Mary Baker Eddy, a pesar de su intensa labor de continuar con la obra de curación cristiana iniciada por Cristo Jesús, percibió que esta obra de carácter religioso trascendería únicamente si podía responder a las necesidades de la humanidad.
Jesús bendijo a la humanidad sanando el pecado y la enfermedad, pero esto no fue el resultado de su labor personal; fue el espíritu de bien que Jesús representaba el que llevó a cabo esta labor. Fue el Cristo, que Jesús expresaba, quien produjo estas bendiciones.
La Sra. Eddy se refiere al Cristo en su obra Ciencia y Salud de la siguiente manera: "El Cristo es la verdadera idea que proclama al bien, el divino mensaje de Dios a los hombres que habla a la consciencia humana" (pág. 332).
Fue este impulso del Cristo lo que llevó a la Sra. Eddy a servir a Dios y Su plan de salvación para la humanidad.
Ese amor desinteresado se vio en los comienzos, en los primeros pasos de su descubrimiento de la Christian Science. En un momento en que la predicación era de carácter personal, fue revolucionario que una mujer como la Sra. Eddy (dadas las costumbres de aquella época, que la mujer sólo podía dedicarse a las tareas hogareñas y al cuidado de sus hijos), pensara en la posibilidad de cambiar la tradición y dar al mundo un Pastor que pudiera guiar y alentar a la gente en todo momento.
Este Pastor es la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, que hoy está a mano para ser consultado en nuestros hogares, en los lugares de trabajo, en nuestros viajes. En cierta forma se parece mucho a un pastor de ovejas. Sabemos que los pastores cuidan de sus ovejas, las guían a pastos delicados, y cuando alguna se aleja del redil, el pastor vela por ella para que tome la senda y vuelva a unirse al rebaño. También las protege del mal tiempo y sana a las enfermas.
Cristo Jesús lo declaró al corregir a publicanos y pecadores: "¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?" (Lucas 15:4)
Del mismo modo, este Pastor puede dar consuelo en todo momento, proteger en tiempos de adversidad, conducir a aguas de reposo y a manantiales de agua viva. El sinónimo que se relaciona con el término "pastorear" es "apacentar", término que puede tomarse también como la acción de instruir, enseñar y educar. Estas tres características son ejemplos muy visibles de lo que el estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud hacen por los que practican sus enseñanzas.
En el Evangelio según Juan leemos: "Y a sus ovejas llama por nombre, y las saca, y va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños" (Juan 10:4, 5). ¿No nos está diciendo este pasaje que no se pueden seguir al mismo tiempo dos caminos divergentes? Realmente, los que siguen la voz, o intuiciones espirituales que Dios nos da, no pueden escuchar al mismo tiempo voces de temor, ni desaliento ni odio.
Los que siguen las enseñanzas de este Pastor también encuentran curación. Al estudiar estos dos libros aprendemos a sanar por medios espirituales, y así emulamos al gran Maestro, Cristo Jesús.
La base de la curación espiritual es el reconocimiento de que el hombre fue creado a semejanza de Dios, y que, por lo tanto, no puede expresar nada que no sea el bien y la armonía. La curación de un familiar muy allegado a mi familia ilustra esta gran verdad.
La base de la curación espiritual es reconocer que el hombre fue creado a semejanza de Dios, y no puede expresar nada que no sea el bien y la armonía.
Este familiar había sufrido de várices por más de 30 años. Un día, mientras sufría de una fiebre muy alta, una de las piernas inflamadas se abrió con abundante hemorragia.
Lo primero que hizo fue orar de todo corazón. De esta forma pudo dejar de sentir que estaba en peligro y separada del amor de Dios. Esto no era nuevo para ella, puesto que en otras oportunidades había sentido esa seguridad y entendimiento espiritual obtenidos por medio del estudio del Pastor antes mencionado.
Así, fue reconociendo gradualmente que era guiada a pastos delicados, tal como un pastor lo hace con sus ovejas, y que estaba a salvo del inminente peligro, pues el Amor divino estaba con ella.
También se dio cuenta de que debía examinar profundamente su corazón y estar dispuesta a sanar primero ciertas heridas que le venían molestando, como los recuerdos persistentes de un pasado familiar desdichado.
Al día siguiente, comenzó a sentir una libertad y felicidad indescriptibles. También estuvo dispuesta a perdonar. Finalmente se hizo evidente la curación. Fue una cirugía perfecta, sin instrumento alguno, salvo la oración.
Hoy, varios años después, las heridas han cicatrizado por completo, no queda protuberancia alguna y la condición no se ha vuelto a repetir.
Esta experiencia nos muestra que el Pastor de la Christian Science también nos regenera y nos ayuda a librarnos del pecado. Nos habla con firmeza pero al mismo tiempo con amor, con ese Amor imparcial que consuela a todos los afligidos sin excepción.