Queridas hermanas:
Me encanta la belleza, la paciencia y la dulzura de madre que expresan. Y valoro su sabiduría, su humor, su sensibilidad, su expresión artística. también admiro su dedicación. Veo en ustedes mucho de Dios, mucho bien. Como ustedes, yo también uso los coloridos saris. También confío en que en cierta medida expreso la gracia que ustedes tienen.
En una ocasión le pregunté a una de ustedes qué pensaba de Krishna y de su consorte Radha, de quienes se habla tan a menudo en las Escrituras hindúes. Ella unió sus manos sobre su cabeza y con gran énfasis dijo: “Una devoción suprema del uno por otro, muy por encima del amor humano”.
La lealtad al pacto matrimonial no necesita ser destructiva, como la ha sido para ustedes durante siglos cuando a veces fueron obligadas a saltar al fuego de cremación del marido. En aquellos días, el esposo era más un dios que un compañero para ustedes. La Biblia eleva el concepto de “compañerismo” en el matrimonio, al nivel más elevado, reflejado en este versículo de lsaías 54:5: “Porque tu marido es tu Hacedor”. Y Mary Baker Eddy, desarrolla más esta idea cuando dice: “[Dios] es... el único pariente verdadero del hombre en la tierra y en el cielo” (Escritos Misceláneos, pág. 151:13).
Todos estamos aprendiendo más sobre nuestra relación con Dios, que es el Amor.Es un gozo para mí afirmar la verdad sobre esta relación y reconocer que el Amor divino se percibe en la tierra en que esposos y esposas pueden en mayor medida amarse unos a otros como iguales, en la India y en todo el mundo.