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Tenemos la capacidad que necesitamos

Del número de julio de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En Cierta Época me sentía muy desdichada con mis estudios secundarios. Matemáticas me resultaba muy difícil. A pesar de todos mis esfuerzos, no lograba comprender los conceptos. Por último, mi profesor me dijo que nunca sería buena alumna en esta materia. Yo creí lo que me dijo y dejé de tratar de comprenderla. Abandonar este estudio no me ayudó para nada. Me empezó a ir mal en otras materias, y esto me hizo sentir que no era buena para nada. De hecho, me sentía como si llevara un gran cartel que decía: "mala en matemáticas, y en todo lo demás".

Mi manera de pensar cambió cuando comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Christian Science y a leer la Biblia y Ciencia y Salud, todos los días. Este estudio me enseñó que no debía aceptar opiniones negativas acerca de mí misma y que sólo debía reconocer lo que Dios sabe de mí.

¿Qué es lo que Dios sabe de nosotros? Dios nos crea a Su imagen y semejanza, y conoce la capacidad de Sus hijos. Esto significa que dado que Dios es Mente, reflejamos Su infinita capacidad en todo lo que hacemos. Por lo tanto, tenemos la capacidad de ser eficientes en todas las actividades que emprendemos, ya sean estudios académicos, computación, música o deportes.

La inteligencia no depende de genes ni de la "capacidad mental" que nos dicen que tenemos. La habilidad no proviene de la materia, los huesos ni las neuronas del cerebro. El talento y la capacidad provienen de la Mente divina — la única Mente que existe.

En su obra Escritos Misceláneos, Mary Baker Eddy escribe: "El hombre es la imagen y semejanza de Dios; todo lo que es posible para Dios, es posible para el hombre como reflejo de Dios".Escritos Misceláneos, pág. 183. Todos podemos hacer bien nuestro trabajo, porque somos los hijos inteligentes de Dios. Él nos da todo lo bueno y eso incluye buena memoria, buen humor y buenos modales. Dios es Amor, y Su amor nos da el valor para hacer cosas nuevas, y para contestar preguntas en clase. Dios es Verdad, y esto nos da la capacidad de expresar exactitud cuando hacemos los deberes que se nos asignan. Dios es Mente, y lo reflejamos estando alertas, siendo sensibles y considerados y prestando atención en clase a las explicaciones del profesor. Es bueno aferrarse al pensamiento correcto de que Dios es la Mente siempre presente cuando tenemos que dar exámenes. Puesto que la Mente nunca olvida, nosotros tampoco podemos olvidar. Dios nos ha dotado de inteligencia y nunca la podemos perder.

El comprender estas verdades, me ayudó mucho con mis problemas en el colegio. Me sentí con mayor confianza. Ya no me veía como "torpe" y perdí el temor de no poder aprender. Como resultado, mis calificaciones mejoraron. Me di cuenta de que aprender rápidamente no depende de la capacidad personal. No estamos solos ante las dificultades. Dios, la Mente divina, está con nosotros todo el tiempo. Comprendí que Dios era la fuente de mi inteligencia y con Su ayuda me fue posible demostrarlo.

Dios puede ayudarte a ti también. Si te estás esforzando en el colegio, y no ves los resultados, no te desalientes. No llevas una etiqueta que dice "caso irremediable del colegio", "sin habilidad para los deportes", o "sin talento". Si eso es lo que piensas, puedes librarte de esas etiquetas, como lo hice yo. Dios no nos ve como estudiantes fracasados, ni nos clasifica incorrectamente. Él nos ve como nos creó: con capacidad ilimitada, espirituales, perfectos, como Él es.

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