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Sanado de presión alta por medio de la oración

Del número de septiembre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una Mañana me sentí repentinamente abrumado por un fuerte mareo al levantarme de la cama. Alguien me indicó que estaba sufriendo de vértigo. La frecuencia de los ataques aumentó, al igual que mi preocupación.

Mi sobrino es médico y vive conmigo, entonces me examinó y me dijo que tenía además la presión alta y necesitaba tratamiento médico urgentemente. Le dije que prefería usar sólo el tratamiento en la Christian Science y él respetó mi decisión.

Recordé curaciones que tuve en el pasado, las cuales me inspiraron a acudir a la oración para sanar también este problema. Oré para comprender que cada individuo es una idea espiritual del Padre-Madre Dios. La verdadera identidad espiritual de cada uno de nosotros es la imagen y semejanza de Dios. Los hijos de Dios son Su reflejo, o expresión, y están siempre bajo Su cuidado infinito.

En su libro Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe: "Cuando la ilusión de enfermedad o de pecado os tiente, aferraos firmemente a Dios y Su idea. No permitáis que nada sino Su semejanza more en vuestro pensamiento. No consintáis que ni el temor ni la duda oscurezcan vuestro claro sentido y serena confianza, que el reconocimiento de la vida armoniosa —como lo es la Vida eternamente— puede destruir cualquier concepto doloroso o creencia acerca de lo que la Vida no es. Dejad que la Ciencia Cristiana, en vez del sentido corporal, apoye vuestra comprensión del ser, y esa comprensión sustituirá al error con la Verdad, reemplazará a la mortalidad con la inmortalidad y acallará a la discordancia con la armonía" (pág. 495).

Me di cuenta de que cuando nuestra consciencia está llena del reconocimiento de nuestro verdadero ser, nos liberamos de la creencia en la enfermedad y de los temores que la acompañan. El hombre no es un mortal enfermo que necesita ayuda material para sentirse mejor.

Sabía que el bien de Dios era abundante y que Su amor no tiene límites. El siguiente verso de la Biblia fortaleció mi confianza en la presencia y el poder del Amor divino: "Dios es nuestro amparo y fortaleza; nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" (Salmo 46:1).

Deposité toda mi confianza en el único Dios infinito, que es el bien universal. Comprendí que nada debía temer, puesto que Dios es nuestro refugio y fortaleza. Estoy siempre a salvo bajo la protección de Dios, reflejando Su naturaleza espiritual y recta. No existe poder opuesto a Dios. Sentí en mi consciencia la presencia eterna y el poder de Dios. Me liberé del temor, la duda y el pensamiento erróneo.

En menos de una semana me sentí lleno de regocijo. Había sanado, y desde ese entonces no he vuelto a sentir mareos ni falta de estabilidad. La curación fue completa.

Estoy agradecido a Dios por la Christian Science, que le ha traído tantas curaciones y bendiciones a mi familia, a nuestra comunidad y a mucha gente en todo el mundo.


He estado viviendo con mi tío, David Robert, porque trabajo en un asilo de ancianos de Hyderabad. Leí su testimonio y verifico que la curación ahí mencionada ocurrió exactamente como él la relató.

Mi tío sufría de deficiencia vestibulobasilar, una incapacitación que hace sentir mareos y perder el equilibrio. Lo examiné y descubrí que tenía presión alta. En mi opinión, necesitaba tratamiento médico inmediato. Pero él dijo que deseaba sanar por medio del tratamiento en la Christian Science.

Al cabo de una semana lo examiné otra vez y gozaba de perfecta salud. Su presión sanguínea también estaba bajo control. Todos en la familia quedamos asombrados al ver el poder sanador de la Christian Science.

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