Conocí La Christian Science a través de las transmisiones por radio de onda corta. A mi esposo y a mí nos gustaba captar señales de otros países, y en una ocasión sintonizamos el programa El Heraldo de la Christian Science, donde escuchamos la narración de algunas curaciones.
Cuando terminó el programa comentamos que sería interesante saber de qué se trataba ese tipo de tratamiento y cómo funcionaba. Entonces recordamos que un año atrás, caminando por la ciudad de México, habíamos visto un edificio en el que decía "Sala de Lectura de la Iglesia de la Ciencia Cristiana". Al día siguiente mi esposo fue y adquirió la revista El Heraldo de la Christian Science. Cuando la leímos nos llamó la atención el testimonio de curación de una persona con problemas de columna vertebral. De inmediato me identifiqué con el caso, pues yo tenía aproximadamente 15 años de estar padeciendo algo similar. Los médicos me habían diagnosticado osteoporosis, columna vertebral desvida, discos vertebrales fuera de su lugar y una pierna más corta que la otra. Todo esto me provocaba intensos dolores y me impedía estar en una misma posición aun por pocos minutos, y en varias ocasiones quedé inmóvil porque se me trababan los huesos de la cadera. Además, ese año se agudizó mi situación y los médicos me dijeron que no había nada que hacer, ya que se trataba de una enfermedad degenerativa. Incluso estuvieron a punto de pensionarme porque ya no podía desempeñarme en mi trabajo, que en ese entonces era de oficinista.
Vimos entonces que en la revista se hacía referencia al libro Ciencia y Salud, así que lo compramos y empezamos a leerlo
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