Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Estás abriéndote paso a codazos?

Del número de septiembre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Toqué El Clarinete desde la escuela primaria hasta que terminé la universidad. Cuando lo recuerdo, veo que a menudo me sentía tentado a evaluar mi valor dentro del grupo y como individuo, en función del lugar que ocupaba como músico. Cuanto mejor era ese "lugar", mayor valor tenía como clarinetista; o eso creía yo. Competía todo el tiempo con los demás, y debido a eso perdí muchos amigos. Pero cuando dejé de tocar el clarinete, me di cuenta de cuánto me había engañado a mí mismo.

¿Has sentido alguna vez que harías casi cualquier cosa por ser el "número 1"? Quizás conozcas el caso de alguna relación de estrecha amistad que fue afectada al competir por la calificación más alta, por ser el más reconocido, o incluso, por un amor. Las noticias de atletas que toman drogas ilegales para mejorar su desempeño, las peleas que estallan entre rivales en eventos deportivos, y hasta los problemas entre miembros de una familia, quizás nos indiquen la necesidad de entender mejor cuál es el talento y el valor de cada individuo. Y aquí es donde cierto relato sobre Santiago y Juan, dos de los discípulos de Jesús, puede sernos útil.

La cuestión no es con los demás, sino con las limitaciones que nos exigen una mayor espiritualidad

Un día, Santiago y Juan vinieron a Cristo Jesús pidiéndole ocupar una posición importante entre sus seguidores. Cuando los otros discípulos se enteraron de esto, se molestaron bastante. Aun entre ese selecto grupo de personas había estallado la competencia. La Biblia no nos dice si estos dos apóstoles se sentían superiores a los demás, si estaban siendo oprimidos o desautorizados por las autoridades, ni siquiera si su pedido provenía del deseo honesto de estar más cerca de su Maestro y de Dios. Pero sí nos dice que deseaban puestos de privilegio sobre los demás.

Jesús se volvió a ellos y les dijo: "...el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos". Marcos 10:43-45. Jesús les estaba mostrando qué importantes son para nuestro éxito la humildad, la benevolencia y el amor.

Nos enseñó que nuestra identificación correcta es la de hijos de Dios. Dijo: "El reino de Dios está [dentro de] vosotros". Lucas 17:21. Esto señala hacia la relación del hombre con Dios: el reino de Dios dentro de nosotros. Como imagen de Dios, la verdadera naturaleza del hombre es pura, inteligente, sabia, fuerte, completamente perfecta; el hombre expresa a Dios. ¿Qué podría ser más valioso o más necesario?

La competencia no es realmente entre individuos. El desafío es vencer las limitaciones. Al confiar en la ley de Dios, estamos preparados cada día para enfrentar este reto con una perspectiva renovada de nuestra verdadera naturaleza, una perspectiva que afirma nuestra bondad, perfección y compleción bajo toda circunstancia, que destruye el egoísmo y la timidez. Resolver un problema de matemáticas, jugar en un equipo de fútbol, cortar el pasto, son oportunidades para probar el dominio y la capacidad que Dios nos otorgó.

En Ciencia y Salud leemos: "Las corrientes serenas y vigorosas de verdadera espiritualidad, que se manifiestan en salud, pureza e inmolación propia, tienen que profundizar la experiencia humana, hasta que se reconozca que las creencias de la existencia material son una evidente imposición, y el pecado, la enfermedad y la muerte den lugar eterno a la demostración científica del Espíritu divino y al hombre de Dios, espiritual y perfecto".Ciencia y Salud, pág. 99.

A medida que apreciaba mi valor en términos espirituales, me fui liberando. Opté por volverme a Dios y dejar que "las corrientes vigorosas de verdadera espiritualidad" definieran mi pensamiento y mi acción. Durante este período desaparecieron varias limitaciones de mi vida. Cuando tuve nuevamente la oportunidad de tocar el clarinete, lo hice con mayor placer y alegría. Me sentí libre de un viejo sentido de competición, y mi único interés fue ser la expresión de Dios.

¿Y qué ocurre si otra persona está celosa de ti o está tratando de perjudicarte? También tenemos dominio sobre esta imposición. Podemos permanecer fieles a nuestro verdadero propósito y a la voluntad de Dios. Podemos expresar el amor de Dios, que da a todos dominio sobre el mal y destruye los aspectos nocivos de la competencia. Ciencia y Salud afirma: "En todo momento, y bajo toda circunstancia, vence con el bien el mal. Conócete a ti mismo, y Dios proveerá la sabiduría y la ocasión para una victoria sobre el mal. Si estás revestido de la panoplia del Amor, el odio humano no puede tocarte".Ibid., pág. 571.

Jesús reconoció que Santiago y Juan tenían la posibilidad de crecer en espiritualidad y gracia, y se convirtieron en hombres de indudable valor y respeto. A pesar de sus errores, ellos dos, junto a Pedro, estuvieron entre los discípulos más cercanos a Jesús y fueron testigos de importantes acontecimientos en el ministerio del Maestro. A medida que dejemos de competir con los demás, escuchemos humildemente a Dios para saber cuál es Su propósito para nosotros y resueltamente sigamos Su guía, nosotros también progresaremos hasta convertirnos en modelos de espiritualidad y gracia, demostrando así nuestro verdadero valor como hijos de Dios. De esta manera, nuestros talentos ayudarán también a otros.

• Vigila tus pensamientos, llegan a ser tus palabras.

• Vigila tus palabras, llegan a ser tus acciones.

• Vigila tus acciones, llegan a ser tus hábitos.

• Vigila tus hábitos, llegan a ser tu carácter.

• Vigila tu carácter, llega a ser tu vida.

De "Actions speak louder..." [Sentinel 23/3/98]

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / septiembre de 1998

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.