Ala Pregunta, "¿Cómo te va?", en mi ciudad, frecuentemente se oye la respuesta: "Tarde o temprano todo me irá mejor". Esta respuesta, aunque graciosa, deja traslucir cierta insatisfacción por la vida actual y una esperanza incierta por el futuro. Cuando enfrentamos problemas sin solución aparente, probablemente culpemos al jefe de estado, a un gobierno que no merece nuestra confianza o que no parece estar a la altura de sus responsabilidades, e intentemos encontrar consuelo en la esperanza de que las cosas cambiarán cuando un nuevo gobierno se haga cargo de la situación.
Tal estado de ánimo dista mucho de darnos seguridad. En efecto, ¿qué garantía tenemos de que el próximo gobierno será mejor que el gobierno actual? ¿Hay algo que podamos hacer para no sentir esa incertidumbre? La respuesta es afirmativa, porque no existen problemas que no tengan solución. Toda discordancia puede ser corregida. En su libro Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy afirma: "La Biblia contiene la receta para toda curación".Ciencia y Salud, pág. 406. Siempre que leemos con inteligencia este libro descubrimos que graves problemas de enfermedad, pesar, injusticia e incluso del gobierno, se pueden solucionar cuando comprendemos la ley divina, la gracia de Dios. El libro menciona, de la manera más simple, muchas verdades o leyes divinas, que podemos comprender y poner en práctica. En la epístola de Pablo a los Gálatas leemos: "...todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Gálatas 6:7
Reflexionemos un instante y tratemos de comprender por qué esta verdad es realmente revolucionaria. ¿Acaso no pone en nuestras manos una responsabilidad que no podemos eludir? Recogemos sólo aquello que sembramos. El agricultor que siembra maíz, no esperará encontrar fresas en su campo. Pero, usted se preguntará, ¿qué cosa debemos sembrar para "cosechar" un buen gobierno, una ciudad sin criminalidad, buenos vecinos, una familia feliz? ¿Ha considerado alguna vez que sus pensamientos son como una semilla? Tenemos la habilidad de sembrar buenos pensamientos. La Sra. Eddy escribe: "Jesús veía en la Ciencia al hombre perfecto, que aparecía a él donde el hombre mortal y pecador aparece a los mortales. En ese hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esa manera correcta de ver al hombre sanaba a los enfermos".Ciencia y Salud, pág. 476.
¿Cómo vemos nuestro gobierno? ¿Está compuesto de mortales corruptos, egoístas, incompetentes, megalómanos, delincuentes? ¿Tenemos esos pensamientos acerca de ellos? ¿Reaccionamos negativamente, con ira, violencia o escepticismo cuando escuchamos hablar de nuestros ministros en la radio o en la televisión? Entonces, estamos sembrando la mala semilla. Por el contrario, si pensamos que desde un punto de vista espiritual, su verdadera identidad expresa la naturaleza divina, y que por consiguiente en realidad somos todos hijos de Dios, creados a Su imagen y semejanza, estamos sembrando la buena semilla. Los buenos pensamientos que sembramos de este modo nunca son en vano.
El Apóstol Pablo ha exhortado a los cristianos "a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad". 1 Timoteo 2:1. ¿En qué consiste tal oración? Tener pensamientos negativos, de frustración, de crítica, no es de ningún modo lo que Pablo nos pide. El criticar a nuestros gobernantes tampoco nos permitirá obtener un resultado positivo. Orar por alguien significa bendecirlo, invocar la gracia divina sobre él. Actuar así de ningún modo significa que estamos garantizando el mal. Al contrario, es la manera más eficaz de luchar contra el mal. El mismo Pablo nos dice: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo". Efesios 6:12
¿Cómo podemos enfrascarnos en una lucha semejante? Si pensamos, por ejemplo, que nuestro gobierno es deshonesto, ¿qué podemos hacer? ¿Podremos acaso cambiar los ministros a nuestro parecer? Y de ser así, ¿cómo podríamos estar seguros de la honestidad de aquellos que vendrán después? ¿No sería mejor dirigirnos directamente al origen, combatiendo la deshonestidad, "la fuerza de la maldad"? ¿Cómo? Como hizo Jesús, orando, comprendiendo la totalidad del bien y la nada del mal; teniendo presente la pureza de la creación divina, esforzándonos por ser nosotros mismos el ejemplo de la honestidad, viviéndola cotidianamente. La Sra. Eddy habla del mal en estos términos: "El mal no tiene realidad. No es ni persona ni lugar ni cosa, sino simplemente una creencia, una ilusión del sentido material".Ciencia y Salud, pág. 71. ¿En qué se convierte una ilusión cuando es descubierta? ¿Qué sucede con la pesadilla cuando uno se despierta? Vemos su nada.
Hace un tiempo aprendí a sembrar buenos pensamientos, y así ha sido mi cosecha. De hecho viajo con bastante frecuencia. El aeropuerto desde el cual viajo tiene varios servicios de seguridad, y es famoso por las molestias que les causan a los que viajan. Yo mismo siempre había temido estas molestias. Dos o tres viajes que había hecho en el pasado no me habían dado una buena imagen de estos servicios. No obstante, cuando llegó el momento de hacer otro nuevo viaje, comencé a orar para enfrentar el miedo que me invadía frente a los controles de la policía. Afirmándome en lo que sabía gracias a la Christian Science* — que el hombre creado por Dios es siempre bueno y perfecto — negué todas las connotaciones negativas atribuidas a los servicios de seguridad de ese aeropuerto. En lugar de reaccionar contra el gobierno por su incompetencia al permitir que más de diez servicios trabajaran en este lugar, pensé mejor en el "Amor divino". Si todos los agentes de estos diferentes servicios de seguridad pensaran en el Amor divino, ¿habría acaso alguna razón para lamentarse por la abundancia del Amor? Pensé en cada uno de estos servicios de seguridad, y en aquello que los motivaba. Eran hijos de Dios: mis hermanos y hermanas, expresiones del ser de Dios, quien es Mente, Vida, Verdad, Amor.
Esta vez, a bordo del avión que me llevaba de regreso a mi país, pude manifestar la alegría del regreso. El miedo simplemente no tenía sentido. Al bajar del avión todo me pareció diferente. Los mismos servicios estaban allí, pero yo saludaba a todos con una sonrisa. Pasé rápidamente todos los controles, y no inspeccionaron mi equipaje, como había sucedido en el pasado. Recogí lo que había sembrado.
La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: "Dejad que el modelo perfecto, en lugar de su opuesto desmoralizado, esté presente en vuestros pensamientos".Ibid., pág. 407.
Sin duda necesitamos de buenos gobiernos y podemos tenerlos sembrando la buena semilla, teniendo pensamientos puros, honestos, desinteresados, positivos y colmados de Amor. Cuando comprendemos estas verdades que nos liberan, nuestra respuesta a la pregunta, "¿Cómo te va?", será más simple y más segura: "Muy bien, gracias".