Mary Baker Eddy siempre se refirió a la Christian Science como un descubrimiento, un descubrimiento que ella realizó en la Biblia. Y en este sentido ella fue una mujer bíblica. Ella descubrió que el trabajo y las enseñanzas de Jesús están a nuestro alcance hoy como lo estuvieron hace dos mil años. Pero si ella lo hubiese dejado todo ahí, no habría tenido las pruebas, tribulaciones y victorias que colmaron el resto de su vida. Ella fue también una mujer del Espíritu, y su descubrimiento e investigaciones provocaron la revisión de opiniones teológicas establecidas hacía mucho tiempo. Una de esas revisiones fue la naturaleza de Dios. Ella descubrió por medio de su estudio de la Biblia que Dios es Madre al igual que Padre.
Como lo indicáramos anteriormente, la interpretación bíblica y especialmente la interpretación teológica, eran dominadas por los hombres. La noción de que Dios es Madre, que la naturaleza de Dios es femenina tanto como masculina, conmocionó a las instituciones teológicas prevalentes. Cuestionó los credos cristianos ortodoxos, incluso el de la Santísima Trinidad.
Desde entonces ha transcurrido cerca de un siglo y medio. ¿Y saben qué? Nuestras hermanas de fines del siglo XX están haciendo las mismas afirmaciones, y se les han unido incluso algunos hermanos.
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