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La femineidad realzada por el Cristo

Del número de septiembre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Temas Sobre La Mujer siguen siendo de gran interés en la actualidad. Prueba de ello es la IV Conferencia Mundial Sobre la Mujer, organizada por las Naciones Unidas hace dos años; los casos de discriminación sexual que están en juicio en los tribunales, y la participación cada vez mayor de la mujer en la política. Para muchos este interés indica un deseo de otorgarles más libertad, mayor justicia y un trato más humano.

Mucho de lo que la mujer enfrenta tiene su raíz en los falsos conceptos del origen, la identidad y el propósito de la mujer. Por ejemplo, en el segundo capítulo del libro de Génesis en la Biblia, el relato de Adán y Eva presenta a la mujer como una ciudadana de segunda clase, subordinada al hombre por haber sido creada después de él, e incluso hecha de una parte de su cuerpo.

Para sanar los efectos de este concepto erróneo de la mujer, es necesario reemplazarlo por la comprensión de la Palabra de Dios, que revela la identidad espiritual de todos. El primer capítulo del Génesis claramente presenta esta identidad verdadera: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó". Génesis 1:27. La imagen de Dios no está definida ni limitada por el sexo, sino que es completa y expresa la totalidad de las cualidades de Dios, incluyendo lo que consideramos cualidades femeninas y masculinas. El comentario bíblico que escribió Dummelow sugiere que la creación del varón y la mujer fue simultánea. Ciencia y Salud dice: "Con un solo mandato la Mente había hecho al hombre, varón y hembra ".Ciencia y Salud, pág. 524. Con este enfoque no hay quien domine ni quien sea dominado. Tanto las cualidades masculinas como las femeninas son bendecidas por Dios.

Más adelante en la historia de Adán y Eva, en el capítulo tres, la mujer es engañada por la serpiente y es utilizada como un medio para hacer caer al hombre. El acoso sexual tiene su base en estos falsos conceptos del hombre y la mujer. El acosador parecería tener una inclinación carnal, motivada por la sensación en la materia. Pero el Cristo revela que la verdadera naturaleza del hombre es espiritual, pura y está motivada por la Verdad y el Amor. Por otra parte, la persona acosada, a menudo la mujer, parecería débil y víctima de las circunstancias. Sin embargo, el acoso no es dirigido a una persona, sino al concepto material de la mujer. No hay nada que el acoso pueda hacerle al concepto espiritual de la mujer.

Eva es castigada con dolor en el parto, por sucumbir a las sugestiones de la serpiente. En efecto, esta "maldición" parece comenzar en la pubertad con los incómodos períodos menstruales. También, la creencia en el dolor y el pesar a menudo se manifiesta al dar a luz, durante momentos difíciles al criar a los hijos, cuando los hijos dejan el hogar y durante la menopausia. Sin embargo, estas etapas de la mujer a semejanza de Eva son un concepto falso, una interpretación errónea respecto a la mujer que hizo Dios; y mediante la comprensión de la creación de Dios, podemos probar que el concepto mortal de la mujer es una mentira.

Cristo Jesús dio el ejemplo de lo que es considerar espiritualmente a la mujer. En una ocasión, su comprensión espiritual liberó a una mujer que había estado inválida durante dieciocho años, y que estaba tan encorvada que "en ninguna manera se podía enderezar", según se lee en la Biblia. Véase Lucas 13:11-13. Cristo Jesús "la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad". El relato dice que "ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios".

¡Cuánta esperanza y obediencia mostró ella al acudir a Jesús aun cuando estaba tan encorvada! Ella no podía enderezarse por sí misma, pero el poder sanador del Cristo sí podía hacerlo. Ese poder la liberó y la enderezó, sacando a luz la libertad de su verdadera identidad espiritual, que es eternamente recta y libre. Esta identidad real no se basaba en la apariencia de una mujer caída y encorvada. El Cristo la liberó de esa identificación mortal y mostró que estaba erguida, y así reveló la capacidad de ella, como semejanza de Dios, para caminar glorificándolo a Él. ¡Qué ejemplo más convincente de la actividad del Cristo, que disipa el concepto falso de la mujer a semejanza de Eva, y trae curación!

La comprensión, a la manera de Cristo, de la verdadera mujer, también tuvo un efecto sanador en mi experiencia, librándome de dolor y molestias durante el alumbramiento. Mis tres hijos nacieron en mi hogar, y la creencia comúnmente aceptada de que el dolor es inevitable fue eliminada mediante el entendimiento de que la maldición sobre Eva no tenía ningún efecto.

Eva fue castigada por aceptar el conocimiento tanto del bien como del mal. Esta creencia de que ambos son reales, implica que hay dos fuerzas trabajando simultáneamente en direcciones contrarias. Pero la comprensión de que no existe fuerza contraria y que el bien es el único poder, elimina esa lucha. Dios sólo da bendiciones a Sus hijos.

También encontré consuelo al comprender que la creación verdadera es espiritual; que es gobernada por el Principio divino, y que expresa el desarrollo ordenado del bien. Ciencia y Salud declara: "Aun en la Ciencia Cristiana, la reproducción por las ideas individuales del Espíritu no es sino el reflejar del poder creativo del Principio divino de esas ideas".Ciencia y Salud, págs. 302-303. Dar a luz no es una lucha ni un trabajo personal, sino el "reflejo" del poder creativo de Dios y de la omnipotencia del Espíritu. El reflejar no requiere de esfuerzo, y esta percepción me liberó de los temores de un prolongado trabajo de parto. Además, el comprender que nada me podía impedir que sintiera el amor de Dios, puesto que el Amor es infinito, me liberó del temor al dolor. Sabía que, debido a que Dios es todo lo que está presente, el amor de Su presencia era lo único que yo podía sentir realmente. Los tres alumbramientos ocurrieron sin dolor ni trabajos de parto prolongados, y fueron experiencias llenas del gozo del Alma, Dios.

El mantener en el pensamiento el concepto de la mujer a la manera del Cristo, y el vivir esta idea verdadera, tienen un efecto sanador. El Cristo eleva el concepto que la humanidad abriga respecto a la mujer, y abre el camino para establecer los procedimientos y las leyes que garanticen y fomenten, la dignidad de toda la creación de Dios.

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