Hace Algunos Años, al conocer la Christian Science, pude liberarme de la dependencia de tomar medicamentos para mantener mi salud. Desde niña había padecido de una severa desnutrición, desarreglos glandulares y agudos dolores de cabeza. Se me había diagnosticado que iba a tener que mantenerme con medicación y vitaminas para siempre, aunque en mi interior me rebelaba contra este diagnóstico.
Cuando comencé a leer Ciencia y Salud, aunque mucho de lo que leía me parecía contradictorio, después de las lecturas experimentaba una sensación de animación seguida de mucha serenidad. Tenía la esperanza de llegar a poder prescindir de los medicamentos. De modo que seguí leyendo el libro junto con las Lecciones Bíblicas semanales que se publican en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science.
Hubo pasajes de Ciencia y Salud que se quedaron en mí. Uno de ellos dice: "Levantaos en la fuerza del Espíritu para resistir todo lo que sea desemejante al bien. Dios ha hecho al hombre capaz de eso, y nada puede invalidar la capacidad y el poder divinamente otorgados al hombre" (pág. 393). También, una parte de la definición del hombre creado por Dios, en la página 475, que dice: "El hombre es idea, la imagen, del Amor; no es físico".
Comencé a experimentar libertad y confianza, y a sentir una mayor salud, fortaleza, fe y amor, en mis relaciones con los demás, en la casa, el trabajo y los deportes.
Una mañana, al toparme con un frasco de pastillas que tenía al lado de la cama, me dije: "Verdaderamente, no creo que estas pastillas le puedan hacer nada bueno al cuerpo físico". De inmediato sentí como un "plop" en los oídos, al mismo tiempo que recordaba que nuestro verdadero ser es espiritual, no en un cuerpo material.
Desde ese incidente, las molestias que padecía de desarreglos grandulares y de desnutrición desaparecieron. Llegué a darme cuenta de que lo que principalmente me alimentaba eran los pensamientos de Dios.
Los agudos dolores de cabeza también fueron desapareciendo gradualmente, todo esto en el término de unos ocho meses, y no recuerdo haber tomado más medicamentos.
Poco a poco, cambió el curso de mi vida, y hoy veo que ha sido más productiva y dependiente de valores espirituales.
La completa confianza en el poder de Dios para mantenernos bien y experimentar desarrollo espiritual es posible para todo aquel que tiene acceso al libro Ciencia y Salud. No hay nada que se pueda comparar al hecho de aprender que nuestra verdadera identidad es espiritual porque somos hijos de Dios, y que Él nos otorga la capacidad de mejorar y avanzar en la vida, y ser así de un mayor servicio a la humanidad.
Cuernavaca, Morelos, México