Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¡No desistas de la vida!

Del número de febrero de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Anímate y colabora con el Heraldo. Escribe un poema, dibuja una historieta, cuéntanos esa experiencia interesante que tuviste, o si quieres, consúltanos tus dudas, para nuestra columna PyR. ¿Ya viste el Heraldo para Teens de Noviembre de 1999? Envíanos tu colaboración a: Suzanne Smedley Teen Editor; The Herald of Christian Science, One Norway St. A-45; Boston, MA 02115, EE.UU.

Hace Algunos años, durante un verano, estaba con mi familia en una ciudad de la costa. Yo tenía muchas ganas de aprender surfing, y vi que allí había una casa que alquilaba tablas hawaianas. En la primera oportunidad que tuve, alquilé una tabla y entré al mar. El día estaba nublado y ventoso, y no había nadie en la playa. No me detuve para pensar en las condiciones del mar, que estaba "agitado", o sea, con olas mucho más altas de lo que parecía desde la playa, y con una corriente muy fuerte.

Comencé a deslizarme sobre las aguas poco profundas. Aprendí bastante rápido y empecé a adentrarme más en el mar, sin prestar atención a la corriente y a la fuerza de las olas. El intervalo entre una ola y otra fue haciéndose cada vez menor, y tenía que hacer mucho esfuerzo para seguir nadando, porque el agua me arrastraba hacia abajo. Me era difícil subir a la superficie para respirar. En determinado momento, ya no conseguía subir a la tabla y decidí regresar para estar más cerca de la playa. Mas no lograba salir del lugar, tal era la fuerza de la corriente en contra. Cada ola que pasaba, me hundía y giraba, de manera que perdía la referencia de dónde estaba la superficie y sólo conseguía encontrarla cuando sentía el tirón de la tabla que tenía agarrada al tobillo. Entonces una ola muy grande rompió justo encima de mí y cortó la cuerda que sostenía la tabla. De ahí en adelante no lograba saber dónde estaba la superficie y giraba continuamente debajo del agua. Estaba cansado y sin aire; me sentía agotado.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / febrero de 2000

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.