Todo Comenzó la noche anterior, después de un servicio de testimonios muy lindo de los miércoles en mi iglesia. Apenas entré a casa me di cuenta de que se me había quedado uno de los himnos, una frase especialmente que dice: "En nuestras luchas Dios está, aun sin poderle ver". Esta frase se repetía una y otra vez en mi pensamiento. Cuando llegué a casa abrí el Himnario de la Ciencia Cristiana en el Himno Nº 86, y dice en una estrofa: "Bendito aquél a quien se da el don de conocer que en nuestras luchas Dios está, aun sin poderle ver". Me pareció preciosa esa estrofa del himno, luego me acosté a dormir, pero durante toda la noche me desperté varias veces con esa frase.
Me di cuenta de que debía ponerle atención a esto porque me llegaba al pensamiento con mucha insistencia, entonces me levanté muy temprano a estudiar. Estudié primero la Lección Sermón que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science. Y justamente esa lección traía el pasaje de la experiencia de Jacob en Betel. Cuando descubre que Dios está con él en ese lugar, y que él no lo sabía. Y una de las partes interesantes es cuando Dios le dice: "Te guardaré por donde quiera que tú fueres". Esto me pareció que tenía mucha relación con el versículo del himno que tan insistentemente me llegaba, y entonces percibí claramente que Dios siempre nos está protegiendo.
Resulta que al día siguiente, decidí ir al supermercado para lo cual tenía que atravesar un parque. Y llevaba una pequeña cartera de mano. Yo me detuve a mirar a unos niños pequeños jugar al fútbol, cuando de repente sentí que me tomaban por detrás ambos brazos y sentí un jalón a la cartera. Entonces rápidamente me volví y me encontré con que un vagabundo intentaba quitarme la cartera.
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