Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Es la riqueza material o espiritual?

Del número de febrero de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué Haría Usted si tuviera que elegir entre la pobreza y la riqueza, una u la otra, sin términos medios? Lo más probable es que elijiría la última. No obstante, al enfrentarnos a las circunstancias, creyendo que definen nuestras posibilidades, generalmente nos conformamos con el término medio; parece suficiente si podemos cumplir con las obligaciones. Pero si tuviéramos que elegir entre la escasez y la prosperidad, ¿acaso no elegiríamos la prosperidad? La verdad es que usted puede elegirla, y verla manifestada en su vida.

Ahora bien, es muy importante considerar qué es la riqueza. Seguramente Cristo Jesús se refería a ella cuando dijo: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?... mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6: 25, 33.

Aquí el Maestro expuso una profunda declaración de causa y efecto. Nos dijo que la verdadera riqueza sólo se encuentra en Dios; en otras palabras, la riqueza es realmente espiritual.

La Biblia pone en claro que Dios es bueno y la única fuente del bien; entonces, todo lo que aparenta ser escasez, ya sea de provisión, salud o felicidad, indica una comprensión incorrecta de Dios y Su creación perfectamente ordenada. La Biblia nos dice que Dios es Espíritu; por lo tanto, la verdadera sustancia es Espíritu, no materia. La Biblia también implica que Dios es Mente; y ¿qué puede haber en la Mente que no sean ideas? Como la imagen, el reflejo espiritual, de la Mente perfecta y única, el hombre incluye todas las ideas correctas; él expresa todo lo que Dios es, incluyendo perfección, sustancia perfecta, creatividad, sabiduría, alegría y paz. Cuando percibimos nuestro estado espiritual como hijos e hijas de Dios, donde nunca escasea cualidad alguna del Padre, se abre un nuevo panorama y se nos revela cuál es la base de la verdadera riqueza. Esta perspectiva espiritual de la creación es la única que realmente existe. La creencia contraria de que somos mortales viviendo en un mundo material, es la base de todas las dificultades, pero esta perspectiva falsa de la creación —aunque parezca una realidad palpable— es únicamente la suposición de una vida sin Dios; no es la verdad acerca de la existencia.

A medida que rechazamos con persistencia esta creencia limitada sobre nosotros mismos y los demás, obtenemos una visión más clara de la realidad, y como resultado superamos las limitaciones. Ciencia y Salud dice: “A medida que los mortales alcancen conceptos más correctos de Dios y del hombre, innumerables objetos de la creación, que antes eran invisibles, se harán visibles. Cuando comprendamos que la Vida es Espíritu, nunca en la materia ni de la materia, esa comprensión se desarrollará en auto-compleción, encontrándolo todo en Dios, el bien, sin necesitar ninguna otra consciencia”.Ciencia y Salud, pág. 264.

Como podemos ver, la riqueza no sólo es espiritual, sino también siempre presente, constante y está al alcance de todos por igual. El hombre siempre se encuentra en la presencia del bienestar, inseparable de la provisión de Dios debido a la relación que tiene con Él. En la parábola del hijo pródigo que relató Jesús, el padre le dice al otro hijo, que se siente menospreciado: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”. Lucas 15:31. Esto es verdad para cada uno de nosotros, ahora mismo; todo lo que Dios incluye, nos pertenece por ser Su semejanza.

Mi familia tuvo una experiencia que ayuda a ilustrar esto. Llegó un momento en que el negocio de mi marido no recibía pedidos, y los proyectos nuevos estaban programados para comenzar dentro de varios meses. Encima de esto, llegó inesperadamente un recibo de impuestos que se debía, y era una cantidad grande. Según parecía, no íbamos a tener suficiente dinero para vivir durante ese período, mucho menos para pagar el impuesto en la fecha correspondiente.

Al recurrir a Dios en busca de una respuesta, nos dimos cuenta de que era una equivocación dejarnos impresionar por las apariencias tan sombrías, de manera que en lugar de preocuparnos, cada día agradecíamos el bien que ya estaba presente en nuestra vida. Al hacerlo, descubrimos que teníamos muchas cosas por las cuales estar agradecidos en ese mismo momento. Sabíamos que toda falta de armonía que parecía estar presente, no formaba parte de nuestra experiencia. Fundamentalmente, el problema no era financiero, sino un falso concepto acerca de la creación buena de Dios; y para corregir ese concepto falso, lo reemplazamos con lo que sabíamos era verdad acerca de la providencia inmutable de Dios. Nos esforzamos por comprender que sólo el bien podía estar presente en nuestra experiencia. A diario mi esposo buscaba maneras de servir a los demás y expresar en mayor medida las cualidades sobre las que habló Cristo Jesús en el Sermón del Monte. Véase Mateo, caps. 5–7. Cada día teníamos la expectativa de recibir sólo el bien; sabíamos que nuestras necesidades ya estaban satisfechas por Dios, y que simplemente teníamos que verlo nosotros mismos. Comprendimos que el Padre y Su bondad no van y vienen; están siempre presentes. Era sólo una perspectiva limitada de las cosas la que nos hacía creer que no poseíamos todo lo que necesitábamos en ese momento.

Al orar con estas ideas, nuestro concepto de provisión y del negocio, cambió radicalmente. Antes habíamos considerado que la provisión era dinero en el banco, un ingreso y posesiones materiales; ahora representaba para nosotros la riqueza de ideas espirituales que debíamos aplicar y compartir con los demás. Antes habíamos considerado que el negocio era estrictamente un esfuerzo basado en el compromiso, la percepción y la perspicacia personales; ahora se transformó en una oportunidad para servir a Dios y al hombre.

Entonces un día, mi esposo recibió una llamada de un conocido, preguntándole si le interesaba hacer un trabajo de consultoría por unos meses. Mi esposo aceptó este trabajo con mucha gratitud, y resultó que el pago que recibió no sólo nos alcanzó para vivir cómodamente durante esos meses, sino que nos permitió pagar también el impuesto.

Es un hecho que la Christian Science no tiene el propósito de ayudarnos a vivir más cómodamente en la materia. Por el contrario, su propósito es aniquilar el yugo auto impuesto de conceptos basados en la materia, y permitirnos obtener un punto de vista más preciso de Dios y el hombre. Como consecuencia natural de este punto de vista corregido, la escasez y la limitación van desapareciendo de nuestra experiencia.

No tenemos por qué aceptar la escasez. Podemos estar alertas y ser receptivos al bien que está presente en nuestra vida con abundancia, el bien que está siempre a nuestro alcance porque su fuente es Dios.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / febrero de 2000

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.