La Muerte Es Trágica, especialmente para aquellos que sufren la pérdida de un ser querido. Es uno de los desafíos más grandes que enfrenta el ser humano.
Pero la muerte no es la experiencia final para nadie. El mensaje espiritual de vida eterna que contiene la Biblia da prueba de que la muerte no tiene poder para imponerse a la Vida, Dios.Ciencia y Salud ofrece una interesante exposición de este punto en las páginas 426–428. Comprender este mensaje y percibir la presencia del Amor divino, nos dan lo que necesitamos para vencer el pesar.
Podemos empezar a demostrar nuestro dominio sobre la muerte y el pesar comprendiendo la irrealidad de lo que podríamos llamar la "vista anticipada de la muerte", o sea el pecado, la enfermedad y la carencia. Cada una de estas supuestas realidades constituye un anticipo de la mortalidad. Por consiguiente, cada vez que empleamos medios espirituales para restaurar la salud, para reformarnos a nosotros mismos o reformar a otros del comportamiento y los pensamientos pecaminosos, o para comprobar que hay abundancia donde pareciera haber carestía, asestamos un fuerte golpe a la creencia general de que la muerte es inevitable. Hacemos lo mismo cuando nos liberamos del pesar por medio de la oración a Dios.
Esto me ocurrió a mí cuando mi madre, a quien yo quería muchísimo, falleció repentinamente mientras se sometía a un tratamiento médico para una enfermedad crónica que en la medicina no tiene cura. Yo estaba solo con ella en la casa, y mientras lidiaba con ambulancias y hospitales, e informaba a los familiares, comencé a orar para comprender la verdad de que la vida de mi madre era espiritual y por ende continuaba y no había sido afectada por lo ocurrido. Descubrí que ésa era la parte fácil de lo que necesitaba hacer.
A pesar de mis oraciones, al cabo de unos días me abrumó el sentimiento de pérdida. Entonces le envié una carta a una practicista de la Christian Science pidiéndole que orara por mí. Cuando regresé del correo me llamó una amiga por teléfono pidiéndome que orara por ella para que sanara de una dolencia física.
Por supuesto que accedí a ayudarla, y al hacerlo, conforme elevé mi pensamiento a Dios para ayudar a mi amiga, de pronto mi propio sentido de pérdida desapareció por completo. Ya no sentía conmiseración ni estaba triste por mi madre. Es más, al recibir la respuesta de la practicista ella me había escrito: "¡Tu amor es necesario allí mismo donde estás!" Esto es precisamente lo que sentí cuando mi amiga me llamó para pedirme que orara por ella, y así pude ver que Dios había contestado mi petición de ayuda inmediatamente.
También vi que esa experiencia era evidencia de una regla universal que se aplica a todos. Nuestro amor es necesario exactamente en el lugar que estamos, por más trágica y difícil que parezca ser nuestra experiencia en ese momento. La muerte trata de ocultarnos esa verdad reemplazando el amor que proyectamos hacia afuera con tristeza proyectada hacia adentro. Pero si recurrimos a Dios, el Amor eterno, cuando enfrentamos cualquier problema, incluso la muerte, sentimos el amor perpetuo que tiene Dios por nosotros, al expresar nosotros ese amor a los demás.
Por medio de ésta y otras experiencias en que he tenido que superar el pesar, siento que he comenzado a entender que la muerte no es el fin de la vida. Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy lo dice de esta manera: "Al fin se encontrará que la muerte es un sueño mortal, que viene en las tinieblas y desaparece con la luz".Ciencia y Salud, pág. 42. El apóstol Pablo percibió que la humanidad tarde o temprano seguiría el ejemplo de Cristo Jesús y vencería la muerte. Escribió: "Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria". 1 Cor. 15:54.
Aunque pensemos que estamos muy lejos de liberarnos completamente de la creencia en la realidad y necesidad de la muerte, es bueno aprovechar toda oportunidad de mejorar nuestra demostración del dominio que Dios otorga al hombre sobre la muerte, superando el pesar, la enfermedad, el pecado y la carencia. Entonces estaremos demostrando que la Vida, Dios, es el Todo-en-todo del ser para toda la humanidad.
