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La Vida: remedio para el dolor y el sufrimiento

Del número de septiembre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Últimamente se ha hablado mucho sobre sobre la cuestión de si un médico debe ayudar a un paciente a acabar con el dolor y el sufrimiento, aparentemente incurables e intolerables, poniéndole fin a su vida. La premisa es, desde luego, que la muerte acaba con el dolor y el sufrimiento, pero ¿en verdad lo hace? Cristo Jesús silenció el dolor y el sufrimiento mediante su comprensión y su demostración de que la Vida es eterna, y que esta Vida no incluye dolor ni sufrimiento.

Jesús jamás dijo que la muerte fuera la entrada al reino de la vida eterna, donde no hay sufrimiento. Él dijo: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". Juan 17:3. En otra ocasión, cuando un intérprete de la ley le preguntó a Jesús cómo heredar la vida eterna, Jesús le hizo afirmar los dos puntos fundamentales de la ley espiritual: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo". Entonces Jesús respondió: "Haz esto, y vivirás". Lucas 10:27, 28. Para Jesús, la forma de experimentar la armonía, la paz y al salud de la Vida eterna, era a través de la comprensión espiritual y del amor, no por medio de la muerte.

Puesto que el hombre es la imagen y semejanza de Dios, como afirma la Biblia, usted y yo somos inseparables de la Vida, que es Dios: somos el reflejo espiritual de la Vida, una comprensión de esto, nos capacita para probar mediante la curación, que Dios, el bien, no envía el dolor y el sufrimiento sino que mantiene la perfección de Su imagen. Este concepto espiritual de la Vida, al hacerlo nuestro y amarlo, nos sana espontáneamente desde el interior, pudiéndolo hacer de manera instantánea. Además, tiene un efecto preventivo. En todos los casos, la Vida siempre presente y eterna proporciona un remedio eficaz contra el dolor y el sufrimiento originados por la falsa creencia material.

Tuve una prueba de esto en mi propia experiencia. Desde el punto de vista físico, no fue un período agradable, pues la enfermedad me mantuvo por más de una semana en cama, la mayor parte del tiempo, y continuó limitándome durante otra semana, antes que me sintiera capaz de regresar a mis actividades habituales. En ese tiempo, un practicista de la Christian Science oraba diariamente por mí; pero, en especial durante la primera semana, parecía que yo no estaba contribuyendo mucho a mi recuperación.

Sin embargo, ahora veo con claridad que el sentido espiritual de la Vida, que tanto aprecio, estaba actuando espontáneamente en mi pensamiento, produciendo un efecto sanador y natural. Este concepto de la Vida mantuvo mi pensamiento en paz, confiado en el poder sanador de Dios, y evitó que me inmovilizara el desaliento, lo que hubiera obrado en contra de mi recuperación. Estas palabras de Mary Baker Eddy describen su efecto: "El sentido espiritual de la Vida y sus nobles propósitos es ya de pro si una bienaventuranza que confiere salud e inspira regocijo. Este sentido de la Vida ilumina nuestra senda con el esplendor del Amor divino; sana al hombre de manera natural, en lo moral y en lo físico—exhalando el aroma de las palabras de Jesús: 'Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar'".Escritos Misceláneos, págs. 19-20.

Los días anteriores a esta experiencia habían estado llenos de exigencias, así que en mis oraciones me esforcé por comprender que Dios es la única Vida del hombre, y que las exigencias de la Vida no son una carga. La Vida divina le exige al hombre que sea lo que realmente es: la expresión de la Vida, el Espíritu. Busqué la guía de Dios para comprender más plenamente que la Vida es eterna, y que el dolor y el sufrimiento no son productos de Dios, la Vida, sino del falso concepto de la vida, que la considera material y limitada por el tiempo. Atrajo mi atención esta afirmación de Ciencia y Salud: "La Vida es eterna. Debiéramos descubrir eso y comenzar a demostrarlo".Ciencia y Salud, pág. 246.

Ciencia y Salud explica que la Vida es Dios, el Espíritu, y que ésta es la única Vida que el hombre posee. La existencia realmente no se encuentra en la materia y no tiene comienzo ni fin. No incluye dolor ni sufrimiento, ni ahora ni nunca; éstos pertenecen al falso concepto que presenta al ser como material, y desaparecen en la proporción en que el concepto verdadero de la Vida se establece en la conciencia humana mediante la comprensión espiritual y el amor.

El dolor y el sufrimiento nunca son la voluntad que tiene Dios para el hombre, ni para usted, ni para mí, ni para nadie. La convicción de esta verdad estuvo fortaleciéndose en mí todo el tiempo que duró el desafío mencionado anteriormente. Mi pensamiento se reordenó y renovó, de modo que no sólo sané físicamente, sino que obtuve mayor dominio sobre mi vida diaria.

La Vida, no la muerte, es el remedio que busca toda la humanidad. Cada día podemos aumentar nuestra comprensión y nuestro amor por la Vida eterna. Al hacerlo, se produce una revisión constante de todo concepto falso de la existencia, y descubrimos nuestra libertad, otorgada por Dios, que anula el dolor y el sufrimiento.

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