En Una Clase de cuarto grado de la Escuela Dominical hablaban sobre la curación espiritual. Para comenzar el tema, los alumnos se turnaban leyendo en voz alta un párrafo del libro de texto de la Christian Science, libro que explica los pasos prácticos a dar para apoyarse en la ley divina de la curación espiritual. tal como lo hizo Cristo Jesús.
Uno de los párrafos que se leyeron comienza diciendo: "Cuando la ilusión de enfermedad o de pecado os tiente, aferraos firmemente a Dios y su idea".Ciencia y Salud, pág. 495. La frase que sigue dice: "No permitáis que nada sino Su semejanza more en vuestro pensamiento", pero una alumna leyó incorrectamente: "No permitáis que nada sino Su semejanza more en vuestra garganta" (En inglés ambas palabras tienen una pronunciación similar). Ella inmediatamente se dio cuenta de su equivocación, y todos se rieron con ella. Esto sirvió para romper el hielo y disipar todo aburrimiento. También permitió que los alumnos, con vivacidad y buen humor (tan naturales en ellos), empezaran a hablar sobre temas más profundos.
Al día siguiente, una amiga llamó a la maestra de esa clase para pedirle ayuda por medio de la oración. Un trozo de tenedor de plástico se le había atascado en la garganta, y era muy fuerte la sugestión de que se necesitaba una intervención quirúrgica para extraerlo. La maestra, recordando la lectura equivocada de su alumna de que sólo debemos permitir que la semejanza de Dios more en nuestro pensamiento, se lo contó a su amiga y ambas se rieron, prometiéndose ser obedientes a dicha instrucción.
Después de colgar el auricular, la maestra oró por su amiga, afirmando en su pensamiento la seguridad y pureza inherentes al hombre creado a semejanza de Dios. Su oración comenzó por confiar ampliamente en el poder de Dios para remover todo lo que fuese dañino. En su oración ella permaneció receptiva a las ideas espirituales que afirmaban el poder del Amor divino para sanar. Reconoció la presencia y acción del Cristo, la Verdad, que ajusta y limpia. Comprendió la veracidad de la curación espiritual y científica que se basa en la verdad de Dios, la verdad del hombre a semejanza de Dios y la falta de poder de todo aquello que se oponga a Dios y a su Cristo. El temor de que se necesitara una intervención quirúrgica desapareció, y la curación que había comenzado con la risa, rápidamente resultó ser completa. El trozo de tenedor fue expulsado en forma natural.
La risa tiene su lugar en la curación espiritual. Por supuesto que la salvación del pecado, de la enfermedad, de la limitación y de la muerte, que Cristo Jesús nos prometió, es demasiado importante como para tomarlo a la ligera. Pero la consagración a la curación espiritual puede ser seria, sin ser triste. Mary Baker Eddy mostró su aprecio por el buen humor en un comentario que ella hizo sobre las palabras de un clérigo. Ella escribió: "Estoy de acuerdo con el Reverendo Dr. Talmage en que hay 'ingenio, buen humor y vivacidad perdurable entre la gente de Dios' ".Esc. Misc., pág. 117.
La risa es algo natural e inherente al gozo, y el gozo es una cualidad espiritual. Sin la dimensión espiritual, la risa puede adquirir una forma que no es adecuada para la curación. Si la risa promueve la sensualidad, el sarcasmo o el ridículo, apuntando hacia los problemas o flaquezas de alguien, entonces ya no es más humor, sino burla, burla que apela a las tendencias más bajas de la naturaleza humana. Allí no hay ningún elemento de curación. Pero la humildad y el amor pueden elevarnos y llevarnos fuera de ese sarcasmo hacia la dulzura espiritual y el verdadero gozo. Eso fue lo que le pasó a Sara.
La Biblia cuenta que Sara y su esposo Abraham habían añorado por años tener un hijo. Dios les prometió un hijo. Pero cuando se pensó que los años de fertilidad de Sara habían pasado, toda esperanza fue abandonada, y Sara rió con amargura en descreimiento cuando Dios le reveló que ella aún podría dar a luz un hijo. Génesis 18: 12. Sin embargo, al fin concibió un hijo varón, al que llamaron Isaac, que literalmente quiere decir risa, gozo y dicha. En profunda humildad, Sara reconoció que Dios no es la causa de la decepción y el pesar, sino la fuente del gozo inefable. Plena de gratitud porque las promesas de Dios se cumplen, Sara exclamó: "Dios me ha hecho reír y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo". Gén. 21:6.
Si bien algunas experiencias humanas pueden colocarnos en un Getsemaní que requieran de nuestra máxima paciencia y fidelidad, el gozo de Dios y de Su Cristo están siempre allí para elevarnos. Entusiasmo como el de un niño y gratitud, nacida del descubrimiento espiritual, nos abren el camino hacia la curación. La risa, basada en el amor ilumina las tinieblas del temor y la resistencia, y permite que la luz de Dios brille y resplandezca a través de todo.
Sabemos que Jesús vio la importancia que tiene el gozo en la curación, cuando dijo: "Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis". Lucas 6: 21.