a Dios como su Padre y sentir que siempre cuidaba de él. Podía saber que Dios lo ama, que Dios es Amor.
Mientras tanto, yo tenía que lidiar con la idea de que el matrimonio no tenía esperanza. Por lo general se cree que los hombres que son abusivos nunca cambian, y yo sabía que debía estar alerta a esa creencia. En una situación abusiva, una persona controla a otra, ya sea un padre y el hijo, o un esposo y su esposa. No obstante, la verdad es que existe un solo Dios, una sola Mente divina, que lo controla todo. Yo me apoyaba en la Mente divina en todo momento para que me guiara.
Ya no me identificaba como una persona que padecía del abuso. Sabía que mi principal relación es con Dios y que podía confiar en el sentido espiritual, en esa comunicación entre Dios y Su idea, para que me indicara cómo y cuándo debía regresar a mi casa, o si debía proceder en una dirección diferente. A veces me preguntaba por qué razón tenía que vivir esta experiencia. Pero percibí que tenía que sanar esta situación, y que de ese modo otros serían bendecidos...
También reconocí que debía perdonar a Paul a fin de ser libre. El separar sus acciones pasadas de su verdadera identidad, me ayudó mucho.
Además fui muy clara acerca del tipo de comportamiento que ya no sería aceptado en nuestro matrimonio. Y una vez que volvimos juntos y las cosas comenzaron a mejorar, para mí fue muy importante la honestidad de Paul y su disposición de hablar abiertamente sobre el problema.
