¿Qué Haría Usted si tuviera que elegir entre la pobreza y la riqueza, una u la otra, sin términos medios? Lo más probable es que elijiría la última. No obstante, al enfrentarnos a las circunstancias, creyendo que definen nuestras posibilidades, generalmente nos conformamos con el término medio; parece suficiente si podemos cumplir con las obligaciones. Pero si tuviéramos que elegir entre la escasez y la prosperidad, ¿acaso no elegiríamos la prosperidad? La verdad es que usted puede elegirla, y verla manifestada en su vida.
Ahora bien, es muy importante considerar qué es la riqueza. Seguramente Cristo Jesús se refería a ella cuando dijo: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?... mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6: 25, 33.
Aquí el Maestro expuso una profunda declaración de causa y efecto. Nos dijo que la verdadera riqueza sólo se encuentra en Dios; en otras palabras, la riqueza es realmente espiritual.
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