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La provisión de Dios es segura

Del número de febrero de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¡Qué Difícil parece pagar una cuenta cuando nos va a llevar todo lo que nos queda en la chequera! Pero cuando aprendemos que Dios es Amor infinito, comprendemos que el cuidado que nos brinda no es esporádico sino constante y permanente. Afirmar la bondad de Dios y Su presencia es una oración poderosa que satisface toda necesidad. Eleva nuestro pensamiento por encima de las cifras limitadas de la chequera, hacia el cuidado constante de Dios; abre nuestros ojos a Su provisión espiritual que está aquí mismo, y esto produce un cambio en la escena humana.

La Biblia abunda en ejemplos de gente que recurrió a Dios y vio satisfechas sus necesidades de una manera práctica. Cuando Moisés guió a los hijos de Israel fuera de Egipto, clamaron por comida y su pedido fue satisfecho con el maná. Véase Éxodo Cap. 16. Esta provisión diaria continuó por cuarenta años, o sea todo el tiempo que fue necesario. No obstante, no podían guardarlo; cuando guardaban algo que no requerían ese día, se echaba a perder. Se vieron obligados a confiar en que Dios alimenta a Su linaje según su necesidad.

Cuando Cristo Jesús tuvo que pagar los impuestos, Véase Mateo 17:24–27. tuvo lo necesario. Y demostró que siempre que necesitaban algo, Dios se los proveía. El cuidado que Dios brinda hoy al hombre es tan eficaz como entonces. Cuando dejé mi trabajo para dedicarme más tiempo a servir a Dios, tuve que superar el temor de no llegar a tener lo suficiente para pagar mis cuentas. Oré para comprender mejor que la provisión que Dios brinda al hombre es un hecho establecido. Sabía que Dios, el Amor, no puede privarnos de Su amor de la misma manera que no podemos existir sin Él. Puesto que hemos sido hechos a imagen del Amor, podemos amar con un afecto inagotable; no tememos que el amor que sentimos por los demás vaya a disminuir. El amor de cada día es fresco y nuevo. Surge a medida que lo vamos usando. Vi de una manera muy práctica que esto es provisión. Cada día Dios provee a Su hijo con amor, inteligencia, dignidad y honestidad, que son nuevos a cada instante.

Un día que estaba orando por provisión, comprendí que su opuesto no es escasez, sino demanda. Obtuve una nueva comprensión del término demanda en Ciencia y Salud. Al hablar de gente humanitaria expuesta a ciertas inclemencias que la mayoría de la gente no podría soportar, Mary Baker Eddy escribe: “La explicación está en el apoyo que recibieron de la ley divina que superó a la humana. La exigencia espiritual, al subyugar la material, provee energía y fortaleza que superan a todo otro auxilio e impide el castigo que nuestras creencias asociarían con nuestras mejores acciones”.Ciencia y Salud, pág. 385.

La demanda espiritual trae provisión. Sólo el concepto mortal de que la materia es la sustancia de la realidad, considera que la demanda es una indicación de escasez o insuficiencia. El requisito de que paguemos nuestras cuentas indica que tenemos la demanda de obtener comprensión espiritual y expresar gratitud por los bienes y servicios que recibimos, y de obedecer la ley. Esta demanda no es algo malo que necesitamos temer. Es el constante requisito de Dios de que lo reflejemos a Él. A medida que comprendí que la demanda es que seamos compasivos, obedientes, agradecidos, comencé a percibir que Dios nos estaba dando los medios para responder a esas demandas. No hay nada verdaderamente bueno que Dios no nos lo esté proporcionando.

Poco después, se venció el seguro del coche. Había tenido unos gastos inesperados, y no me alcanzaba el dinero para pagarlo. Teniendo en cuenta que el seguro es algo que debo tener y es requerido por ley, quise obedecer. Escribí un cheque por toda la cantidad y fui al correo para enviarlo. De camino, reconocí la provisión que Dios me había dado para responder a otras necesidades que habíamos tenido, y supe que Él cuidaba de nosotros. Tendríamos que hacer algunos sacrificios para cubrir este pago, pensé, pero supe que mi intención era la correcta. Cuando regresé a casa, había un cheque en el buzón. La suma era igual a la del cheque que acababa de enviar. Esto era una evidencia de mi comprensión de la provisión infalible de Dios, que da poder al hombre para actuar de acuerdo con el Principio divino, el Amor.

Dios no sabe nada de dinero ni de materia. Se conoce a Sí mismo, el Amor, la Verdad y la Mente divinos. En Escritos Misceláneos, Mary Baker Eddy declara: “Dios nos da Sus ideas espirituales, y éstas a su vez, nos dan nuestra provisión diaria”.Escritos Misceláneos, pág. 307. Estas ideas no nos muestran simplemente cómo obtener o ganar dinero, sino que son la provisión misma. A medida que somos compasivos (exigiendo la provisión del Amor), honestos (demandando la provisión de la Verdad), la provisión se evidencia de maneras prácticas que satisfacen nuestra necesidad. La provisión y la demanda son la causa y el efecto. La demanda no puede exceder la provisión, porque es el resultado de la provisión. No hay que temer a la demanda como tampoco se temería a la provisión. Hay dos maneras de considerar la misma cosa: el amor de Dios. Esta provisión no se puede acumular ni ahorrar para una emergencia; se manifiesta a medida que reflejamos a Dios.

La provisión se manifiesta a medida que reflejamos a Dios.

Mientras oraba de este modo, percibí que puesto que todo el bien viene directamente de Dios, ninguno de Sus hijos depende necesariamente de otro para tener provisión. Del mismo modo, el bien que se le da a uno, no disminuye el de otro. La vitalidad de uno no puede disminuir la vitalidad de otro; la honestidad de uno no puede hacer que su semejante sea menos veraz; a menudo la compasión que uno expresa ayuda al prójimo a expresar más amor. El universo de Dios en su totalidad debe obrar en conjunto, en un equilibrio perfecto de provisión y demanda.

Pablo vio la aplicación práctica de esta reciprocidad del bien. Escribió a los Corintios: “Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme lo que tengáis. Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad”. 2 Corintios 8: 11–14.

La gratitud por cada nueva perspectiva que obtenemos de la provisión de Dios, abre nuestro pensamiento para que tengamos una confianza más profunda en Él. A medida que damos los pasos humanos para obedecer las demandas de Dios, el camino se va abriendo para que cumplamos nuestras obligaciones con integridad, alegría y amor.

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