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Un remero se apoya en Dios para obtener curación y fortaleza

Del número de septiembre de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En La Universidad formé parte del equipo de remo en la categoría de peso pesado, y en el verano, del equipo de un club que practicaba dos veces al día. En una ocasión, al final de la práctica matutina, me lastimé la espalda. Minutos después, el entrenador me dijo que en la práctica de la tarde iba a tener que competir para obtener un lugar en el equipo titular. La espalda es un elemento básico para mover el remo, y una lesión en la espalda puede ser el fin de la carrera de un remero. En el pasado, cuando oía que los remeros se quejaban por las lesiones o el dolor, siempre rechazaba en mi pensamiento la necesidad y aun la posibilidad de tal sufrimiento; sabía que, como somos los hijos perfectos y espirituales del Espíritu perfecto, Dios, el dolor y las lesiones no pueden tener autoridad sobre nosotros.

Ese día de verano, pasé las horas anteriores a la práctica de la tarde leyendo Ciencia y Salud. Oré para poder ver claramente mi identidad como el hijo perfecto y completo de Dios. Sabía que tenía el derecho de expresar salud. En especial, estas dos declaraciones de Ciencia y Salud me hablaron de mi derecho a tener salud en ese mismo momento, sin importar lo que los sentidos físicos parecieran decir: "En la Ciencia no puede existir ningún poder opuesto a Dios, y los sentidos físicos tienen que abandonar su falso testimonio" (pág. 192), y "'[El] Verbo fue hecho carne'. La Verdad divina tiene que conocerse por sus efectos tanto en el cuerpo como en la mente, antes que pueda demostrarse la Ciencia del ser" (pág. 350).

También oré por la competencia en la que participaría; ésta era una oportunidad para expresar a Dios, y no para vencer a alguien. Yo sabía que mi oponente también estaría expresando y viendo la belleza y la maravilla del universo de Dios. A la hora de la práctica vespertina, el dolor de espalda había desaparecido totalmente; no hubo ni rastro del mismo mientras remaba, ni en las prácticas de los días siguientes. Logré conseguir un lugar en el equipo, pero lo más importante para mí fue lo que aprendí en esa experiencia.

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