¿Quién Se Sube al automóvil, arranca el motor, oprime el acelerador y empieza a manejar, sin tomar firmemente el volante? Obviamente, nadie que quiera manejar con seguridad hace algo así. Cuando uno maneja, es indispensable mantener el control del vehículo.
Se habrá dado cuenta de que, cuando se trata del control de uno mismo, ya sea de las emociones, los apetitos, el comportamiento, las habilidades y hasta la salud, parece que mucha gente ha renunciado a ese control.
“No lo puedo evitar”, se dice con frecuencia como una excusa del mal comportamiento. “Ni modo, así soy yo”, es la justificación de un carácter muy volátil, o un apetito fuera de control. “No tengo mucha coordinación”, explica un deportista mediocre. “Quiero sentirme mejor, pero yo no puedo controlar lo que siente mi cuerpo”, argumenta otro que sufre de dolor crónico.
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