La siguiente entrevista es una transcripción de la charla que
mantuvo para el programa radial del Heraldo con practicista de la Christian Science, de Buenos Aires, Argentina.¿Con qué herramientas contamos para poder tomar una decisión en épocas de elecciones?
En épocas de elecciones, los políticos desfilan por la pantalla del televisor pidiendo nuestro voto. La selección no siempre es fácil porque frecuentemente la imagen que vemos es el producto de un equipo de expertos en comunicación social, una imagen diseñada para ganar nuestra adhesión. El candidato que aparece en la pantalla es como un producto en su nuevo envase, listo para ser lanzado al mercado. De modo que es necesario que aprendamos a ver más allá de la imagen publicitaria para discernir qué candidato es aquel al cual vamos a dar poder para gobernar el país.
¿Cuáles son las herramientas que nos permiten elegir buenos candidatos? Seguramente necesitamos disponer de información sobre cada uno de ellos, de sus antecedentes e ideas, si vamos a actuar racionalmente. Pero, lo que es más importante, precisamos sabiduría, que nos permite hacer un uso inteligente de ese conocimiento.
Por sabiduría no me refiero sólo a la actitud prudente que resulta de la experiencia. La verdadera sabiduría proviene de Dios. La Biblia no deja dudas al respecto cuando en Proverbios dice: "Jehová da la sabiduría y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia" (2:6) De la boca de Dios viene el conocimiento y el uso inteligente del mismo. La sabiduría es una cualidad divina que nos da perspicacia y la capacidad de discernir lo falso de lo verdadero. Da penetración al pensamiento para estudiar la plataforma política de los candidatos políticos.
De acuerdo con lo que me dices, si Dios está siempre presente, si Dios está aquí, entonces Su sabiduría también lo está. ¿Cómo hacemos para comprender esta sabiduría en términos prácticos?
Podemos pedirle a Dios que nos ayude. El Apóstol Santiago nos dice en la Biblia: "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada" (1:5). Dios es una fuente inagotable de inteligencia que provee a todos abundantemente. A través de toda la Biblia es revelada Su naturaleza como Espíritu, Amor y Vida. Jesús, quien demostró la indestructibilidad de la vida por medio de su propia resurrección, nos habla de la naturaleza divina cuando nos dice: "Dios no es Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos viven" (Lucas 20:38). La Vida sólo conoce su propia manifestación de vida. Así que es a esta inteligencia divina o Vida eterna a quien pedimos sabiduría.
Y Dios estableció un vínculo con cada uno de nosotros, como está bien claro en el Padre Nuestro cuando dice: "Padre nuestro que estás en los cielos". El vínculo Padre-hijo, ¿no es así?
Que el hombre es el hijo de Dios es otra de las grandes revelaciones de las Sagradas Escrituras. El vínculo Padre-hijo explica nuestra naturaleza espiritual como hijos de la Vida, como la fiel manifestación de todas Sus cualidades, incluyendo la inteligencia. Hace legítimo nuestro pedido por una sabiduría que ya nos pertenece.
El vínculo Padre-hijo también provee el fundamento para comprender la ley moral, la que Jesús resumió como: amor a Dios y amor a nuestro prójimo. No es tanto que la ley moral nos prohíbe hacer algo que está mal, sino que la comprensión de nuestra filiación espiritual con el Amor nos protege de hacer daño alguno.
La ley moral es una expresión de la sabiduría divina que ayuda a distinguir entre lo bueno y lo que no es bueno para nuestra vida. El concepto moral de la vida es una herramienta práctica que nos permite evaluar los candidatos a quienes vamos a dar cierto grado de poder en el gobierno. Es la moral del candidato lo que le da credibilidad. Así que, bien podemos pedir a Dios sabiduría, porque Él es el único que la tiene y está siempre dispuesto a dárnosla abundantemente.
¿Qué obstáculos hay en nuestra vida, en nuestra forma de ser, en las circunstancias, que me impiden recurrir a esta sabiduría?
En primer lugar está la educación que recibimos de la sociedad en que vivimos, la que incluye numerosas teorías y creencias, cosas que hoy parecen verdad y mañana son desechadas y reemplazadas por algo nuevo. Algunos quedan atados a esas creencias toda su vida y piensan que nacieron con poca inteligencia, o creen que son víctimas sin remedio de una herencia material. Otros piensan que la falta de educación a causa de la pobreza les ha impedido desarrollar su intelecto. No obstante, la solución está a mano, porque todos pueden pedirle ayuda a Dios.
En segundo lugar está el carácter que puede impedirnos expresar sabiduría. El carácter emocional tiene poca afinidad con la inteligencia; reacciona y se desborda fácilmente. A veces se llega a propagar en forma colectiva. Este es el caso de la multitud, donde las personas tienden a perder su sentido de individualidad y actúan de acuerdo con el comportamiento de la mayoría. Cuando muchas personas actúan en grupo, sea en un concierto de rock o en una reunión política, pueden llegar a comportarse en forma opuesta a lo que harían si estuvieran solas. Pueden tomar decisiones contrarias a sus convicciones.
La sabiduría de Dios detiene la reacción irracional. Nos hace reflexivos, pensadores independientes, no influenciables ni susceptibles a la manipulación. Hace que dependamos de Su inteligencia en lugar de meras opiniones personales. Cuando la sabiduría gobierna al individuo, no permite que su pensamiento sea dominado por un estado de excitación emocional o por una multitud.
¿Cómo ponemos esta sabiduría en operación?
La sabiduría elige a la sabiduría. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, que tenemos que ser sabios para elegir sabiamente. No elegimos al "envase" de una personalidad política, sino cualidades. No elegimos a aquél que nos presentan los estudiados mensajes publicitarios, sino que buscamos descubrir sus verdaderas cualidades. Pero, ¿qué cualidades? Las que hacen a un buen gobernante. Por ejemplo, nos podemos preguntar: ¿es este candidato obediente a la ley?, ¿cuáles son sus antecedentes, ha defendido la ley o la ha quebrantado? Si nosotros obedecemos la ley, si la apreciamos y vivimos, también vamos a buscarla en el candidato político. Nos va a parecer imprescindible. De modo que son las cualidades de la sabiduría que hay en nosotros que buscan las cualidades de la sabiduría en los demás. Yo diría que es la sabiduría del gobernado y la del gobernante que se están buscando entre sí. La sabiduría no puede elegir su opuesto: nosotros no votaríamos a un gobernante que nos arruine económicamente o que nos lleve a la guerra. En cambio, la sabiduría busca lo que trae justicia, paz, abundancia. Por eso es necesario que primero nosotros mismos seamos justos, pacíficos y buscadores del bienestar general. Y eso es exactamente lo que la sabiduría de Dios nos permite hacer. En su carta, Santiago también nos ofrece una definición de la sabiduría de Dios. Dice: "La sabiduría de Dios es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia, y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía" (3:17). Así que la sabiduría de Dios nos libera de la incertidumbre e incredulidad que muchas veces experimentamos frente a la pantalla de televisión cuando vemos los candidatos que se nos ofrecen. Ella nos guiará a elegir un individuo amante de la paz, amable y benigno, que exprese un sentido de misericordia cuando tome sus decisiones de gobierno, que piense en las consecuencias y piense con compasión. Y por sobre todas las cosas que sea un individuo capaz de gobernar para producir buenos frutos.
Entonces, contestando tu pregunta, yo diría que deberíamos empezar por expresar esas cualidades de paz, pureza, amabilidad, misericordia y abundantes frutos del bien, allí donde vivimos, en nuestro hogar, en el lugar donde trabajamos, etc.; y esas cualidades en nosotros buscarán su igual en aquél a quien le daremos poder para gobernar nuestro país de acuerdo con la ley.